Ocho décadas después, Batman sigue siendo uno de los personajes más populares del mundo por múltiples factores. En el caso de los cómics es cierto el dicho, de la vista nace el amor: su icónico traje, que puede ser reconocido nada más por la pura sombra, tiene una carga simbólica doble, héroe y demonio. Por el lado narrativo, sus historias están llenas de intriga, oscuridad y un realismo que rompe los huesos. Pero, quizá, lo mejor del personaje es algo que podría parecer un defecto: a diferencia de otros superhéroes, no tiene superpoderes; solo tiene su inteligencia y sus puños para salvar el día, un hecho que nos remite a los héroes clásicos. Es Ulises contra el cíclope en La Odisea.

Pocos personajes como Batman pueden ser reconocido por la mera silueta. (Warner)
Pese a todo lo anterior, la permanencia de Batman en el gusto del público bien puede deberse a los diversos cambios y adaptaciones por los que ha pasado de la mano de talentosos guionistas a través de los años. Es por ello que, a continuación, te hablamos de algunos de los escritores de cómics que cambiaron al caballero de la noche para siempre.
Un héroe hecho con las mejores piezas

El “Birdman” de Bob Kane, antecedente de Batman. (DC Comics)
Para finales de 1938 era claro que el cómic de Superman, Action Comics, era un éxito rotundo. En la editorial, que posteriormente sería llamada DC Comics, se dieron cuenta que la hazaña podía ser duplicada y le encargan a Bob Kane –cuyo nombre real es Robert Kahn– la creación del siguiente personaje icónico.
Kane tuvo la idea de un “Birdman” con una combinación de colores ridícula y poco memorable; en lo que sí acertó es en tener “el colmillo” para pedir la ayuda de uno de sus ayudantes, Bill Finger, quien preservó la idea de un ser humano ataviado con un disfraz bestial, solo que con una forma más sombría, con la apariencia de un murciélago. Como bien apunta Grant Morrison, si Superman fue resultado de un afortunado proceso de prueba y error, en Batman se observa la mejor ingeniería creativa. El caballero de la noche fue fabricado con las mejores piezas del mainstream de la época: una apariencia similar a los mystery men, como The Bat, la agilidad de Los tres mosqueteros y el poder deductivo de Sherlock Holmes.
También tiene la otra identidad, un elemento significativo del género de superhéroes. Si Superman es el periodista Clark Kent, entonces Batman sería el millonario Bruce Wayne, un personaje que en la superficie parece la antítesis del héroe encapotado: despreocupado, frívolo y siempre despistado. Sin embargo, visto más a fondo, Batman es el socialité Bruce Wayne en un grado superlativo: maneja vehículos lujosos e impresionantes (el batmobile y demás batimáquinas), se rodea de mujeres hermosas (Catwoman, Poison Ivy, etcétera) y, sobre todo, no le responde a ninguna autoridad, al contrario, sus contactos más constantes son con su mayordomo, Alfred Pennyworth, y el comisionado de policía James Gordon, quienes, de distinta manera, están a sus órdenes. En cierto sentido, Batman/Bruce Wayne es una rara figura aspiracional para muchos.
Pero lo más importante de todo es el origen: todo superhéroe longevo tiene un inicio memorable. En el caso de Bruce Wayne, sus padres, dueños de un conglomerado transnacional propietario de buena parte de Gotham City, fueron asesinados frente a sus ojos por un ratero genérico que se puso nervioso al intentar asaltarlos. Desde ese momento Bruce juró vengarlos e iniciar una cruzada contra el crimen que azotaba su ciudad. Por la importancia de sus padres, Wayne es una especie de rey sin corona y Batman es el medio para reclamar Gotham de vuelta.
Construir un mejor batmobile
Finalmente, un héroe es tan grande como sus adversarios, y no hay duda de que Batman tiene la mejor galería de villanos de los cómics. El Joker, Two-Face, Ra’s al Ghul, The Penguin, Profesor Pyg, Riddler, Scarecrow, Catwoman, Poison Ivy y la lista sigue. Son personajes complejos, con orígenes tan profundos como los del propio Batman y de una apariencia memorable, idónea para el medio del cómic.
Sin embargo hay un aspecto inquietante en la dicotomía representada en Batman: los enemigos suelen ser locos, deformes, pobres, extranjeros y femmes fatales (léase, mujeres), es decir, todo aquello diferente al hombre blanco y rico que él mismo representa.

(DC Comics)
Grandes maestros del cómic han abordado este hecho porque, quizá, la batalla contra el crimen de Batman ha estado mal enfocada todo este tiempo. Por ejemplo, Frank Miller, quizá el guionista más identificado con el vigilante de Gotham, escribió e ilustró el clásico de 1986, Dark Knight Returns. La historia trata sobre uno de tantos futuros posibles de Batman, quien se ve obligado a salir del retiro ante la creciente ola de crimen y el retorno de Two Face y el Joker. Mientras que las autoridades no ven con buenos ojos la vuelta a las andadas del caballero oscuro y deciden cazarlo. Batman vs. el gobierno de los Estados Unidos. Es en este contexto que Batman le dice a Superman una de las frases más celebres de su rivalidad:
“Claro que somos criminales. Siempre hemos sido criminales. Tenemos que serlo”
La visceralidad del trabajo del maestro Miller contrasta con la frialdad reflexiva del que para muchos es el mejor guionista de historietas, Alan Moore, quien escribió otro clásico de Batman, The Killing Joke, en 1988. En este relato nos enteramos de un posible origen del Joker, un comediante que se ve obligado a trabajar para la mafia con tal de salir de apuros económicos. Un día todo se va al caño: su esposa embarazada muere y él, durante un enfrentamiento entre policías y delincuentes, cae en un recipiente de químicos que distorsionan su apariencia física hasta el punto de parecer un horrible payaso.

(DC Comics)
Es por ello que el Joker se empeña en demostrarle a Batman que solo basta con tener un día malo para que tu vida se vaya al demonio y cuestiones como la ley o la cordura dejen de tener sentido. Al darle un trasfondo al ‘payaso príncipe del crimen’, Moore nos pone en sus zapatos y la barrera entre el bien y el mal se tambalea: existen condiciones previas que llevan al individuo a convertirse en criminal, algo que Batman no puede resolver con sus puños.

DC Comics
Otro de los grandes escritores que reencauzaron a Batman es Grant Morrison. El escocés dedicó la primera parte de su corrida de seis años al Black Glove, una sociedad tan secreta que ni Batman sabe de su existencia; esta sociedad está conformada por políticos, CEOs, ministros religiosos, militares y demás gente de élite. Ellos controlan los hilos de lo que pasan en gran parte del mundo y ya se hartaron de Batman; deciden que no quieren matarlo, pues eso sería fácil para ellos, más bien quieren “destruir un noble espíritu” y convertirlo en uno más de sus sirvientes dementes y deformes.
En las páginas de Batman RIP (2008) el caballero de la noche tendrá que pelear por su vida; por primera vez los enemigos no son los marginados del mundo, sino sus dueños. Batman tendrá que repensar su misión y renovarse o morir.
Con el paso de tantos años es lógico que un personaje como Batman cambie para adaptarse a los tiempos, de ese modo los cómics siguen reflejando “el mundo afuera de la ventana”.