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La censura en internet alrededor del mundo (ahora también en México) #EPNvsInternet

#EPNvsInternet no es una acción aislada. Lo que ocurre en México actualmente es parte de una tendencia mundial. Los argumentos con los que se intenta defender la #LeyTelecom no son...

#EPNvsInternet no es una acción aislada. Lo que ocurre en México actualmente es parte de una tendencia mundial. Los argumentos con los que se intenta defender la #LeyTelecom no son especialmente novedosos, han sido utilizados en muchos países alrededor del mundo, la mayoría de ellos (como México) están hundidos en un mar de violencia y descontento social. Lo que ocurre en nuestro país no es casual, responde a una tendencia que está inundando al planeta y que destroza las libertades civiles, de manera que, si analizamos lo que ha ocurrido en otros lugares podremos ver el reflejo de nuestra propia realidad, de lo que nos ha ocurrido y de lo que nos espera. No hay mejor forma de verse a sí mismo que a través del otro.

China

Enemigo favorito de Occidente. En lo que se refiere a la censura en línea, China controla mejor que nadie el contenido que sus ciudadanos pueden ver en internet. Su firewall es el más eficiente al momento de regular qué es lo que ven sus habitantes. Desde 1996 las leyes de regulación en China han construido un fuerte dispositivo de censura, el cual evita, entre otras cosas, que los ciudadanos de aquel país se desenvuelvan políticamente en la red. Según el gobierno, las leyes para controlar internet están planteadas para mantener la “Seguridad Nacional”.

El resultado es que en este país las opiniones no pueden ser distribuidas en internet. En otras palabras, si alguien no está de acuerdo en ciertas políticas, o simplemente no le parece bien el régimen que gobierna; tiene que guardarse su punto de vista. El de China es un caso extremo, pero las leyes que pretenden aprobarse en México no están muy lejos. Bajo el pretexto de la “Seguridad Nacional”, los comentarios que tiendan a “desestabilizar” el statu quo serán censurados. Todo puede empezar con acciones pequeñas, como remover el hashtag #EPNvsInternet; puede seguir con la imposibilidad de que yo escriba este artículo y que tú lo leas; y puede terminar con la frivolización de la red: sólo podremos compartir lo que carece de sentido político y social.

Según el artículo 145, las proveedoras de internet:

“Deberán preservar la privacidad de los usuarios y la seguridad de la red. Podrán bloquear el acceso a determinados contenidos, aplicaciones o servicios a petición expresa del usuario, cuando medie orden de autoridad o sean contrarios a alguna normatividad”.

Estados Unidos

La principal diferencia entre China y Estados Unidos en el caso del control sobre la red es que los chinos al menos siempre supieron que estaban siendo observados. El escándalo desatado por las revelaciones de Edward Snowden prueba que el autoproclamado “país de la libertad” se encuentra mucho más controlado de lo que aparenta. La Agencia de Seguridad puede pedir información a las principales empresas de internet sobre cualquier usuario del mundo. En algunos casos, ni siquiera tienen que pedir permiso. Con ello desatan una persecución paranoica a gran escala que sólo puede ser comparable a la “caza de brujas” del macarthismo.

El principal argumento para mantener esta gigantesca red de espionaje ha sido, también, la “Seguridad Nacional”. La ambigüedad de este término ha dado pie a las más torcidas interpretaciones. Por un lado la necesidad de preservar la seguridad implica que se encuentra amenazada. En un país que ha padecido los horrores del terrorismo, esta amenaza no puede sino causar pánico. Sin embargo, la incompetencia de las autoridades para resolver conflictos internacionales y la falta de capacidad de las policías locales son las causas primordiales de que el terrorismo siga siendo una amenaza. Podemos o no estar de acuerdo con ello, pero en lo que no hay duda es que los ciudadanos norteamericanos no son los culpables y no deberían someterse al control del Estado bajo ninguna circunstancia. Se supone que vivimos en la era de la democracia, pero el nivel de control de la NSA no tiene precedentes, ni en la más cruel dictadura, ni en el régimen monárquico.

En México, la vigilancia masiva será una realidad de aprobarse la #LeyTelecom. El Artículo 190 de la iniciativa dice:

“Los concesionarios de telecomunicaciones, y en su caso, los autorizados y proveedores de servicios de aplicaciones y contenidos, están obligados a permitir, que las autoridades facultadas, por la ley ejerzan el control y ejecución de la intervención de las comunicaciones privadas, y a brindarles el apoyo, que éstas les soliciten de conformidad con las leyes correspondientes.”

Mientras que el artículo 192 especifica:

“Los concesionarios de telecomunicaciones, y en su caso, los autorizados, están obligados a conservar un registro y control de comunicaciones que se realicen desde cualquier dispositivo, bajo cualquier modalidad, que permitan identificar con precisión la siguiente información.

A) Nombre, denominación o razón social y domicilio del suscriptor.

B) Tipo de comunicación y servicio.

C) Origen y destino de las comunicaciones.

D) La fecha, hora, y en su caso duración de las comunicaciones.

E) Fecha, hora y ubicación geográfica, de la primera activación de su servicio.

F) En su caso identificación y características técnicas de los dispositivos, incluyendo entre otros, los códigos internacionales de identidad de fabricación del equipo y del suscriptor.

G) La ubicación geográfica del dispositivo y,

H) Las demás que hubiere enviado al titular del servicio contratado, suscrito o registrado para efectos de su identificación.”

 Venezuela

El caso de Venezuela resulta especialmente doloroso. No sólo porque muestra un salvaje presidencialismo, sino también porque en cultura e historia es el más cercano al nuestro. El control sobre los medios de comunicación que pretende Nicolás Maduro recuerda en sus peores momentos al aparato implementado por el PRI en los setenta. Podemos ver con buenos o malos ojos las acciones llevadas a cabo por el gobierno de Venezuela, pero en ningún caso podemos aprobar su política de censura.

Con la radio y la televisión completamente cooptada por el gobierno, la redes sociales se convirtieron en el medio de comunicación por excelencia de los manifestantes y disidentes venezolanos. Por Twitter los ciudadanos de aquel país y del mundo entero supieron de la muerte de tres manifestantes. Durante el periodo más candente de las protestas en la región en Táchira, el servicio de internet fue simplemente apagado y la empresa proveedora culpó directamente al gobierno. Poco después Nicolás Maduro anunció que estaba preparado para mandar fuerzas militares a la zona.

En nuestro país el entorno de violencia y descontento social es alarmante. Si en el estado actual de las cosas enterarse de las cifras de muertos, o de los casos de periodistas asesinados o de las mujeres agredidas sexualmente y asesinadas es sumamente difícil, el control de las redes lo hará simplemente imposible. El hecho de que los grandes medios de comunicación se encuentren en pocas manos provoca que una red como Twitter resulte fundamental para enterarse de los acontecimientos que incomodan a los gobiernos. Una de las heridas más profundas en las protestas de los sesenta y los setenta en México es que el país seguía funcionando como si nada hubiera ocurrido. Los periódicos y la televisión no hablaban de las matanzas perpetradas por el gobierno en el corazón mismo de la ciudad de México, y como resultado la ciudadanía en general no se daba por enterada. Venezuela actualmente está corriendo ese riesgo, ¿nosotros también estamos dispuestos a correrlo otra vez?

De aprobarse la #LeyTelecom, en México reinará la desinformación. Captar información en vivo durante una protesta, guardar un registro de abusos o tener documentación alterna a la del Gobierno se volverá prácticamente imposible, pues, según el artículo 197:

 “Bloquear, inhibir o anular de manera temporal las señales de telecomunicaciones en eventos y lugares críticos para la seguridad pública y nacional a solicitud de las autoridades competentes”.

 Turquía

Hace algunas semanas, Turquía vivió una seria crisis política relacionada con las redes sociales. Todo comenzó porque en YouTube, Twitter y Facebook se filtraron videos de actos de corrupción de algunos funcionarios del gobierno del primer ministro turco, Recep Tayyip Erdoğan. A partir de entonces, el primer ministro declaró que esas filtraciones “buscaban desestabilizar el país” y como medida “preventiva” bloqueó los servicios de Twitter y YouTube en su país. Pudo hacerlo porque una ley aprobada a la velocidad de la luz decía que “cualquier página podría ser bloqueada si representaba una amenaza”. Como ingrediente extra, las medidas fueron tomadas a tan solo unas semanas de las elecciones en Turquía.

¿Qué lección podemos sacar de esto? En países en donde la corrupción es un problema grave, los llamados “videoescándalos” han mostrado verdades que de otra manera nunca hubiéramos conocido. Para no ir tan lejos, sin las redes sociales los videos que muestran la corrupción de los políticos serían imposibles de distribuir (piensen en el reciente caso de Cuauhtémoc Gutiérrez, presidente del PRI en el DF). Adicionalmente, las redes sociales jugaron un papel fundamental en las pasadas elecciones, y lo más seguro es que en las próximas serán aún más importantes. Sin ellas, la comunicación ciudadana se verá trunca, lo que automáticamente supone una manipulación política. Si permitimos que haya una ley que pueda “bloquear los sitios peligrosos”, y dejamos que quien decida qué es lo “peligroso” sea el gobernante en turno, nuestra aún tambaleante democracia recibirá un golpe del que no se va a levantar.

¿Cómo podría garantizar que en un país violentado por la corrupción de las autoridades se aplique un artículo como el 194 de la #Ley Telecom? Este dice claramente:

“Los concesionarios de telecomunicaciones deberán entregar los datos conservados a las instancias de procuración de justicia e instancias de seguridad que lo requieran, conforme a las atribuciones, de conformidad con las leyes aplicables”.

 Kuwait

Cuando se dice “Seguridad Nacional”, ¿a quién nos referimos? ¿Son los ciudadanos de “a pie”?, ¿son los políticos o el gobierno?, ¿son los ciudadanos de la clase alta? En Kuwait parece que no hay duda al respecto, porque hace tan solo unas horas los diarios Al Watam y Alam al Youm fueron temporalmente cerrados, tanto en su edición impresa como en su edición digital. El “crimen” que cometieron fue develar una supuesta conspiración para derrocar al gobierno. Es decir, los diarios no conspiraban ni mucho menos, simplemente revelaron que la conspiración existía. Entonces, ¿por qué fueron castigados?

La “Seguridad Nacional” debe ser tomada con pinzas, porque significa cosas muy distintas en contextos particulares. En el caso de Kuwait, cuando los periódicos fueron cerrados por “desestabilizar al país” es claro que no atentaron ni contra las libertades de la ciudadanía, ni contra las fronteras nacionales, ni contra los habitantes del país; únicamente “desestabilizaron” al gobierno. Cuando la seguridad de la clase gobernante se pone por encima de las libertades de los ciudadanos estamos hablando de un régimen dictatorial. El Estado, se supone, no existe para perpetrarse a sí mismo, sino en relación a una población civil que tiene derechos inalienables.

Lo curioso es que no se ha armado un escándalo al respecto. Si el caso hubiera ocurrido en Corea del Norte, o en Siria o en Ucrania, sabríamos más al respecto. Pero se trata de Kuwait, un aliado estratégico de Estados Unidos en el Medio Oriente. Así que nuestros vecinos del norte no meten las manos ni reclaman la “defensa de las libertades”, aunque lo hagan diariamente en países alineados a otras potencias. ¿Saben qué otro país también es un aliado estratégico de Estados Unidos? Sí, México.

Según el artículo 190 de la #LeyTelecom,

 “Los concesionarios de telecomunicaciones, y en su caso, los autorizados y proveedores de servicios de aplicaciones y contenidos, están obligados a permitir, que las autoridades facultadas, por la ley ejerzan el control y ejecución de la intervención de las comunicaciones privadas, y a brindarles el apoyo, que éstas les soliciten de conformidad con las leyes correspondientes.”

***

Estos cinco ejemplos de lo que pasa con internet en el mundo son sólo unos pocos de varios posibles. Lo que ocurre en otros países es una muestra que ese discurso paternalista de “les quitamos libertades para darles seguridad, porque la verdad es que no saben qué hacer con sus libertades” está más generalizado de lo que aparenta.

No importan lo que digan acerca de las investigaciones policiacas, controlar internet reduce las libertades de la ciudadanía y nos les brinda ninguna seguridad. ¿Acaso los habitantes de Turquía estuvieron más seguros porque su gobierno no les permitió ver sus propios actos de corrupción?, ¿o los estadounidenses fueron más libres porque sus comunicaciones estaban siendo observadas? ¿Será que en Kuwait los culpables de desestabilizar al país son los medios y no los políticos, y por eso basta con censurar los medios? ¿De verdad Venezuela está a salvo porque sus ciudadanos no pueden tuitear que están siendo agredidos por el gobierno?

¿Será que en México dejaremos que esto suceda?

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