Estos son días para celebrar con mórbida festividad. Es por eso que aquí queremos proponerles entonces, para sus horrendas celebraciones, una lista de películas que pueden recordarles por qué el género de horror no ha muerto en nuestro país.
Escogimos películas que ya se pueden ver en línea y que no han sido tan sonadas como otras producciones de mayor presupuesto y evidencia. También quisimos elegir obras de jóvenes realizadores mexicanos que experimentan de forma original con el género. Aquí tenemos, por eso, tres óperas primas, una antología sin precedentes y una película independiente sorprendentemente bien lograda.
1. Halley
La obra prima de Sebastián Hoffman es una rareza maravillosa. Si no han visto esta gran cinta mexicana tienen que darse un tiempo y correr a verla. Aunque, también, debo advertirles algo: ésta no es una película evidente, fácil, digerible o categorizable. Propiamente hablando, Halley es una película de zombis. O bueno, es una película sobre un zombi: Beto, protagonista central de la cinta, es un muerto viviente que vive, trabaja, habita y sobrevive, bien que mal, en la Ciudad de México. Y la historia de este zombi tierno que se degenera, poco a poco, frente a nuestros ojos, es tan absorbente como angustiante.
La fotografía preciosista de Matías Penachino sirve como un trasfondo atmosférico único para un body horror sacado de lo mejor del Cronenberg más paciente. Aquí está lo repugnante de la piel y las vísceras, el olor a yodo de las morgues y la podredumbre apenas enmascarada por colonia barata. Todo esto mezclado en una historia pausada y tierna sobre la vida que no se detiene alrededor de un muerto que cada vez se queda más quieto.
El final de Halley, que va hacia la vida congelada de los grandes mastodontes bajo el hielo antártico, recuerda también a Frankenstein y a su alejamiento de una humanidad indiferente y hostil. Película ensayo, película que habla de la soledad en compañía, cinta sobre la indiferencia y la cultura del cuerpo, sobre la velocidad y la imposibilidad de moverse, Halley aborda mucho más que los límites putrefactos de un cuerpo que se descompone frente a nuestros maravillados ojos.
Se puede ver en: Filmin Latino.
2. El Incidente
Otra ópera prima en nuestra lista. Ésta vez se trata de la primera película de Isaac Ezban, el talentoso director que tanto promete en una vertiente sin solemnidad de la ciencia ficción nostálgica y el horror de homenaje. Recientemente Ezban estrenó Los Parecidos en cines nacionales pero, sin duda, nos quedamos con la primera experiencia desconcertante y bizarra que nos generó El Incidente. Es cierto, ésta no es una película sin errores: hay actuaciones que dejan mucho que desear, se nota, por momentos, la inexperiencia del director y el final trata de llegar a grandes alturas metafísicas rebajándose a simplificaciones filosóficas bastante evidentes.
Sin embargo, ésta es, en muchos momentos, una gran cinta de horror psicológico y ciencia ficción. Con una premisa ambiciosa y una manufactura precisa en la dirección de arte, El Incidente llega a ser bastante inquietante. Además, en acuerdo con nuestra celebración actual, esta cinta habla sobre la muerte y la trascendencia, las diferentes caras de la existencia y el terrible paso del tiempo como condena inapelable. Más allá de sus torpezas, ésta sigue siendo una película imperdible para hablar de las nuevas realizaciones del horror mexicano.
Se puede ver en: Netflix / Filmin Latino.
3. México Bárbaro
Basada en el atractivo y peligroso formato de las antologías de horror, México Bárbaro sigue los pasos de Creepshow, V/H/S y The ABCs of Death, añadiendo algo de originalidad a la idea. Aquí, la premisa propuesta por Lex Ortega (el talentoso diseñador de sonido de El Incidente que acaba de estrenar su ópera prima llamada Atroz) es la de juntar a jóvenes directores mexicanos de género para dar nueva vida a viejas leyendas de horror mexicano.
La idea, singular y maravillosamente sencilla, permite que revivamos cuentos tan conocidos como oscuramente misteriosos: por aquí pasan las ramificaciones de los ancestrales Tzompantlis, las leyendas malditas de Guanajuato, las travesuras de los Aluxes yucatecos, el mito del Coco y de la misteriosa chinampa con cabezas de muñecas en Xochimilco… Y éstas son historias que regresan con violencia bajo el talento variado de sus diversos realizadores. Es cierto, algunas de las historias no tienen gran energía o impacto, pero, sin duda, hay algunos otros cortos que valen muchísimo la pena.
Entre ellos está el maravillosamente filmado Muñecas de Jorge Michel Grau (que, más tarde, regresará en nuestra lista) y el espléndido corto Jaral de Berrios de Edgar Nito. Retomando la vieja leyenda de “La Ninfa” que habita el enorme casco de hacienda que alguna vez perteneció al Marquesado de Jarral de Berrio, Nito recrea una leyenda en tiempos de la revolución con una manufactura pasmosa. El corto merece destacar, realmente, entre todos los otros por el nivel de terror que impone, por el erotismo desenfrenado, por el maravilloso uso de movimientos de cámara y los violentísimos timelapses. Una verdadera joya pesadillesca para degustar en una noche fría de principios de noviembre.
Se puede ver en: Netflix / Filmin Latino.
4. Somos lo que hay
La ópera prima de Jorge Michel Grau es una verdadera joya rara de las paranoias urbanas en la Ciudad de México. Esta Ciudad que ha visto epidemias de roba-chicos, que ha conocido el miedo mítico al Chupacabras, que ha soñado con el Caníbal de la Guerrero y que observó de lejos las locuras de los llamados Narcosatánicos, vibra de miedo hacia la antropofagia y los secuestros con fines ritualisticos. Pero esta cinta va mucho más allá.
Somos lo que hay cuenta la historia de una familia que pierde al padre y que debe encontrar, nuevamente, el camino para ganarse el pan. La cosa, aquí, es que el pan es la carne de otros habitantes de la urbe que esta familia consume mediante un extraño ritual. La pelea por la sucesión paterna se convierte aquí en una carrera frenética en la que los hijos compiten por el amor de una madre desequilibrada y dolida por constantes infidelidades y una hija con más presencia de la que se permite en una estructura familiar moldeada por el machismo imperante. Ésta no es, entonces, una historia de caníbales, es la historia de la vida cotidiana de tantas familias amarradas a una jerarquía patriarcal en la lucha constante contra lo que imponen los prejuicios.
Con una gran dirección, con excelentes actuaciones del elenco principal y con una violencia única, oscura, contenida, que huele a humedad, miseria y polvo, Somos lo que hay es una de las películas de horror mexicanas más impresionantes de la última década. Una bella postal sobre la sociedad mexicana a través de los pequeños rituales que nos dan vida, comiéndonos, día a día, los unos a los otros.
Se puede ver en: Filmin Latino.
5. Paciente 27
Esta rarísima película de bajísimo presupuesto tenía que entrar en nuestro conteo. Primero, hay que decir que el director Alejandro G. Alegre filmó esta cinta con un presupuesto alucinantemente bajo (algunos datos habla de solamente 80 mil pesos), en locaciones prestadas y en el orden cronológico del guión. Esto ya nos dice el nivel de compromiso que la película exigió para la realización y para los actores. Y ambas parte logran resultados francamente pasmosos.
Ésta es la segunda película de Alegre quien ya había intentado internarse en el género de horror con Los Infectados, una cinta que también se esfuerza por lograr su cometido con un corto presupuesto. Sin embargo, no podemos juzgar nada más esta película comparándola con los medios reducidos que se emplearon para realizarla. Porque Paciente 27 logra ser una cinta genuinamente inquietante, con excelentes actuaciones (en particular por parte de Marcos Duarte, el protagonista de la historia), con grandes efectos especiales y con una historia bien tejida y bien concretada.
Basada en una historia de la cultura creepypasta sobre un experimento ruso en el que se priva a los pacientes de sueño, Paciente 27 cuenta la historia de un joven laboratorista, llamado César, que acepta un trabajo provisorio en una clínica experimental después de que pierde, con su pareja, a un recién nacido primogénito. Pero los experimentos que ahí se conducen pueden llevar a cualquiera a la locura y César comenzará a experimentar extraños fenómenos que lo harán dudar de la realidad que lo rodea.
Con un final previsible pero bien logrado, esta cinta teje una historia de forma lenta pero segura. Siguiendo también algunas pautas del horror psicológico y algunos elementos bizarros de body horror esta mezcla extraña, absolutamente íntima e independiente, nos muestra que no se necesita gran cosa para hacer buen cine de género en México. Una excelente opción para una noche de tortura mental en la que el insomnio es el sufrimiento elegido.
Se puede ver en: Filmin Latino.
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Hasta aquí llega nuestra lista. Entre estas cinco películas, ustedes podrán encontrar suficiente horror y locura para llenar estos brutales festejos desde la comodidad de su pesadillesco hogar. Esperamos que disfruten de nuestra macabra selección y que sigan apoyando a estos jóvenes talentos del cine nacional de género. Porque en México el horror, como los muertos, sobrevive a cualquier tumba.