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10 grandes personajes femeninos del cine geek

Día de la mujer 2019: mujeres en la ciencia ficción que han desafiado los estereotipos de género en el cine.

Para unirnos a las conmemoraciones por el Día de la Mujer desde nuestra propia perspectiva geekera hicimos un recuento de los personajes femeninos favoritos del cine que más nos gusta. El día de hoy no se trata de una celebración, sino de un hito para la constante lucha por la equidad de género; y, por eso, escogimos aquí a personajes que nos intrigan por la forma en que desafían convenciones estereotípicas de género, por su aguerrida lucha en contra de parámetros establecidos, por su originalidad y, claro, por el gusto personal de nuestra propia historia fílmica.

¿Fue justo dejar fuera a Uhura, Ramona Flowers y Hope Van Dyne? ¿Es siquiera correcto no mencionar a Laurie Strode, Murphy Cooper o a la Dra. Ruth Leavitt de The Andromeda Strain? ¿Cuántos personajes de Studio Ghibli podrían entrar en esta lista? ¿Cuántos más merecen una aproximación crítica? Esperemos que estas preguntas se respondan solas con nuestra sesuda selección y esperemos también que esto sirva para reflexionar sobre los papeles femeninos en el epicentro de un mundo profundamente sexista como lo es, todavía, el mundo geek.

10. Leeloo (The Fifth Element)

El carismático personaje interpretado por Mila Jovovich en la ya clásica cinta noventera de Luc Besson tiene sus aristas. Digo, es evidente que en él se conjuntan todas esas fantasías masculinas mal emplazadas de la ciencia ficción: la chica desprotegida y casi desnuda que cae del cielo, la heroína tierna que también es una guerrera imparable, la mujer adulta que se comporta como niña, la salvadora de la humanidad, tan maternal y tierna como mortal y sabia, etc…

Sin embargo, hay algo completamente inocente y juguetón en este personaje; algo que logra desafiar los estereotipos que lo aprisionan. Leeloo es, sin duda, una fuerza primordial de la naturaleza que se encarna en la figura de diosa-guerrera tan estereotípica del imaginario masculino en ciencia ficción; pero también es una personalidad única, una presencia tan carnal como trascendente, independiente, fuerte y perfectamente humanizada al acabar los delirios cósmicos. Al final de la cinta, para salvar la tierra, Dallas tiene que trascender su propia fragilidad masculina y admitirse como el rescatado: en ese sentido y de forma única para los noventa, Leeloo nunca fue una damisela en peligro.

9. Zira (Planet of The Apes)

De acuerdo, este personaje, como algunos otros en nuestra lista, no entra plenamente en la especie humana. Pero estamos hablando de personajes femeninos y es difícil no reconocer la excelsa labor que hace Kim Hunter como la rebelde científica Zira. Siguiendo la increíble capacidad de actuación que le vimos en A Streetcar Named Desire (1951), Hunter logra imprimirle una profundidad única a un personaje mientras porta kilos de látex en el rostro y se pasea felizmente por el desierto de Arizona. Sin duda, toda una hazaña.

Zira, además, es la contraparte del otro personaje femenino –interpretado por Linda Harrison– terriblemente llano y francamente objetivado: mientras Zira eleva la voz frente a toda injusticia, Nova es complacientemente muda; mientras Zira se enfrenta a la jerarquía masculina que rige su sociedad, Nova aparece como la mujer-recompensa para que Charlton Heston vuelva a poblar el mundo; mientras Zira conquista conocimiento a través de una insaciable curiosidad, Nova se dedica a seguir ciegamente al macho alfa que la eligió. La apertura de Zira hacia otros modos de vida, su compasión por otras especies, el balance que establece con Nova y esa constante rebeldía frente al orden establecido hacen de ella un personaje femenino intrigante.

Es evidente que para que un personaje femenino fuera tan contestatario en los sesenta, tenía que pertenecer a una sociedad irrealizable. Por eso, tantos años después, tal vez los changos nos sigan enseñando cosas.

8. Galadriel (The Lord of the Rings)

De nuevo tenemos aquí a un personaje que no es humano. Sin embargo, Galadriel, en todo su esplendor élfico, es una de las figuras mejor logradas y más impactantes de la saga de Jackson. Porque ni Eowyn, ni Arwen, tienen la misma presencia que Galadriel en la saga. Claro, esto es porque tanto Eowyn como Arwen están sumergidas en esa sub-trama de un triángulo amoroso incómodo con Aragorn: entre conflictos románticos, nunca logran una completa independencia para desarrollarse plenamente como personajes. Aunque, hay que decirlo, Eowyn mata a un Näzgul (y no son enchiladas) mientras que Galadriel sólo parece estar tras bambalinas.

Sin embargo, la presencia de esta elfa legendaria permea en toda la trama desde la oscuridad luminosa de su guarida en el bosque. Poseedora de uno de los anillos de Sauron, criatura inmortal de inagotable belleza, guía de sabiduría despiadada y visiones proféticas, Galadriel es un personaje tan complejo como inabarcable. Ella es la narradora en voz en off de toda la saga, es la que mueve los hilos secretos de los Cuentos Olvidados en la trama de la trilogía original, es la que ayuda a los Hobbits a vencer todos los obstáculos, la única que cree en Gandalf sobre Saruman, la voz que acompaña a Frodo y la gracia misteriosa y depiadada de un poder ilimitado que no cae en las solemnidades de Elrond. Cate Blanchett le da una presencia única a este personaje –a pesar de las terribles secuencias computarizadas que le impuso Jackson–: en sus ojos entrecerrados se ve el amor y la compasión luchando con la ambición por un poder desmesurado, la oscuridad y la sabiduría de un personaje eterno, la presencia de un ser físico que tiene un pie en otro mundo etéreo.

Galadriel es el verdadero trasfondo de toda una compleja mitología: cuando se embarca, finalmente, con Bilbo, cierra una era que ella misma inauguró. Principio y fin, presencia eterna y pilar narrativo, Galadriel es, sin duda, un personaje inolvidable.

7. Trinity (The Matrix)

Trinity representa también, en muchos sentidos, un personaje femenino acorde a los estereotipos masculinos del género. Es también una guerrera sexy con vestidos entallados, una figura maternal, una pareja amorosa y apasionada para un cuento de hadas moderno. Sin embargo, Carrie Ann Moss le imprimió, en la primera entrega de la saga, un carisma único a un personaje que pudo ser terriblemente unidimensional.

Trinity no es simplemente una guerrera, es una figura anónima dentro de la red, una hacker profundamente respetada en un mundo que no conoce géneros. Ella es también el balance entre Morpheus y Neo, es la tercera parte de una trinidad que necesita a todos sus miembros para completar la profecía. Sin ella, el fanatismo de Morpheus se hubiera desbordado antes de que Neo alcanzara la revelación; sin ella, Neo hubiera dejado de creer en sus potencialidades; sin ella, la película carecería del interés emocional que puede despertar fuera de los épicos efectos especiales y las largas secuencias de acción.

Trinity, junto al traidor Cypher, representa el lado más humano de la cinta: un personaje inquebrantable y frágil, seco y compasivo, inteligente, sensible y físico. Ella es, sin duda, la verdadera heredera de Connor y Ripley; la heredera que nunca pudo gozar, como sus predecesoras, de alguna secuela memorable.

6. Rey (Star Wars: The Force Awakens)

El personaje más reciente de nuestra lista es la heredera natural a la figura mítica del elegido. Representante de Luke Skywalker en estas nuevas cintas que retoman, paso por paso, su iniciación en A New Hope, Rey es el esperado relevo femenino frente a una muy larga lista de históricos personajes masculinos, de Ulises a Harry Potter. Muchas críticas apuntaron a decir que la facilidad de Rey para sobrepasar obstáculos era una debilidad narrativa que caricaturizaba al personaje. Y claro, todo parece indicar que estos críticos no entendieron nada de las sagas anteriores: la predisposición a la fuerza –que es, finalmente, lo que hace de Rey una “elegida” en el sentido mítico– tiene síntomas muy marcados en una facilidad para las aptitudes de ingeniería –tanto en construcción como en ingeniería inversa–, en la capacidad de pilotear naves, en una aguda sensibilidad y en otros reflejos felinos. Todos estos síntomas se manifestaron en Luke y en Anakin y todos estos síntomas fueron pistas para mostrarnos que, finalmente, el tráiler nos había engañado y que Finn sería solamente un personaje secundario frente a la batuta cedida a Rey.

En comparación con el rol menor de dama en peligro y todas las fantasías de bikinis dorados, Rey es un personaje que se contrapone profundamente al papel de la princesa Leia original. Hay algo intrigantemente misterioso en este personaje que se atrevió a empuñar un sable láser sin entrenamiento, que aprendió por pura intuición mística los trucos mentales jedi y que se perfila como una aprendiz potencialmente más poderosa que el maestro. Rey es la nueva figura heroica de una saga que promete seguirse renovando en estos años salvajes de la fuerza. Y eso, sin duda, nos emociona.

5. Joanna Eberhart (The Stepford Wives)

Esta extrañísima película basada en el afamado libro de Ira Levin (Rosemary’s Baby) forma parte de las increíbles producciones de paranoia cienciaficcionosa que caracterizaron el Hollywood de los años setenta. La historia parecía entonces una amenazante reflexión sobre el normalizado deseo masculino de la “mujer-ama-de-casa” tan representativa del imaginario cultural estadounidense de los años cincuenta y sesenta. Aquí, la increíble presencia libre de Katharine Ross (The Graduate) se contrapone a las miradas perdidas y complacientes de todas las mujeres suburbanas convertidas en robots para la dominación masculina cotidiana. Y ahí están las burlas constantes al deseo masculino de poseer a la mujer como computadora programable, para que le deje tantear sus senos a voluntad, para que le diga en la cama lo viril que es, para que cocine compulsivamente, le cumpla sus caprichos y reverencie las horas que pasa en el trabajo. Todo esto calcado sobre la figura de los animatronics complacientes de los parques de diversión de Disney en una mezcla satírica tan puntillosa como excepcional para la época.

La visión siempre rebelde y seductora de Ross es verdaderamente refrescante en un ambiente suburbano con una atmósfera que, a cada segundo, se vuelve más opresiva y asfixiante. Un interesante papel protagónico femenino que advierte sobre los peligros de la normalización de los roles genéricos y que se mofa profundamente del deseo masculino encarnado en la más típica visión del sueño americano.

4. Marjane (Persépolis)

¿Qué se puede decir de este maravilloso personaje que no se haya dicho mil veces? La increíble adaptación cinematográfica de la esencial novela gráfica de Marjane Satrapi es una joya en sí misma. Pero lo que hace tan conmovedora esta historia de crecimiento en el complejísimo momento de la revolución iraní es el enfoque personal que le dio la autora a la historia original. No hay momento, en la novela gráfica, en que no se sienta la profunda implicación personal de la escritura: cada sueño se convierte en una confesión personal, cada exploración íntima en esa mirada que sale de la introspección para desplazarse críticamente hacia un mundo exterior opresivo.

Cuando usar tenis es un acto de rebeldía, cuando tus vecinos te vigilan, cuando la sexualidad es un tema peligroso y la música occidental un referente prohibido, la constante búsqueda de personalidad adolescente se convierte en un reto complejo y combativo en sí. Marjane es una heroína discreta, que lucha por comprender el mundo que la rodea, que trata de conciliar el pensamiento de sus padres y el espíritu de una nación que se transforma, que oscila entre lo que observa en Europa y lo que vive en su tierra, entre sus deseos adolescentes y la realidad que la atormenta, entre el descubrimiento sexual y la soledad del exilio. Esta película permite una reflexión amplia desde el punto de vista muy íntimo de una niña creciendo en circunstancias excepcionales. Y, sin embargo, hay algo que se siente cariñosamente cercano en la cruda realidad de una persona que abre su experiencia, con humor, simpleza y la irreverencia necesaria para sobrevivir la complejidad de un mundo ajeno.

3. Eleanor Arroway (Contact)

El increíble personaje de Carl Sagan cobró vida, con singular fuerza, en la gran adaptación que hizo Zemekis de su novela. Mucho se debe, por supuesto, a la apasionada y apasionante actuación de Jodie Foster. En el mundo dominantemente masculino de la ciencia, la Dra. Eleanor Arroway se distinguió por una brillante carrera académica que enfocó, después, a la escucha del universo para rastrear vida extraterrestre. Todos los obstáculos que se le imponen a partir de un descubrimiento único muestran las dificultades habituales de las mujeres que, históricamente, han sido despreciadas por las más altas condecoraciones de la ciencia. Desde Lise Meitner hasta Rosalind Franklin, pasando por Jocelyn Bell-Burnell, la Dra. Arroway pertenece a una larga lista de mujeres de ciencia que han tenido que luchar, en un mundo masculino, para ganarse el justo reconocimiento que merecen.

Más allá, el personaje de Foster lucha por mantener su empleo frente a la tentación de relaciones sentimentales, es una mujer de singular fuerza y pasión ambiciosa, una persona que no duda en sacrificar su vida por la mínima posibilidad de un conocimiento más amplio del universo. Así, frente a doctores prepotentes y militares testarudos, Ellie representa una imponente figura femenina que nunca se va a la caricatura, que no necesita ser una diosa o una heroína redentora, que no tiene que patear villanos para mostrar fuerza y que se distingue en una industria en la que, para tener un papel femenino principal, hay que habitar a millones de años luz, en un futuro distópico o en una realidad inalcanzable. Aquí, en plenos 90, la Dra. Arroway es una figura esencial, enorme y entrañable.

2. Sarah Connor (Terminator)

Lo interesante de Sarah Connor en las dos primeras películas de una franquicia que ha caído en franco declive, es observar en ella la progresión emocional de un personaje profundo y complejo. James Cameron tiene ya una larga historia de interesantes personajes femeninos (como la Dra. Lindsey Brigman de The Abyss) pero nunca volvió a toparse –fuera del número uno de nuestra lista– con una figura tan interesante como la de Sarah Connor. Y sí, en la primera película de Terminator, Sarah es una mesera desprevenida que se encuentra, muy rápido, en la situación de “damisela en peligro”. Sin embargo, se ve forzada a tomar la batuta de la acción y es ella quien termina por aniquilar al T-800 que se había mostrado tan invencible.

El destino de Sarah es entonces un ciclo trágico: da a luz al salvador de la humanidad y, por ello, su hijo la manda proteger por el hombre con el que concibe, fatalmente, al salvador de la humanidad. Y en este ciclo se cumplen las fantasías de autogénesis masculina: John Connor es su propio creador. Pero, a pesar de estos deseos de autogénesis, el papel de Sarah Connor se convierte en algo esencial en la segunda entrega de la saga.

El sufrimiento de ser considerada como una esquizofrénica paranoica con delirios de persecución en complejas fantasías de apocalipsis es una prueba de carácter. Frente a las constantes humillaciones, la fuerza de Sarah se muestra en la profunda creencia de su rol, en las enseñanzas que transmite a su hijo, en el entrenamiento diario, en la inagotable voluntad de perseverar en su lucha. De damisela en peligro, Sarah pasa a convertirse en una mujer que quiere tomar en manos un destino que no le perteneces; una mujer que busca destruir el ciclo fatal de su existencia condenada, que confía en el deber superior que tiene frente a la humanidad y que no quiere agotarse en el deseo de los hombres que la rodean. Madre protectora, sí; heroína de acción, también; pero, fundamentalmente, una mujer a cargo de su propia existencia que se niega a sucumbir a las humillaciones constantes, que se niega a aceptar su tragedia, que lucha por su propia vida salvándose así de un destino: Sarah Connor siempre fue la verdadera salvadora de la humanidad.

1. Ellen Ripley (Alien)

Más allá de las transformaciones que sufrió Sarah Connor, el personaje de Ripley ha pasado por toda clase de metamorfosis, vidas y muertes. Lo esencial de este personaje, su enorme fuerza vital, su imperturbable carácter y su muda voluntad de supervivencia nunca se expresaron mejor que en las dos primeras películas de la saga. Ésta no es la típica heroína de acción que muestra una pierna desnuda mientras empuña dos metralletas, que usa shorts entallados para ir a saquear templos antiguos o que viste de cuero apretado para patear traseros. Ripley es una persona normal, con un trabajo mecánico y aburrido en una nave mediocre. Su supervivencia no se debe a la fuerza o al conocimiento particular en armamento y combate sino a una testarudez de supervivencia que le hace frente, con voluntad de vida, a la inagotable voluntad de destrucción del depredador perfecto. Ripley es cualquiera de nosotros y es más que todos. En eso, es un personaje tan fuerte, imponente y valiente por su completa falta de excepcionalidad.

En la segunda entrega, claro, Ripley se convertirá más en una figura de madre-guerrera, de diosa-protectora, en su enfrentamiento con la otra madre –bitch–, la reina de los depredadores. En este enfrentamiento y en el apego que tiene por Newt, podemos ver cómo Ripley es una fuerza de vida frente a la muy masculina encarnación de la destrucción fálica que representa el xenomorfo. Y esto no es porque sea una figura materna primordial como la reina alien, ni que tenga una inclinación natural hacia la protección, sino porque, a pesar de las dificultades que supone, no puede dejar de rescatar a seres vivos abandonados. Newt es el nuevo Jonesy y Ripley es siempre la voluntad humana de supervivencia, el impulso de vida, frente a la destrucción necia.

Ripley cambió perspectivas de género en la ciencia ficción, se convirtió en un ícono de la supervivencia espacial y uno de los rostros más reconocidos del cine de terror, Ripley se lleva nuestro primer puesto por la inagotable jerarquía que representa. Saludemos hoy y siempre la inmortal vida de la teniente.

Mención feminista: Olive-Marina-Ruby (Teknolust)

Teknolust, el bizarro proyecto de la artista visual Lynn Hershman Leeson, ha sido constantemente despreciado por la crítica. Sin embargo, a pesar de su pretensión desbordada y su evidente voluntad de crear un cine de ideas, la película tiene detalles interesantes… y momentos divertidos. Uno de los puntos de la cinta es mostrar cómo los roles de género se aprenden en una sociedad. El personaje de Ruby debe salir a encontrar hombres para proveer de esperma a sus hermanas clonadas que carecen de cromosomas Y, siendo una creación nueva en este mundo complejo, Ruby confía en líneas que aprende de viejas películas hollywoodenses para seducir a hombres.

La idea, a pesar de los evidentes errores de realización, plantea preguntas interesantes: ¿cómo podría concebir una máquina los roles de género que nos parecen tan naturales? ¿Podría esto demostrar que no hay una “esencia” masculina o femenina sino que estos roles genéricos se aprenden culturalmente? ¿Cómo se puede enseñar a una máquina a ser mujer u hombre? ¿Qué implicaciones tendría dotar de sexualidad libre a un androide?

Aquí la mezcla entre tecnología y biología busca tambalear la concepción habitual del autómata creado por el hombre: después de la asexualidad del Frankestein de Mary Shelley tenemos muchos ejemplos de creaciones femeninas en manos masculinas desde Metropolis hasta Ex-Machina pasando por Bride of Frankestein. Y claro, ninguna cuestiona su rol genérico ni busca reflexionar sobre potenciales formas de reproducción. En ese sentido novedoso y con la increíble presencia de Tilda Swinton haciendo un baile coordinado con sus dos clones, Teknolust es una curiosidad bizarra que, por su crítico contenido feminista, vale la pena mencionar.

Mención polémica: Ava (Ex-Machina)

La apreciada primera película de Alex Garland ha levantado interesantes cuestionamientos entre la crítica. Mientras que algunos la repudiaron por la imagen sexista de una mujer fabricada para el placer de los hombres y la lógica del miedo consecuente a la libertad sexual femenina, otros vieron una profunda crítica al imaginario masculino en nuestra sociedad. ¿Por qué encontramos dos opiniones tan diversas? Es interesante ver que esta película podría fácilmente complacer las dos interpretaciones. Y, sin embargo, el tono paranoico en que acaba la cinta no necesariamente quiere decir que todo esto sea un ensayo sobre la facilidad que tienen las mujeres para manipular a los hombres con la oferta sexual de sus cuerpos.

En realidad, el personaje de Ava, más que ser una mujer independiente resulta ser la proyección de los miedos y de los deseos de su terrible creador. Y claro, como bien vimos en la cinta, el maravilloso personaje interpretado por Oscar Isaac está lejos de ser un modelo de sensibilidad por la causa feminista. De hecho, este megalómano de Sillicon Valley plantea interesantes preguntas morales sobre los límites de la privacidad frente a la tecnología, sobre las fronteras de poder de hombres que tienen acceso ilimitado a bases inagotables de datos y a la fina línea entre violación y sexo consentido entre hombre y androides que también trata la brillante serie británica Humans.

Con todo, Ava es la manifestación física de un pensamiento masculino que desea la constante dominación física de la mujer –en baile sincronizado, servicio, compañía y placer sexual– y que teme profundamente cualquier rasgo independiente que no pueda ser suprimido por programación cultural. Ésta es la fantasía masculina de crear a la mujer perfecta de un ideal opresivo que viene recorriendo la ciencia ficción desde María en Metropolis. Y sin embargo, el giro paranoico de la cinta muestra bien que la crítica no es hacia la libertad sexual femenina sino hacia su represión temerosa por parte de los sueños de dominio masculino.

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