Cowboy Bebop. Si le dicen estas dos palabras a un fan medio clavado —o no tanto— del anime, puede que reciban una respuesta bastante entusiasta. No por nada es considerado un anime de culto, gracias a muchos elementos y factores que lo volvieron en algo distinto, especial, en un clásico. Y entre esos muchos factores está, sin duda la música. Porque, a 21 años de sus estreno en Japón, el soundtrack de Cowboy Bebop sigue siendo de los mejores de toda la historia del anime… y tal vez más allá.
3, 2, 1 Let’s Jam!
(Sunrise)
Como recordarán, Cowboy Bebop se desarrolla en el año 2071, cincuenta años después de un accidente con una puerta hiperespacial la Tierra se volvió un lugar prácticamente inhabitable (estamos a dos años de ese incidente, diantres). Aprovechando esta tecnología, los humanos se lanzaron a la colonización del espacio y se establecieron en los planetas y lunas más rocosos del Sistema Solar. Dado que, como dice Depeche Mode, “people are people”, el crimen apareció y empezaron a aumentar las tasas delictivas, por lo que la policía del Sistema Solar estableció un sistema de contratos, en el cual, los cazarrecompensas registrados —también conocidos como Cowboys— persiguen a los criminales para llevarlos vivos ante la justicia y así obtener la recompensa por su cabeza. Nuestros protagonistas se dedican a esta no tan desinteresada labor a bordo de la nave espacial Bebop.
El resultado de esta premisa es una obra maestra de 26 episodios, que combinó elementos del cine negro, western, acción, ciencia ficción y mucho más. Porque, más allá de la naturaleza episódica de este anime, lo que nos brinda es la historia de un grupo de personas (y un perro) que tratan de entender y aceptar su pasado, sin que eso defina su presente o futuro. Es una disertación sobre el existencialismo y la soledad, con secuencias de acción maravillosas, tomas detalladas e imaginativas de un universo intergaláctico que sirve de pretexto para estas cavilaciones tan profundas.
Y tal vez es algo que deberíamos esperar desde que los primeros acordes del opening nos reciben con:
I think it’s time to blow this scene… Get everybody and their stuff together…
Okay, three, two, one let’s jam.
Justo eso es lo que promete y entrega Cowboy Bebop. Estas pocas palabras, acompañadas de contrabajo, cuerdas, un bongo virtuoso, nos dan una pieza exquisita de jazz, al estilo big band, con un toque de ritmos latinos. Si le sumamos ese solo sexy de saxo alto, es un opening de anime que está a otro nivel. Uno que no te podías saltar, porque es el preámbulo a una aventura que iba a cumplir con la adrenalina que produce Tank!, que es el nombre de esta canción.
Porque una de las razones que Cowboy Bebop sigue viviendo en la memoria de todos nosotros, más allá de la riqueza de su historia y de sus personajes, es la música. Tank! sólo es la aperitivo de un soundtrack que tiene en Yoko Kanno a la principal responsable de esta delicia.
Yoko Kanno y la música cool
(Sunrise)
El soundtrack de Cowboy Bebop no sólo es jazz, no. Es una banda sonora que va desde el blues, el heavy metal, el pop, el bossa nova, el rock. La escena de Spike Spiegel (que aparece vestido como Clint Eastwood en The Good, The Bad and The Ugly) luchando contra Asimov en el capítulo 1 –Asteroid Blues– es acompañada por Rush, un tema de hard bop que le da otra dinámica y vida a un combate con una coreografía genial.
O el maravilloso episodio 5, Ballad of Fallen Angels, cuando nos dimos cuenta que esta historia era mucho más de lo que imaginábamos. Toda la secuencia en la que se nos presenta a Vicious (el antagonista), desde que Spike camina a la iglesia (con Rain sonando de fondo, con un inteligente órgano para dar la ambientación) hasta que termina por caer desde lo alto, a través del vitral, es magistral. Green bird es la canción que acompaña toda la secuencia de su caída, con la cámara enfocándose solamente en un ojo de Spike, el izquierdo, el que ve el pasado. Todo lo que fue de Spike antes de este momento lo sabemos gracias a unas cuántas imágenes. Imágenes de un pasado que terminan por tener similitud con el presente.
Es un simbolismo delicioso que no tendría el mismo efecto sin la música que lo acompaña: los coros, el piano y ese feeling de nostalgia. Ahí supimos muchos de nosotros que este anime era especial.
Y esto no se hubiera podido lograr sin Yoko Kanno. Para los seguidores del anime, este nombre nos resulta bastante familiar. Kanno es una de las compositoras más reconocidas, que ha compuesto maravillosas piezas para otros animes como The Vision of Escaflowne, Darker than Black, Macross, Turn a Gundam, Ghost in the Shell: Stand Alone Complex, Wolf’s Rain entre otros. En su trabajo, nos damos cuenta que es una compositora sumamente prolífica y versátil. Es capaz de componer una compleja pieza coral o la canción de Jpop más pegajosa. Y si bien tiene otras bandas sonoras extraordinarias, en Cowboy Bebop construyó un mundo musical propio.
El sonido de Cowboy Bebop lo empezó a construir mucho antes de que siquiera existiera la idea para este anime. En una entrevista en 2014 narra como fue que entró en contacto con el género que determina el soundtrack: el jazz.
Las semillas para ese score se sembraron en la secundaria y preparatoria cuando yo era miembro de la banda de música. No estoy segur de cómo es hoy en día, pero en ese entonces todas las canciones que les enseñaron a los niños no eran del todo cool, así que hice e interpreté originales. Pero una parte de mí siempre estaba frustrada porque no podía entender por qué todos los demás estaban contentos tocando la música no cool. Quería tocar música con metales que sacudiera el alma, hacer hervir la sangre y que perdieras la cordura.
Este anhelo se convirtió en Tank!, que fue el tema de apertura. Quería hacer música que me prendiera fuego cuando la tocara. Además, cuando era “conveniente” durante mis años universitarios, transcribí mucha música negra. Después de que empecé a comprender y comprender el ritmo, pensé: “¿Cómo es que tocan los tambores de la misma manera, pero el ritmo es tan diferente entre los negros y los blancos?” Así que fui a Nueva Orleans para escuchar jazz y funk.
Esto determinó mucho del sonido que Kanno desarrollaría para el soundtrack. Fue consciente que no podía imitar el funk de los negros, ni tampoco el de los blancos, por lo que creó su propio estilo. Hizo música cool.
See you, Space Cowboy…
(Sunrise)
Trabajando muy de cerca con el director de Cowboy Bebop, Shinichiro Watanabe, Kanno compuso la música para que formará parte integral del anime, así como la escritura y los personajes. Kanno y Watanabe se inspiraron mutuamente. Kanno componía una canción que terminaba inspirando una escena. O a veces una escena motivaba a la compositora con su trabajo.
El resultado final es que la banda sonora no busca ser la que dicte por default el estado de ánimo de la escena, o simplemente se reproduce en el fondo para agregar ruido. Es una parte integral del momento, que le da sentido y que lo configura.
Esta relación simbiótica entre lo visual y el sonido son una gran parte de la razón por la que Cowboy Bebop tiene tantas escenas memorables. Junto con The Seatbelts, la banda que fundó para esta banda sonora, nos brindan canciones que van de lo frenético e intenso, hasta lo lúgubre y reflexivo, logrando que acertar en el tono emotivo de cada escena del anime.
(Sunrise)
No es de extrañarse que la banda sonora de Cowboy Bebop sea igual que la serie: innovadora, vasta, riquísima y atemporal. Si queremos buen jazz, tenemos N.Y. Rush. Un blues, ahí está Adieu o The Singing Sea. ¿Pop? Call me, call me es una gran opción. ¿Country? Don’t Bother None es para los fans de ese género. ¿Algo más clásico? Ave María cubre la cuota. Hasta hay canciones como Cats on Mars, cuya letra está escrita con el lenguaje compuso por la propia Kanno.
También hay que darse cuenta que muchos de los nombre de los episodios reciben el nombre de canciones clásicas, como Sympathy for the Devil (episodio 6), Bohemian Rhapsody (episodio 14), My Funny Valentine (episodio 15). Así de importante es la música para Cowboy Bebop.
Yoko Kanno saltó de género en género, combinando y usando diferentes estilos de formas interesantes y creativas (Waltz for Zizi es una belleza y un ejemplo de esto). Es sorprendente que esta ecléctica de una banda sonora provenga de una misma banda y que todo haya salido del ingenio creativo de una sola persona.
Kanno logró comprender intrínsecamente, aprehender, cómo la música y la emoción se unen, y su sonido cool, ese sonido que tanto buscó, logra que la música permanezca en nuestros oídos, en nuestros corazones, a pesar de que ya hayan pasado tantos años.
Si no han visto Cowboy Bebop, denle una oportunidad. Es una verdadera joya y un anime como muy pocos. Es la amalgama perfecta entre historia, desarrollo de personajes y música. En cuánto a esta última, es claro que este anime no sería el mismo sin el trabajo de Yoko Kanno. No es posible recordarla sin que sus acordes se repliquen en nuestra cabeza. Eso es lo maravilloso de esta banda sonora. Y, por si fuera poco, abre los oídos a géneros no tan comunes, pero tan o más ricos que cualquier otro, como el jazz o el blues. No hay mejor primera toma de contacto que ésta.
Me despido, pero no sin antes dejarles una última maravilla del soundtrack: The Real Folk Blues.