Mientras el mundo sigue en vilo por la pandemia y las farmacéuticas preparan sus productos para venderlos al mejor postor, la gente se muere. Más de un millón de personas ha muerto a causa del Covid-19. Los decesos ocurren de una forma tan apabullante que en el tiempo que les ha tomado leer este párrafo, dos personas han muerto por la enfermedad.
Este martes las cifras de muertes por coronavirus superó el millón, superando al doble el número de personas que mueren anualmente de malaria. Las autoridades están preocupadas, pues la cifra de muertes se disparó en las últimas semanas por el aumento de infecciones en varios países.
“Nuestro mundo ha alcanzado un hito agonizante”, dijo el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en un comunicado. “Es una figura que aturde la mente. Sin embargo, nunca debemos perder de vista todas y cada una de las vidas individuales. Eran padres y madres, esposas y esposos, hermanos y hermanas, amigos y colegas”, destacó.
Se necesitaron solo tres meses para que las muertes por COVID-19 se duplicaran de medio millón, una tasa de muertes acelerada desde que se registró la primera muerte en China a principios de enero.
Más de 5 mil 400 personas mueren en todo el mundo cada 24 horas, según cálculos de Reuters basados en promedios de septiembre, abrumadores negocios funerarios y cementerios. Eso equivale a unas 226 personas por hora, o una persona cada 16 segundos. En el tiempo que lleva ver un partido de fútbol de 90 minutos, mueren en promedio 340 personas.
Otro hecho a destacar es que estas personas murieron solas. Literalmente. Solas, aisladas y sin la posibilidad de sentirse confortadas por algún ser querido. Todos deberíamos pensar en eso cuando salimos a la calle sin tomar las medidas necesarias para evitar contagios o cuando insistimos en el “no pasa nada”. Si pasa, hay más de un millón de pruebas de ello.
“Tanta gente ha perdido a tanta gente y no ha tenido la oportunidad de despedirse”, dijo la portavoz de la Organización Mundial de la Salud (OMS) Margaret Harris en una conferencia de la ONU en Ginebra. … Muchas, muchas de las personas que murieron, murieron solas en circunstancias médicas en las que es una muerte terriblemente difícil y solitaria”.