Dos estudiantes son los creadores de un nuevo material que busca reducir el precio de la construcción de casas y ayudar al medio ambiente.
Joana Grisell Gómez y Víctor Hugo Amaya son dos estudiantes mexicanos de secundaria que con el apoyo y dirección de su profesor, Julián Nader García, fueron premiados con la medalla de oro en la categoría Diseño Ambiental de la olimpiada Golden Climate 2015, celebrada hace unos meses en la ciudad de Mombasa, Kenia. ¿La razón del reconocimiento? Un proyecto que podría mejorar la calidad de vida de muchas personas y reducir el impacto en el medio ambiente.
Su invención, llamada Ecomuros, es un material pensado para construir viviendas. Lo interesante es que todo es fabricado con cosas completamente reciclables, como envolturas, botellas de plástico y envases de cartón. Los Ecomuros pueden reducir el costo de las construcciones con tabiques convencionales en un 50%, además de ser 90% más resistentes. Por otro lado, el material podría ayudar a reducir los plásticos PET y otros materiales dañinos para el medio ambiente.
Este proyecto forma parte de la iniciativa Historias que Inspiran, que busca fortalecer el orgullo de ser mexicano. La iniciativa invita a todos los mexicanos a que participen, enviando historias propias o de personas conocidas, que puedan inspirar motivación, superación y sobre todo, que contagien el amor por nuestro país.
Joana cuenta que esta idea surgió hace unos dos años y medio, después de preguntarse con sus compañeros qué hacer con el material inorgánico que se separaba todos los días en los basureros de la escuela (como envoltorios de papas fritas, botellas y envases de jugo), y cómo aprovechar los desechos. A partir de ese momento comenzaron a experimentar con un barniz creado con unicel derretido con acetona, mezcla que resultó muy resistente y los llevó a estudiar la fabricación de ladrillos.
Los bloques de Ecomuros están fabricados a base de desechos como el plástico PET (Foto: Steven Depolo).
Así, tras varias pruebas realizadas con materiales de plástico, fibra de coco y otros reactivos químicos, lograron crear un bloque compacto y completamente sólido. Cada Ecobloque fue sometido a pruebas en una prensa hidráulica, soportando una presión aproximada de 19 toneladas por metro cuadrado, mientras que un ladrillo convencional sólo soporta unas 10 toneladas.
“No se rompe ni arrojándolo desde el último piso, solamente se deforma, pero el Ecobloque soporta situaciones de verdad extremas”, asegura Amaya.
Pero no todo fue fácil para estos jóvenes, pues durante el Golden Climate 2015 algunos arquitectos les plantearon preguntas como ¿cuál sería el método para pegar los bloques si el cemento convencional no puede utilizarse en estas estructuras?, y ¿cómo evitarían el peligro si consideramos que se utilizan materiales altamente flamables? Ante esto, los estudiantes mexicanos respondieron que los Ecobloques están diseñados para ensamblarse, y luego son forrados con yeso y recubiertos con pintura retardante de fuego:
“En realidad tienen menos probabilidades de sufrir un incendio que las construcciones habituales”, respondieron ante el jurado.
El siguiente paso para Gómez y Anaya es conseguir la patente de su creación para poder desarrollar el producto y comercializarlo para la realización de vivienda. Además de reducir considerablemente la cantidad de basura, la idea es reducir los costos de las viviendas sociales pasando de unos 350,000 pesos a unos 175,000 pesos, ya incluyendo los costos de instalación de gas, electricidad y agua.