La noticia tecnológica del día vuelve a poner en el ojo del huracán a Facebook, debido a que el prestigiado diario The New York Times escribió un extenso reportaje que devela algunas de las prácticas más cuestionables de la red social, y se centra en cómo han intentado superar la crisis de credibilidad que enfrentan desde el escándalo de Cambridge Analytica.
De acuerdo con el diario neoyorquino, todos los problemas de Facebook iniciaron con la campaña de Donald Trump, cuando internamente Mark Zuckerberg delegó a Sheryl Sandberg (directora operativa de Facebook) la responsabilidad de decidir si los comentarios que subía Trump eran sancionables por la red social. Sandberg, que siempre ha tomado las decisiones políticas de la red social, en lugar de cumplir las normas de la compañía, pasó la tarea a la división que sirve de enlace político entre Facebook y los partidos de Estados Unidos. Al final, a pesar de que los mensajes de Trump sí iban en contra de las políticas de Facebook, decidieron no cerrar su cuenta para evitar problemas.
“Se argumentó que el Sr. Trump era una figura pública importante, y que cerrar su cuenta o eliminar sus publicaciones podría verse como una obstrucción de la libertad de expresión, dijeron tres empleados que conocían las discusiones. También se pensó que afectar a Trump podía avivar una reacción conservadora.”
Todos los problemas aumentaron cuando, dentro de Facebook, comprobaron que hackers rusos se habían aprovechado de la plataforma para desinformar a un enorme grupo de votantes, periodistas y políticos por medio de Fake News. Mientras Mark Zuckerberg minimizaba los hechos, e incluso se burlaba de los que afirmaban que desde Facebook se había favorecido a Trump, se realizó una investigación interna, conocida como Project P, que comprobó la proliferación de Fake News en un sentido claro, que favorecieron a Trump. A partir de aquí se vivió un debate interno, entre los que querían que el reporte se diera a conocer a la opinión pública, y los que afirmaban que eso sólo perjudicaría a la compañía.
Desde el principio Facebook sabía que las olas de Fake News y los ataques venían de Rusia, pero fue dando a conocer sus descubrimientos muy tímidamente, por miedo a la opinión pública y al Partido Republicano.
“Si Facebook implicaba a Rusia, dijo Joe Kaplan (vicepresidente de políticas públicas globales de Facebook), los republicanos nos acusarían de ponernos del lado de los demócratas. Y si Facebook derribaba las páginas falsas de los rusos, los usuarios habituales de Facebook también podrían reaccionar con indignación por haber sido engañados. su propia suegra, dijo Kaplan, había seguido una página de Facebook creada por trolls rusos.”
Fue, después de mucha presión, al final de la campaña para la presidencia en el 2016 que Facebook aceptó que 126 millones de sus usuarios habían visto los posts de la campaña de desinformación de origen rusa. Y, como esperaban, la opinión pública se fue contra Facebook.
Así, en octubre de 2017, Facebook se dispuso a limpiar su imagen, para eso contrató a Definers Public Affairs, una consultoría de relaciones públicas formada por ex políticos del Partido Republicano, que se ha especializado en aplicar tácticas que se suelen usar en campaña política en las relaciones públicas corporativas.
Tim Miller, ex portavoz de Jeb Bush, es la cara visible de Definers Public Affairs, quien suele decir que uno de sus fuertes es investigar todo lo posible a su rival, para aprovecharse de eso. Además de usar como una de sus frases hechas: “Es importante generar contenido positivo sobre tu empresa y mucho contenido negativo sobre tu competidor”.
Facebook rápidamente adoptó esa estrategia. En noviembre de 2017 se volvió una de las principales promotoras de una nueva ley que vuelven responsables a las empresas de internet de los anuncios de tráfico sexual que aparecen en sus sitios. Así, se enfrentó a Google, que había luchado contra el proyecto de ley durante meses, temiendo que sentaría un precedente para limitar la libertad en internet.
Antes de lograr limpiar su image, estalló el escándalo de Cambridge Analytica, que unificó al Partido Republicano y al Demócrata en contra de Facebook, por no saber resguardar los datos de millones de sus usuarios. Zuckerberg terminó por ser convocado al Congreso de los Estados Unidos, donde fue duramente cuestionado.
De acuerdo con el reportaje, Definers Public Affairs buscó evitar que la imagen de Zuckerberg y Facebook se quemara atacando a la competencia de manera feroz. Crearon un sitio web conservador llamado NTK Network, que comenzó a publicar docenas de artículos en los que se criticaba duramente a Google y Apple por sus prácticas de negocio. A pesar de que el sitio es muy pequeño, Breitbart (el medio conservador más importante en la red) lo suele usar como fuente de sus notas.
Después, la campaña de Definers Public Affairs pagada por Facebook se centró en atacar al millonario George Soros, quien fue el más crítico adversario de Facebook en la World Economic Forum. Finalmente, se dice que la consultoría ayudó a que el Comité del Senado fuera muy suave con Sheryl Sandberg, cuando le tocó acudir a defender a Facebook.
Además, a pesar de que todas las críticas eran sobre Facebook, la presión de la red logró lo que parecía imposible, que el Comité del Senado también buscara sentar en el banquillo de los acusados a Larry Page, fundador de Google, y Jack Dorsey, fundador de Twitter. Con esto, Facebook buscaba que la opinión pública viera que no eran sólo ellos los que tenían problemas. Además, cuando Larry Page se negó a ir a confrontar al senado, logró que durante unos días los medios lo atacarán por no acudir como Zuckerberg y Dorsey.
Así, quedan al descubierto algunas de las practicas corporativas de Facebook para intentar limpiar su imagen, y varias de ellas son, por lo menos, cuestionables.