Aún no terminamos el primer mes de 2018 y el mundo está un poco más cerca de un cataclismo de proporciones bíblicas. Y todo gracias a la forma tan imprudente en la que los líderes del mundo han estado hablado sobre la posibilidad de una guerra nuclear. Lo decimos porque esto provocó que el Reloj del Juicio Final avanzara 30 segundos hacia la media noche. ¡Y apenas es enero!
Hoy, el Bulletin of Atomic Scientists dio a conocer las razones por las que el llamado Doomsday Clock pasó de las 23:56 a las 23:58 en tan sólo un año. En primer lugar, se encuentra la tensión entre los gobiernos de Estados Unidos y Corea del Norte. “La retórica hiperbólica y las acciones provocadoras de ambas partes han aumentado la posibilidad de una guerra nuclear por accidente o error de cálculo”, explica el Boletín científico.
“Pero los peligros que se gestaron en la Península Coreana no fueron los únicos riesgos nucleares evidentes en 2017: Estados Unidos y Rusia permanecieron en desacuerdo, continuando ejercicios militares a lo largo de las fronteras de la OTAN, socavando el Tratado de Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio, mejorando sus arsenales nucleares, y evitando las negociaciones de control de armas.
En la región de Asia y el Pacífico, las tensiones sobre el Mar Meridional de China han aumentado, y las relaciones entre los Estados Unidos y China son insuficientes para restablecer una situación de seguridad estable.
En el sur de Asia, Pakistán e India han seguido construyendo arsenales cada vez más grandes de armas nucleares. Y en el Medio Oriente, la incertidumbre sobre el continuo apoyo de Estados Unidos al histórico acuerdo nuclear iraní se suma a una sombría imagen general”.
Parece que detectamos un patrón en todas estas amenazas: Estados Unidos, la autoproclamada policía del mundo y el poco criterio que tiene su dirigente, Donald Trump, ha hecho que aumente el peligro de una guerra nuclear y el simple hecho de desmerite las advertencias sólo aumenta el peligro.
El cambio climático también representa un peligro, aunque no inmediato. Pero el hecho de que no hayan disminuido las emisiones mundiales de dióxido de carbono, ni muestre señales de que lo hará, encienden las alertas.
“Más allá de los dominios nucleares y climáticos, los cambios tecnológicos están trastornando las democracias en todo el mundo mientras los estados buscan y explotan oportunidades para usar las tecnologías de la información como armas, entre ellas campañas de engaño basadas en Internet para socavar las elecciones y la confianza popular en instituciones seguridad”, dice el Bulletin.
Es 2017 y estamos en el mismo tiempo que marcó el reloj al comienzo de la Guerra Fría a mediados del siglo XX.