Si algo caracteriza a esta estupenda revista es la calidad de sus fotografías. Desde muy temprano, National Geographic se ha vuelto un referente para el periodismo gráfico, sobre todo en lo concerniente a la naturaleza, la antropología y las sociedades humanas. Como cada año, la revista anunció a sus ganadores a las mejores fotografías, algunas tomas te dejarán con la boca abierta.
1. Naturaleza
El premio 2013 para esta categoría fue para Paul Souders. Se trata de un oso polar que nada debajo de una capa de hielo en Hudson Bay, Manitoba, Canadá. Sobre la escena se puede ver un sol rojo de medianoche que calienta el frío del norte. La población de osos polares en Manitoba es la que se encuentra más al sur. Su número ha ido mermando en los últimos años por la elevación de la temperatura.
Mención honorífica para Réka Zsimon, quien en un buen día a orillas del Danubio, en Hungría, tomó está imagen de una parvada de garcillas.
Mención honorífica para Stephen De Lisle, quien tomó esta fotografía de un rinoceronte indio melancólico y lejos de casa. La imagen se tomó en el zoológico de Toronto, Canadá.
Mención honorífica para Yosuke Kashiwakura, quien muestra los nidos de los cuervos en Tokio, Japón. En esta ciudad no hay muchos árboles, y los materiales que los cuervos necesitan para hacer sus nidos escasean, por eso a veces roban ganchos de ropa de los departamentos que tienen a su alrededor.
2. Personas
El premio de esta categoría fue para Cecile Smetana Baudier. La imagen muestra a dos gemelos idénticos de 15 años en la localidad de Fyn, en Dinamarca. Forma parte de un proyecto en el que se muestran personas con intensas conexiones emocionales, personas que usualmente usan el “nosotros” en lugar del “yo”.
Mención honorífica para Maurin Bising, quien nos muestra a una chica nacida en Nueva York, una de las ciudades más grandes del mundo. A los 13 años se mudó a un pequeño pueblo de Bajakunda, Gambia, al oeste de África. Ahora vive sin electricidad y tiene que tomar todos los días un autobús que luego de un trayecto de dos horas la lleva a su trabajo. Es la única en la zona que tiene un pasaporte estadounidense, pero no puede usarlo porque no quiere ir en contra de las tradiciones familiares.
Mención honorífica para Michele de Punzio, quien fotografió a su novia en su coche, mientras que esperaban a que el semáforo se pusiera en verde en Roma, Italia.
Mención honorífica para Aurélie Geurts, quien tomó esta imagen como parte de un proyecto llamado “Frumoasa”, que significa ‘belleza’ en rumano. Retrata a un niño cuya familia tiene que superar penosos obstáculos para lidiar con el día a día. A pesar de todo, se trata de personas cálidas y amables que habitan en Ghent Dampoort, Bélgica.
Mención honorífica para Cecile Smetiana Baudier, quien en esta imagen nos presenta a Ida, de siete años de edad, en Aaarhus, Dinamarca. Nació en Groenlandia, pero su madre decidió llevársela a Dinamarca para buscar mejores perspectivas de vida. A pesar de compartir fuertes lazos culturales, en Dinamarca los groelandeses son considerados ciudadanos de segunda categoría, borrachos y revoltosos. Ida no tiene amigos ni ningún lazo fuerte que la ate al lugar en el que vive. Con esta foto, la autora pretende crear una imagen diferente de los groelandeses en Dinamarca.
Mención honorífica para Andrew Biraj, quien nos muestra a un niño jugando con globos a orillas del río Buriganga, en Dhaka, Bangladesh. En el paisaje que rodea al niño se ve un tiradero de basura y gases tóxicos que envenenan el ambiente.
3. Lugares
Esta categoría se la llevó Adam Tan. La fotografía ganadora muestra a una madre cargando a su hijo en una canasta en la provincia de Yuanyang, en China. La localidad tiene un aire vetusto que provoca un placer especial. Se trata de una foto tomada muy temprano, casi en la madrugada, y la niebla envuelve a madre e hijo en un paisaje de colores acre.
Mención honorífica para Andrew Lever, quien pasaba por la carreta que sigue a la costa de playa Tarifa, en Andalucía, España; cuando vio a estas vacas tomando el sol. En el fondo se pueden ver extraños paracaídas de colores.
Mención honorífica para Julie Fletcher, quien siguió una tormenta eléctrica en el lago Menindee, en New South Wales, Australia. En su recorrido se encontró con este paisaje irreal. La coloración verdosa del agua se debe a que está cargada eléctricamente.