Gustavo “Gus” Rodríguez es más que un hombre de su tiempo, es una figura que creó su propio tiempo. Con mucha creatividad y trabajo constante cimentó al México Geek, nos dio un espacio a los desposeídos de identidad que deambulábamos por el mundo sintiéndonos solos. Nos unió como una comunidad, una nación de nerds, geeks, gamers, otakus y amantes del humor. Porque sí, en el México que Gus ayudó a crear, no había nada que fuera aburrido.
Esta no es una oda a Gus Rodríguez, no estamos aquí para echarle todas las flores posibles (que las merece). Este texto es para entender un poco cómo es que un hombre dedicado a la publicidad sale de su zona de confort, transforma la visión de un país, y nos lleva al siglo XXI con la mente abierta.

Gus Rodríguez en los 90 y sin gorra.
No sé si es amor, pero parece que sí
Gus nació el 27 de mayo de 1960, es aracnofóbico, le va al Toluca por culpa de los Reyes Magos (que le trajeron un uniforme de los choriceros y él supuso que debía irles) y una vez fumó mariguana a los 17 años y nunca más la tocó porque, contó una vez, quería ser un hombre creativo por sí mismo, no por causa de las alucinaciones de la droga. A diferencia de lo que muchos creen, el gusto de Gus por los videojuegos es más antaño que el NES mismo.
“Yo empecé mi amor por los videojuegos en 1975, con NESA PONG, que era una maravilla. Decías: Cómo puede ser que esté yo controlando todo lo que pase en la tele. Y había un juego en que le podías meter una “gelatina” un plastiquito de color verde, rojo o amarillo para ver color”.
Para el 77 tomó la decisión de estudiar publicidad. Fue parte de la primera generación del Centro de Estudios de Ciencia de la Comunicación. Ahí conoció a José “Pepe” Sierra, quien no sólo se convertiría en su amigo, sino en su socio y cómplice. Su trabajo conjunto fue el que le dio forma a Club Nintendo, los programas de Eugenio Derbez y un largo etcétera de proyectos.
Al salir de la escuela, Gus y Pepe fundan Network, una agencia de publicidad cuyo principal cliente era el Grupo Compañía Papelera Escolar, cuyas tiendas dominaban la Ciudad de México de los 80. Con el tiempo el equipo de dos fue creciendo en miembros y clientes. Berol, Laboratorios Columbia, Casio, y muchos más formaban parte de la base que sostenía la agencia.
¡MELATE!

(Pronósticos para la Asistencia Pública)
Uno de esos clientes fueron los Pronósticos para la Asistencia Pública, quienes querían crear un sorteo similar al Loto de Estados Unidos, llamado Patolli. El destino quiso que Rodríguez tomara el proyecto y terminaría creando un sorteo que, 30 años después, aún permanece en circulación: El Melate.
“Me dijeron ‘Gus esta es la idea del director y no hay para donde cambiarla’. Patolli es en maya “el mundo de los números” y este tiene que ver con número y queremos un juego muy mexicano’ –Narró Gus durante una entrevista- Desarrollé la campaña del Patolli y dije no me voy a dejar. Se me ocurrieron varios nombres (como Pitágoras) hasta que llegue al “Melate, confía en tus corazonadas”. Se comenzó todo a redondear tan maravilloso, que estaba el logo del corazón, que yo también hice. Entonces dije ¡órale vamos por aquí! Hice la campaña de Patolli, salió padre y gustó mucho. (Pero les dije) sabes qué, te tenemos otra idea y le presentamos Melate y luego, luego dijeron ‘Es esta’”.
¿Cómo es que le surgió la idea en el Melate? Gus Rodríguez afirma que fue producto de la “percepción selectiva”, misma que usa en todos sus proyectos.
“Tenías que escoger 6 números de 39. Recibí una señal divina de quien le quieras poner. Pero, una tía estaba hospitalizada en el cuarto 639, estaba en la onda olímpica y una de las marchistas mexicanas ganó una medalla y era la número 6389. A mí, por todos lados, se me aparecía el 639 (…) Cuando agarras algo como el 639 comienzas a verlo por todos lados, entonces ya nomás hay que apuntarlo”.
Rodríguez, Sierra y Derbez: Los reyes de la comedia

Rodríguez, Sierra y Derbez: Los reyes de la comedia (Foto: Gus Rodríguez)
La extinta chocolatera Azteca (inventores del Tin Larín, chocolate Abuelita, Cajetoso y el descontinuado Presidente), contrataron a la agencia de Rodríguez para hacer su convención anual. El evento era conducido por Pierre Ángelo, un comediante adolescente que era famoso por Chiquilladas, que imitó a Guillermo Ochoa (el presentador, no el futbolista) en el evento, mientras iba presentando a los invitados, entre los cuales estaba Chiquidracula (Carlos Espejel), otro miembro de Chiquilladas. Gus Rodriguez y Sierra escribieron el guión de lo que dijo Pierre Ángelo.
“Entonces nos fue muy bien y me contrataron para el siguiente año para hacer una convención y llamaron a Anabel Ferreira, entonces ella tenía un personaje que era la Batichica, Carlos Ignacio, como Batman y un muchacho que se llama Eugenio Derbez que era Robin. Le llamamos y a Eugenio le gustó mucho lo que se había escrito”.
En este tiempo, Luis Ernesto Cano (quien formaría después Los Mascabrother, junto a con Fredy y German Ortega), colaboraba con Derbez como su escritor en una serie de cápsulas de humor que hacían para Banamex. Como el evento de Chocolatera Azteca había salido tan bien, Gus fue al show de Los Comediantes para presentarle a ambos algunas ideas humorísticas que tenía desde hacía tiempo.
A Eugenio Derbez lo habían invitado a participar en La Movida, el programa de Verónica Castro, y le pidió a Gus que lo ayudara a escribir el material que presentaría en el programa. Así fue como en 1991 aparece en la televisión mexicana Armando Hoyos, salido de la mente de Derbez, Gus y Pepe Sierra.
Cuando termina La Movida, Televisa le ofrece a Eugenio Derbez su propio programa de televisión, de 30 minutos, y éste invita a Rodríguez y Sierra. “Él me dijo que si me aventaba y yo hacía comerciales de 30 segundo y era lo mismo, pero en 30 minutos. Así nació Al derecho y al Derbez”.
Al lado del jitomate bola

1988: Tienda Nintendo de Jorge Nogami ubicada en Insurgentes sur 686 (Foto: Gus Rodríguez)
Tras dejar el NESA PONK, Gus se compró un Intellivision para jugar Burguer Time y Nightstalker con sus hijos, pero fue iniciando la década de los 90 cuando todo cambió.
“Un día Pepe Sierra me habló y me dijo tienes que ir a Superama, hay unas cosas que se llaman Nintendo. Ve y cómprate uno. Cómprate todos los cartuchos que veas. En medio del aguacate y el jitomate bola allí estaba. Me compré un Nintendo”, ha narrado Gus en múltiples ocasiones revelando que su primer amor real con la gran N fue Zelda.
Jorge Nogami, director de Canon y cliente de la agencia de publicidad, les dijo que estaba por abrir una tienda de Nintendo frente al edificio del World Trade Center de la Ciudad de México y necesitaba que le hicieran la publicidad. “Cuando nos iba a explicar, nosotros le dijimos “no, no nos expliques. Nosotros sabemos qué es Nintendo”, narró durante un programa en Atomix.
“Me acuerdo que eran 30 mil pesos, que era una muy buena inversión publicitaria, en aquel entonces. Nos dice: Háganme una publicidad en radio y en prensa. Decidimos hacerla en radio y decirle ahórrate la lana del periódico y mejor haz un boletín”.

Teruhide Kikuchi, presidente de Game Latin, distribuidor oficial de Nintendo para América Latina
El plan original fue hacer un boletín gratuito que saliera cada 8 días, pero terminó siendo quincenal, para que los clientes regresaran periódicamente por el boletín y vieran las novedades de la tienda. “Porque nosotros sabíamos que había una gran ausencia. Te compraban un juego y, si alguien no lo tenía valiste, no podías terminarlo”, explica Gus.
“Dijimos: que la gente, los chavos, nos den sus trucos y nosotros les pasamos nuestros trucos y así va a ver mucho más circulación. Fue todo un éxito (…) Los chavos iban porque los papás les decían “no te doy otro juego hasta que no termines ese”.
En una era pre internet, la llegada de este fanzine (semi oficial) especializado fue un gran alivio para los gamers de la época, pues los juegos de Nintendo no tenían precedente en muchas cosas y había que investigar, lo que implicaba jugar una y otra vez.
“Meses después de acabar Zelda alguien me dijo ¿oye, quemaste árboles con la vela? Regresé y quemé todo el bosque”, contó Gus en una entrevista a Atomix, mostrando como era el mundo de los gamers de esa época.

Número 3 Año 1 del Mundo de Nintendo.
El éxito del Boletín Coleccionable Del Mundo de Nintendo era tanto, que Gus Rodríguez y su equipo se animaron a pedir información a los desarrolladores de juegos como Kenko Seyka, que les mandaron eRooms para que probaran los juegos antes de que salieran a la venta. “Eso nos dio mucha confianza y comenzamos a hablarle a todo el mundo, incluyendo a Nintendo”, afirma Rodríguez.
Hablar con Nintendo no era sencillo, sobre todo porque lo que estaban haciendo con el Boletín no era oficial.
“Nintendo dijo ¿quién es el que está haciendo eso? Entonces, hablaron con C.Itoh, que después se convirtió en Itochu, que era el distribuidor oficial de Nintendo en México. Un señor que se llamaba Terohire Kikuchi, en lugar de prohibirnos hacerlo, porque hubieran podido prohibírnoslo, dijo ¿y si hacemos una revista? Nosotros hacíamos publicidad, hacemos anuncios de revista. Una revista era como hacer 28 anuncios de revista al mes y no teníamos ningún problema”.
Club Nintendo
Kikuchi había convencido a sus superiores de importar juegos de Nintendo, no es que fuera un videojugador, pero sí era un empresario visionario. Sabía que una revista con el nombre de Nintendo en la portada podría aumentar las ventas de su negocio. Encargó a la agencia Network (la de Gus y Pepe Sierra) que presentara un proyecto, pero también había contactado a Publicaciones Continentales (la editorial más grande de América Latina en ese tiempo) para que presentara el suyo.

(foto: SelectandStar)
“Hicimos el domi con el Mario aterrizando en el Ángel de la Independencia (en la portada) con todos los juegos que más o menos sabíamos y habíamos visto. El chileno (Benjamín Bustamante, presidente de Publicaciones Continentales) hizo una revista muy bien hecha, que decía “Ilumina a Mario por números: el 1 es rojo, el 2 es azul, junta los puntos y descubrirás a Mario con su hermanito” y pues no iba por ahí”, explica Gus Rodríguez sobre el origen de Club Nintendo.
La Revista Club Nintendo nació tres meses después que su hermana mayor, Nintendo Power, con quien compartían información. Entusiasmado con el proyecto, el señor Kikuchi envió de viaje al equipo a los eventos más importantes de electrónica del mundo. Así fue como Club Nintendo estuvo presente en muchos de los grandes eventos de la historia de los videojuegos, como la presentación de Pokémon, el Super Nintendo, Game Cube, Virtual Boy, Wii y Gus Rodríguez fue haciéndose una cara conocida en el medio, llegando incluso a entablar amistad con personalidades históricas como Shigeru Miyamoto y Gunpei Yokoi.
Nintendomanía
Club Nintendo, con el equipo de Gus Rodríguez a la cabeza del proyecto, era todo un éxito. Kikuchi notó esto y analizó que estaba pagando mucho por los viajes para que sólo se quedara dentro de la revista, por lo que pensó en que sería buena idea hacer un programa de televisión. Se acercaron con Televisa, porque ellos, al fin de cuentas, ya editaban la revista y habían visto la relevancia que había adquirido. Sí, originalmente Nintendomanía era para Televisa.
Televisa pidió a Nintendo que pagara “por un comercial de 30 minutos”, Nintendo les dijo que ellos iban a ceder derechos musicales, personajes e imagen de sus juegos a cambio de que pasaran el programa y Televisa se negó. El equipo de ventas de Televisa no vio negocio en pasar un programa especializado en videojuegos.
“Kikuchi fue a TV Azteca y le dijo: yo sé que si no me tienen a mí van a tener que poner la pantalla en blanco durante 30 minutos” cuenta Gus Rodríguez sobre la negociación con la entonces nueva televisora. TV Azteca dijo que sí, de hecho, cuenta Gus, que el propio Ricardo Salinas Pliego les dio el visto bueno diciéndoles que ellos tendrían que pagar la producción y ellos lo transmitían con gusto.

(Foto: primosrodriguez)
En marzo de 1995 salieron al aire con una escenografía basada en los bloques de Super Mario que le voló la cabeza a todo niño y adolescente del país que sintonizara Caritele. Gus Rodriguez y “El Chavo” eran los conductores. Este último personaje era Javier Rodríguez, hijo de Gus, quien se quedó en el puesto por practicidad y porque era un gamer de corazón.
“Hicimos un casting. Yo era el especialista y otro que jugaba, y no había para pagar más. Se hizo un casting y había unos niños muy bonitos, pero no jugaban. No había pasión y el problema era que, cuando teníamos que viajar, no teníamos dinero para que viajara la mama con el niño, y Javier se podía quedar conmigo. Además, ya había jugado todos los títulos”.
La idea de que El Chavo no tuviera nombre era para que todos los televidentes de una edad similar se pudieran sentir identificados con él.
Gus, Nintendomania y Club Nintendo se convirtieron en la Santa trinidad de la Gran N en México; pero no sólo eso, Rodríguez fue la única persona que pudo trabajar en TV Azteca y Televisa al mismo tiempo durante la llamada “Guerra de las Televisoras”. La única condición que tuvo para lograr esto es que no podía salir a cuadro en las dos, por eso en los programas de Derbez era sólo el narrador o salía de espaldas (aunque, incluso al lado de su hijo, ya había aparecido a cuadro en las cápsulas del Mundial del 94 de Televisa).
“Su programa –de Eugenio Derbez- empezó a crecer y yo me tenía que dividir entre hacer el programa de Nintendomanía y el de Derbez. Fui un caso raro, ahora hay muchos. Gente de cuadro, talento que le llaman, que hace cosas en Imagen, TV Azteca y Televisa. En aquel entonces fui el primero en estar en Tv Azteca y Televisa”, recuerda sobre la época.
También intercedió para que tuviéramos uno de los únicos productos oficiales de NES pensados exclusivamente en México: Chávez, un videojuego basado en Julio Cesar Chávez que era una reedición de Riddick Bowe Boxing. Gus Rodríguez era el penúltimo jefe a vencer en el juego (literalmente) y Eugenio Derbez hizo las voces incidentales.
Nintendomanía tuvo varias etapas, la primera con Gus y El Chavo, la segunda en la que se unieron Maggie Hegyi y Mark Tacher, otra con Gus y Maggie, y al final regresó Javier “El Chavo”, Alejandra Urdiain y Daniel Aviles (Densho), con Gus en las voces en Off de las notas.
El programa terminó en el 2000 y con su eso también llegó a su fin una gran etapa de la cultura Pop de México.
En Siglo XXI.
El fin de Nintendomanía no fue el de la carrera de Gus, de hecho, parece que lo liberó, por así decirlo. Creo al Compayito, escribió La Familia Peluche, XHDЯBZ dirigió Vecinos, creó más programas de videojuegos, re escribió (básicamente) la película de Shrek para adaptarla al humor mexicano, ha adaptado decenas de películas, actuado y un largo etcétera. Además de ser una de las caras más reconocibles de BitMe, el nuevo canal de videojuegos.
¿Será Gus Rodriguez consciente de su propia importancia? Nos gustaría preguntárselo, que nos dijera qué se siente haber cambiado el rumbo de una generación.