Un reciente hallazgo arqueológico ha sido tomado como base para una investigación de académicos de la Universidad de Flinders, Australia, quienes han logrado descubrir cómo fue el primer coito de todos los tiempos.
De acuerdo con la investigación de una serie de fósiles de placodermos, unos peces primitivos que vivieron hace más de 416 millones de años, se ha descubierto que las relaciones sexuales son más viejas de lo que se pensaba. Aparentemente los placodermos, quienes fueron los primeros vertebrados con mandíbulas, fueron también los primeros seres vivos que practicaron el coito como forma de reproducción, pero un cambio evolutivo hizo que sus descendientes pasaran de practicar sexo con penetración a una fecundación externa.
“Este descubrimiento fue totalmente inesperado. Los biólogos pensaban que no podía haber una reversión de la fecundación interna a la fertilización externa, pero nuestro estudio lo demuestra” dijo John Long, paleontólogo de la Universidad de Flinders, ubicada en Adelaide, Australia, y autor principal del estudio.
Los antepasados de los placodermos solo expulsaban su esperma en el mar y esperaban que una hembra fértil lo absorbiera sin que existiera una verdadera interacción entre ellos. Pero un análisis de varios fósiles de placodermos, entre los que se incluía una pieza que parecía un pene primitivo, descubrió que una variante de estos animales, los Microbrachius dicki, fueron los primeros en “descubrir” el sexo por penetración.
De acuerdo con la investigación de John Long, publicada en la revista Nature, los Microbrachius dicki vivían en los lagos de lo que después sería Escocia -por lo que tenemos que agradecerles otra cosa además del Whisky a los escoceses-, esta especie de placodermos evolucionó hasta desarrollar un par de extremidades genitales óseas en forma de “L” llamadas claspers -que serían los primeros penes de la historia-, desde las cuales transferían el esperma a las hembras al penetrarlas; a la par, los placodermos hembras desarrollaron pequeños huesos pareados donde se podía insertar el órgano masculino durante el apareamiento.
Los claspers de los Microbrachius dicki, a diferencia de los penes actuales, eran dos, estaban recubiertos de laminas que les daban la apariencia de tener una armadura encima, lo que los volvía muy duros y, por su posición, tenía que insertarse de lado y con cierta distancia de por medio, siendo este sexo primitivo más parecido a un baile que a un acto carnal actual.
“Nuestro descubrimiento arroja al origen del coito incluso más atrás en la escala evolutiva, llegando hasta al más básico de todos los animales con mandíbulas, el placodermi”, afirmó Long.
El descubrimiento del académico australiano ha abierto un debate relacionado con el tipo de animal que eran los placodermos, debido a que, para algunos especialistas, una variedad tan diferente como la Microbrachius dicki debería tener su propia clasificación.
En el siguiente video puedes ver, además de la explicación del descubrimiento en palabras del propio John Long, una recreación del sexo entre los placodermos Microbrachius dicki.