Los osos de agua poseen una proteína que los protege de los efectos de los rayos X.
¿Recuerdan a los tadrígrados? Esos pequeños microorganismos de ocho patas, adorables, prácticamente indestructibles y que la gente suele llamar osos de agua.
Hasta la fecha se tienen registradas más de mil especies de estos adorables pequeñines, en entornos acuáticos marinos y de agua dulce, pues normalmente necesitan del agua para vivir y reproducirse –aunque se han encontrado tipos de tadrígrados limno-terrestres, que son capaces de tolerar la deshidratación completa–.
Desde su descubrimiento la resistencia que han demostrado a las temperaturas extremas, la inmersión en solventes, la presión, la exposición a radiación y al vacío del espacio –allí donde los astronautas necesitan su traje espacial para vivir–, ha intrigado a los científicos. Hoy, gracias a un equipo de investigación japonés, estamos más cerca de descubrir qué hace cuasi invulnerables a los osos de agua.
Investigadores de la universidad de Tokio han logrado avanzar considerablemente en el mapeo genético de los tadrígrados. No se trata del genoma completo, pero sólo tiene un 1.2% de genes de otras especies frente al 18.5% registrado por la Universidad Chapel Hill, de Carolina del Norte, en un estudio anterior. La universidad estadounidense descubrió el año pasado que este porcentaje del genoma tardígrado pertenecía a otros organismos incluyendo plantas, hongos, bacterias y virus.
Para evitar la contaminación de la especie durante la investigación, los japoneses procuraron eliminar cualquier rastro bacteriano en los ejemplares, además de utilizar un método de secuenciación del ADN más preciso.
Entre las conclusiones a las que ha llegado Japón fue que la especie más resistente es el R. varieornatus y no el Hypsibius dujardini que afirmaban los estadounidenses. En cuanto a su resistencia se descubrió que el microorganismo tiene muchas más copias de una enzima antioxidante y es poseedor de proteína llamada Dsup que los protege de los efectos de los rayos X, impidiendo que la radiación ionizante rompa las cadenas de ADN.
Los investigadores lograron con éxito trasplantar la Dsup a a células humanas, logrando con ello que incrementaran en 40% su tolerancia a los Rayos X. Para probar si la protección del ADN por la proteína Dsup también podría mejorar la supervivencia celular después de la irradiación, se midió la viabilidad celular después de la irradiación.
“Casi todas las células no transfectadas irradiadas tenían una forma redonda anormal y se separaron sobre todo de la placa de cultivo, las características típicas de las células muertas. Por el contrario, muchas células irradiadas con Dsup tenían una morfología normal y asociadas a las placas de cultivo, lo que sugiere que estas células conservado las características de las células adherentes vivas”, afirma el estudio publicado en Nature.
Aunque aún es muy pronto para saber qué consecuencias traerá este descubrimiento a los diversos campos de la ciencia, es innegable que abre una puerta de posibilidades inmensa a la creación de nuevos medicamentos contra la radiación o incluso en los viajes espaciales. Nos mantendremos al pendiente para saber por dónde avanza todo esto.