El deshielo de los icebergs es un tema que preocupa a toda la comunidad científica y que se ha estudiado los factores que lo causan al igual que todas las consecuencias que puede traer que los continentes congelados desaparezcan.
Ahora se dispone de una actualización que tiene en cuenta factores anteriormente ignorados. El perfeccionamiento no es importante por las razones que se podrían pensar inmediatamente o como nos lo han hecho pensar (no afecta realmente a los modelos de aumento del nivel del mar )pero podría tener otras consecuencias significativas.
¿Vivimos engañados?
El estudiante de doctorado de la Universidad de Sidney Eric Hester dijo en un comunicado que cuando los científicos modelaron la velocidad a la que se derriten los icebergs, sus “modelos asumieron que los icebergs estacionarios no se derretían en absoluto”.
Foto: Freepik
Esto se debió a que los modelos se desarrollaron originalmente para investigar las opciones de remolcar icebergs desde la Antártida para regar los desiertos de Australia y Chile, dijo Hester a IFLScience. Como los creadores de los modelos se preocupaban por la tasa de fusión de los icebergs en movimiento, no se preocuparon por hacer bien las cuentas de los que no se movían, sobre todo porque esto fue antes de que los ordenadores hicieran los cálculos complejos menos desalentadores.
Muchos factores por observar
Hester ha abordado esta cuestión en Physical Review Fluids:
“Hay que tener en cuenta la velocidad a la que se mueve el agua, su salinidad, su temperatura y la forma del iceberg”, explica Hester a IFLScience. “Los antiguos modelos sólo tenían en cuenta la temperatura y el movimiento del agua”.
Hester descubrió estos enormes montículos de hielo suelen derretirse mucho más rápido de lo que preveían los antiguos modelos, y la forma es la parte especialmente importante. Descubrió que los icebergs se derriten por los lados aproximadamente el doble de rápido que por la base, y de manera aún más rápida por la parte delantera si se mueven en relación con el agua que esté a su al rededor.
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Es por ello que podemos decir que los icebergs profundos pero estrechos se funden más rápido que los anchos y planos. Hester y sus coautores han proporcionado ecuaciones para las tasas de fusión que tienen en cuenta estos aspectos.
Una vez que un iceberg se desprende de un glaciar, ya está flotando y, por el principio conocido desde Arquímedes, aumenta el volumen de los océanos. La rapidez con la que se derrita no cambia eso, a diferencia de lo que ocurre con el hielo apoyado en tierra. Sin embargo, el trabajo de Hester sigue teniendo importantes implicaciones climáticas.
La inyección de demasiada agua dulce en el Atlántico Norte ha desactivado en el pasado la circulación oceánica, en particular la corriente del Golfo, provocando un descenso de las temperaturas en el norte de Europa. Si se repitiera, el clima de Inglaterra podría parecerse al del Labrador, apenas habitado y situado en la misma latitud, mientras el resto del planeta se calienta. Entender la rapidez con la que se derriten los icebergs podría ayudarnos a predecir la probabilidad de que esto ocurra.
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