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Encuentran hembra de jaguar vestida de guerrera y más de cien estrellas de mar en ofrenda del Templo Mayor

Si bien no es la primera vez que se ve este especia marina en una ofrenda del Templo Mayor, sí es la más completa y mejor articulada que jamás hayan encontrado en sus excavaciones.
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Imagen: EL PAÍS

En una ofrenda del Templo Mayor de la vieja Tenochtitlan, ubicado en la Ciudad de México, se ha encontrado una hembra jaguar vestida de guerrera con un atlatl (el arma antigua que precedió al arco y la flecha) de madera en una de sus garras, unas 3.000 conchas marinas, 200 corales, más de 100 estrellas de mar, peces globo y caracoles.

Lo que más ha llamado la atención de los arqueólogos Miguel Báez y Tomás Cruz, quienes dieron con este hallazgo, son las estrellas, ya que se trata del más grande depósito de estrellas de mar descubierto hasta ahora. Éstas últimas se descubrieron en la ofrenda número 178, dentro de una ‘caja típica’ fabricada con sillares de tezontle de 140 centímetros de largo por 90 de ancho. Si bien no es la primera vez que se ve este especia marina en una ofrenda del Templo Mayor, sí es la más completa y mejor articulada que jamás hayan encontrado en sus excavaciones.

“En el momento que nos han dejado esta ofrenda, los mexicas ya tenían control en las dos costas: en la del Golfo, de donde nos están trayendo los corales y en el Pacífico, de donde vienen las estrellas de mar. La jaguar hembra pudo haber sido traída desde regiones lejanas como el Soconusco, territorio localizado entre lo que hoy es Chiapas y Guatemala. El depósito nos indica un momento en el que el imperio estaba en su máxima expansión. Manejaban los recursos y los traían hacia la capital. La élite disponía de todo lo que requería para eventos como una gran ofrenda que se ubicaba en un punto muy estratégico, el centro de Cuauhxicalco, un lugar ritual importante, que nos dice que, probablemente, es el edificio donde podrían estar sepultados los emperadores”, afirma Miguel Báez en entrevista para periódico El País.

Imagen: EL PAÍS

Los arqueólogos creen que esta ofrenda ha sido consagrada al dios azteca de la guerra, Huitzilopochtli. También han presentado otra hipótesis: pudo haber sido dedicada a Tezcatlipoca, el señor de la noche y todas las cosas materiales. Esta idea surge a partir de que los jaguares cazan en la oscuridad y en las culturas mesoamericanas había un especial respeto por las fuerzas nocturnas. Por otro lado, las estrellas de mar podrían hacer referencia a los astros que brillan en el cielo nocturno.

Los expertos mexicanos en arqueología llevan años sugiriendo que los restos de Ahuitzotl, Axayacatl o Tizoc podrían estar enterrados en el centro de Cuauhxicalco, el círculo de 16 metros de diámetro donde la élite de Tenochtitlan realizaba ceremonias de enorme importancia. Por otro lado, los cronistas del siglo XVI cuentan que los restos de varios gobernantes, incinerados al morir, fueron depositados a los pies del Templo Mayor, junto a ofrendas similares a la que se acaba de encontrar de la hembra jaguar y las estrellas de mar.

¿Qué opinas de esta nueva ofrenda encontrada en el Templo Mayor?

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