Para todos los que nacimos y crecimos en la época pre-internet en México, el centro de toda actividad cultural, social y lúdica era la televisión. Negarlo sería mentir o burlarse de los menos afortunados que no salían con tanta frecuencia a disfrutar de actividades propias de la alta cultura (o al menos de ir al cine cada semana).
La tele fue nuestra niñera, esa madre adoptiva que nos cuidaba mientras la real se encontraba ocupada; la sustituta que nos entretenía en vacaciones, la nodriza de quien succionábamos conocimiento. El destino quiso que justo el 10 de mayo de 1952 iniciara transmisiones de XHGC Canal 5, “Una estación mexicana al servicio de México”, como rezaba su primer eslogan. En sus primeras imágenes, el canal mostraba a las madres amorosas que eran festejadas por el diario Excélsior en su día. ¿Qué mejor inicio que ese?
Durante un tiempo, Canal 5 fue el brazo de la televisión mexicana del que emanaba lo alternativo, lo subterráneo, lo rebelde y hasta lo erótico. Fue el caldo de cultivo para la experimentación y referencia principal de muchos creadores.
Hoy, en su 65 aniversario, en Código Espagueti hacemos un ejercicio de la memoria y recordamos algunos de los momentos fundamentales de XHGC en la cultura popular. Porque el Canal 5 tuvo un lugar privilegiado en la televisión mexicana, un lugar que marcó a varias generaciones con una programación que se convirtió, de alguna forma, en su verdadero “servicio a la comunidad”.
El rey del anime
(Mushi Production)
Por: Edgar Olivares (@robotdice)
1974 fue el año que el anime japonés llegó a México de la mano robótica de Astroboy. El personaje insigne del maestro Osamu Tezuka aterrizó en Canal 5 y detrás de él llegó una oleada de héroes y heroínas diferentes, alternativas a las historias de chistes cortos a los que nos tenía acostumbrada la animación gringa “para niños”.
Los mexicanos ya se habían enamorado de la cultura nipona gracias a la Señorita Cometa (también transmitida por el Canal 5), pero Astroboy sentó las base de la cultura que hoy vemos madura y sana en convenciones, encuentros, negocios y en la vida cotidiana en general. Detrás del pequeño robot llegaron Fuerza G, Capitán Centella, Fantasmagórico, para una década después expandirse a placer con dramas que permanecen en rotación hasta la fecha (en otros canales) como Candy Candy, Remi, Heidi, Belle y Sebastián, La Familia Robinson, ¡Hola, Sandybell!, Las aventuras de Tom Sawyer, o Ruy, el pequeño Cid. Así fue hasta el canal logró asegurar su trono entre las preferencias de todo mexicano con Mazinger Z, que se estrenó en Canal 5 el 31 de marzo de 1986. Esta última serie pegó con más fuerza entre los capitalinos, que apenas se recuperaban del desastre que representó el sismo del 85.
¿Quién no dijo alguna vez “¡Sacarracatelas!”, expresión nacida en Lala Bell? ¿Quién de los que fueron niños en los ochenta no contemplaron su primer desnudo femenino en la trasformación de La Pequeña Gigi? ¿Quién no quizo pertenecer a uno de los escuadrones de Robotech o Voltron (versiones norteamericanas de clásicos nipones)?
Los coloridos personajes y maravillosas historias tomaron por asalto a un público de todas las edades que no podían detenerse a pensar si toda aquella turboerótica cultura que nos invadía formaba parte de un plan maligno para mantenernos atentos al televisor (aunque algunos lo intentaron).
Para los noventa, con la llegada de TV Azteca y su barra “infantil” llegó Caritele. De la mano de Adriana Castro (la conductora), Japón volvió a invadirnos de una forma más agresiva. Los Caballeros del Zodiaco, Fly y Sailor Moon acapararon la conversación en todas las pláticas. Canal 5 no podía quedarse rezagada, así que declaró la guerra para conservar su trono como soberano protector del anime en México y trajo Los Súper Campeones, Gatos Samurai, El Mago de Oz, Peter Pan, Titila, Samed, el duende mágico, Dr. Slump o Ranma ½. Fue hasta que, en 1996, logró ganar la guerra con la transmisión de Dragon Ball, serie que junto con sus secuelas mantuvo al canal en el trono del público infantil y juvenil durante años.
Las trilogías: un corazón partido en tres
Por: Sergio Hidalgo (@zerxhidalgo)
Para todo joven cinéfilo de los años noventa la llegada de las trilogías de Canal 5 fueron un hecho trascendental, casi tan grande como la llegada de los cassettes Beta y VHS en los años ochenta.
Antes de la aparición de las trilogías, Canal 5 pasaba sus caricaturas menos atractivas los sábados por la mañana (incluyendo al insufrible Denver, el Último Dinosaurio), al lado de algún programa de variedades de corte infantil que programaban por ahí de la una de la tarde (como el aburridísimo Mi planeta Azul con Mauricio Castillo, o El Show de los ¡Qué Payasos!, que hacían llorar a los niños con sus canciones didácticas), para dejar por la tarde los ñoños ciclos de películas familiares de Disney que intentaban divertirnos con bodrios como Casi Humano (con la estrella juvenil Jay Underwood), El Gato Más Rico del Mundo o, esa sí una joya infravalorada, Mr. Boogedy (y su inolvidable “Boogedy boogedy boo”). Es decir, a inicios de los noventa, con poquísimas excepciones, Canal 5 dejaba lo peor de su programación para el sábado.
Afortunadamente, un programador anónimo decidió aprovechar el enorme catálogo de películas de los grandes estudios hollywoodenses que estaban en poder de Televisa para lanzar un ciclo de cine que se volvería mítico: Las trilogías de Canal 5 (no confundir con Cine Permanencia Voluntaria, películas encadenadas una tras otra, sin nada en común, que salían los domingos después del mediodía).
En un inicio las trilogías eran, como su nombre apunta, una triada de películas relacionadas por formar parte de una franquicia. Por eso en un inicio pudimos ver series de películas como Karate Kid, Volver al Futuro, Star Wars, Chucky, El Exorcista, Star Trek, La Profecía, Rambo, Duro de Matar, Alien o Viernes 13.
Pero con el paso de los sábados el formato de los ciclos se expandió a trilogías protagonizadas por un mismo actor (con películas de Jean-Claude Van Damme, Tom Cruise, Arnold Schwarzenegger, Sylvester Stallone, Tom Hanks, John Cusack, Bill Murray, Charles Bronson, Macaulay Culkin, etc.), o a cargo de un único director (Steven Spielberg, James Cameron, Ron Howard, John Carpenter), para finalmente ceder paso a películas agrupadas por temas: cintas de vampiros, asesinos seriales, superhéroes, fantasía, monstruos del espacio, desastres naturales, o basadas en libros de Stephen King, etc. Ya en su punto de mayor éxito, los ciclos aumentaron con una cinta adicional (el pilón), para ser rebautizandos como las tetralogías.
Al tener que llenar más espacio, las trilogías perdieron mucho de su sentido y tuvimos que ver ciclos con nombres como Muñecos y Payasos (con películas de Chucky y ESO) o Muñecos de Navidad (formada por Gremlins y las tres primeras películas de Chucky). A mediados de la década pasada, cuando muchas de las cintas que se transmitían por Canal 5 emigraron a otros canales, las trilogías desaparecieron de la programación del canal, y hoy solo quedan como parte de la nostalgia de los que superan los 25 años.
En lo personal recuerdo con gran cariño lo que significó para mí ver a las 6 de la tarde —durante una trilogía de John Carpenter— la genial Sobreviven (They Live), una película que me impactó tanto como a otros niños de mi generación les ocurrió con ESO, otra consentida de las trilogías. Pido un aplauso para el amor, y otro por las trilogías del Canal 5, que descansan en algún lugar en el cielo de la programación televisiva.
Noches de terror y serie B
Por: José Luis Leguízamo (@leguizamou)
Desde muy pequeño me volví fan de las películas de terror. La culpa fue de mi padre, que cada fin de semana iba al videoclub para rentar algunas películas, entre las que siempre encontraba una de horror colada entre VHS con portadas de Schwarzenegger, De Niro o Stallone.
Además de las películas que mi padre y yo escogíamos para ver en casa una noche de sábado, comencé a alimentar mi gusto por el horror con la televisión. A mediados de los noventa y principios de los dosmiles el Canal 5 tenía cada semana una espectacular programación de grandes series animadas y películas, sin embargo, los viernes por la noche estaban reservados para la sangre, los gritos y el mal gusto.
Y es que en aquella época, el Canal 5 dedicaba su horario nocturno de los viernes para el horror. No hablo sólo de clásicos de los ochenta como Los Muchachos Perdidos (The Lost Boys), Juegos Diabólicos (Poltergeist), Chucky: el Muñeco Diabólico (Child’s Play) o La Hora del Espanto (Fright Night); en ese espacio también desfilaron propuestas independientes más oscuras como El Despertar del Diablo 2 (Evil Dead 2), Puerta al Infierno (Hellraiser) o Aullido (The Howling).
Pero lo que realmente me sorprende ahora, al mirar hacia atrás, es que Canal 5 transmitió películas de bajo presupuesto que tal vez de otra forma hubiera sido imposible de ver, sobre todo en esos años en los que apenas y se comenzaba a hablar de algo llamado internet.
Recuerdo perfectamente haber visto en la sala de mi casa cintas de culto como Re-Animator, Critters, Los Payasos Asesinos del Espacio Exterior (Killer Klowns from Outer Space), El Terror Llama a su Puerta (Nigh of the Creeps), El que no Debió de Nacer (It’s Alive) o El Heladero Asesino (Ice Cream Man). Incluso llegaron a pasar cosas que iban más allá de la serie B y que francamente eran una completa basura salvo por su humor involuntario, como una de mis favoritas de esa época: Carnosaurio (Carnosaur).
Ahora pienso en todas esas película y parece imposible que hayan tenido cabida en el mismo espacio que es hoy el Canal 5. Pero sí, hubo un tiempo en el que ese mismo canal transmitió en televisión abierta grandes glorias del terror y del cine basura. Cintas que marcaron generaciones que hoy seguimos encendiendo la pantalla a media noche, con la esperanza de encontrar por ahí alguna joya perdida del horror que logre erizarnos los pelos de la nuca o al menos sacarnos una carcajada.
Una vuelta de tuerca y un ejercicio de libertad creativa
Por: José Pulido (@RigoMortiz)
Para quienes crecimos en los noventa y no teníamos acceso a la televisión por cable, Canal 5 nos volaba la cabeza. Y con mucha razón. En primer lugar el canal fue concebido por el ingeniero Guillermo González Camarena, quien realizó importantísimo avances para la tecnología televisa a nivel mundial. Y aunque la primera transmisión de XHGC Canal 5 se realizó en 1952, su programación se fue transformando hasta volverse, a finales de los 80 y principios de los 90, en el canal de los más jóvenes, pero también el canal de series de televisión estadounidenses y programas que no cabían en el telenovelesco Canal 2.
Fue entonces que un conjunto de jóvenes decidió renovar las campañas del canal para darle la identidad fresca que los alocados noventa pedían a gritos. La Guerra Fría había llegado a su fin, el muro de Berlín daría paso a lo que algunos críticos consideran el final prematuro del siglo XX y el inicio de la globalización. En medio de este ambiente, Canal 5 renovó su imagen y la puso en función de jóvenes y niños que nos sentíamos sometidos a dudar todo el tiempo, aislados, tal vez un poco olvidados y escépticos, pero al mismo tiempo con ganas de movernos. Era como alguien dándonos un mazazo en la cabeza. Sentimiento que duró hasta bien entrados los dosmiles.
Aquí fue donde Alejandro González Iñárritu irrumpió como director general de conceptos creativos, con un estilo novedoso que tomaría lo mejor de esta época para crear anuncios que nos demolían los sesos. Y sobre todo dio ese toque de irreverencia que necesitábamos con promos como: “¿Quién te preguntó?” ,“Aguas con Canal 5” o “No seas mosca muerta” . Como olvidar ese sinsentido donde un carro cae del cielo o aquel en el que un hombre aplasta un huevo por sus polos mientras, en lugar de quebrarse el huevo, la cabeza se empezaba a cuartear.
Logotipos como el de “La Huella” (una marca dorada de felino que remitía al Gato GC) y lemas como “Energía visual” y “Es Más”, dieron paso al atómico logotipo del 5 plateado con naranja y cuyos eslogans seguramente recuerdas: “En tus cinco sentidos” y “En tu mismo canal”. Después de 1997 vino otra redefinición del canal, donde el número 5 figuraría con un asterisco (su imagen más famosa). Y aunque esta imagen, que se mantuvo hasta 1999, también fue sinónimo de una buena época para el canal, representó el último escalón antes de dar pie al nuevo milenio. Pero nada como esos irreverentes y absurdos promocionales del Canal 5, sinónimo de una época en la que muchos de nosotros crecimos.