Un 3 de septiembre de 1888, hace 125 años , George Eastman recibió la patente para su cámara fotográfica, su carrete de fotos circulares y el nombre de la compañía que iba a comercializarlos: Kodak. El eslogan de este producto pasó a la historia: “Usted presione al botón y nosotros haremos el resto”.
Así comenzó uno de los hitos fundamentales en la historia de la fotografía. A partir del momento de la aparición de la cámara Kodak 100 Vista y de los carretes de papel con fotos circulares, la fotografía se masificó. De pronto, el imperio de la imagen había sido extraído de los pintores y de los fotógrafos profesionales; gracias a Kodak, cualquiera podía tomar una foto. Piensa en el cambio que significó que la mayoría (si no es que todos) de los celulares tengan una cámara; las imágenes pueden obtenerse en cualquier momento, en cualquier lugar. Pues bien, el invento de Kodak fue más poderoso aún, pues permitió que la capacidad de sacar fotos por primera vez llegara a un público masivo.

Diagrama de la patente de Kodak, 1988
Las cámaras que inventó Eastman constaban de un aparato flexible que tenía dentro un carrete circular con cien fotografías. Cuando las cien fotos eran tomadas, los usuarios llevaban su cámara a una tienda de revelado en donde les imprimían sus imágenes y les devolvían la cámara con un nuevo carrete. Poco después, Eastman logró crear un mecanismo para que el carrete estuviera cubierto y pudiera ser extraído sin que la película se arruinara.
Antes de los carretes, las fotografías se imprimían en placas de vidrio con una emulsión sensible a la luz. Los carretes de papel eran menos sensibles y permitían tomar fotografías en serie, además de que resultaban más baratos. Aunque las placas salieron del mercado masivo a principios del siglo XX, se siguieron usando hasta hace unos veinte años en algunos campos científicos, como la astronomía. A pesar de las ventajas de las placas, tenían mayor definición que los carretes, además de que no deformaban la imagen si se tomaban fotos de gran formato.
Kodak y la Revolución Mexicana
La Revolución de 1910 fue el primer suceso bélico cubierto ampliamente por la fotografía. Previamente, los soldados posaban después de que la batalla había terminado, porque era prácticamente imposible sacar varias placas en poco tiempo. Cámaras como la de Kodak permitieron tomar un mayor número de imágenes de forma continua y secuencial.

Francisco Villa en Ojinaga (Chihuahua), 1914
La documentación fotográfica de la Revolución en México se hizo con carretes y placas. Los carretes eran más fáciles de usar y eran más rápidos, pero las placas tenían la ventaja de que podían ser impresas por contacto en diferentes tipos de papel, con lo que creaban foto-postales.
Fue la combinación de estas dos técnicas las que permitieron una documentación tan extensa del conflicto bélico. Las imágenes que comúnmente asociamos con la Revolución, como las ráfagas de humo, el galope o el relincho de los caballos, los batallones moviéndose en distintas direcciones y las locomotoras acercándose al espectador se lograron gracias a la implementación tecnológica de Kodak y Eastman. Sin estos aparatos, las secuencias visuales que muestran movilidad no hubieran sido posibles.
La practicidad de equipos como el de Kodak permitió que los fotógrafos se involucraran más en su toma. Prácticamente, estaban dentro de la acción. Por otra parte, la enorme producción de imágenes en torno a este conflicto cambió la percepción que las personas tenían de él. Por primera vez, los ciudadanos podían encontrarse día con día con imágenes de una guerra que se estaba librando en diferentes puntos del país al tiempo que ellos leían.
El ocaso de Kodak
En 2012 la empresa que había dominado el panorama fotográfico se declaró en quiebra. Al parecer, no soportaron el embate de las imágenes digitales. Los carretes quedaron en el pasado y hoy en día pocos los recuerdan y menos los consumen. Posiblemente en poco tiempo será imposible comprar carretes para nuestras viejas cámaras.
La fotografía digital cambió mucho la relación que entablamos con las imágenes cotidianas que tomamos y observamos. Pero este cambio no se compara con la enorme revolución que Kodak y el carrete legaron al mundo. Gracias a ello, el imperio de la imagen que vivimos hoy en día se ha consolidado.
Después de los severos descalabros de Kodak, resulta casi imposible desearles un feliz cumpleaños, sin embargo, apenas ayer la compañía anunció su salida de la bancarrota y su renovación total lejos del mercado fotográfico. Al menos podemos rememorar todo lo que esta empresa y sus innovaciones heredaron al mundo.