Reseña – Peacemaker o como la madurez es mucho más que imitar a Christopher Nolan
Ocho episodios y una película le bastaron a James Gunn para redefinir la personalidad del DCEU. Tras su triste capítulo con Trump y Disney, el director de Guardianes de la Galaxia consiguió replicar su éxito en DC Comics y HBO Max, retomando algunos elementos que ya habían sido impuestos por personajes como Zack Snyder y David Ayer, pero con un tono menos enfadado y solemne, dejando fuera la idea de los grandes dioses que salvan al mundo, para dotar de voluntad y fuerza a un grupo de inadaptados sociales.
Peacemaker repite mucho de los proyectos previos de James Gunn en Marvel: tomar un personaje o grupo de personajes prácticamente desconocidos para que la audiencia pueda empatizar por completo con una trama inverosímil llena de enormes secuencias de acción. Más allá de los personajes y sus habilidades, o la constante lluvia de referencias sobre Batman y la Justice League, lo que hace especial a Peacemaker es la relación que tiene el espectador con los protagonistas de la serie. Sin la necesidad de profundizar en los sentimientos o ideales de cada miembro, Gunn va de la lastima a la empatía, para que, justamente en el final, podamos sentir que como cada bala que reciben nuestros héroes nos pega directo en el corazón.
HBO Max
Dentro de Peacemaker la historia es bastante simple: una invasión alienígena. Resulta que unos aliens conocidos como los Butterflies han llegado a la Tierra para tomar los cuerpos y mentes de personajes importantes en la industria de la tecnología, el entretenimiento y la política para, supuestamente, apoderarse del planeta. Como la mayoría de los poseídos son personas de alto rango público y político, las misiones para detener la invasión deben ser en extremo secretas… y es ahí donde entra Amada Waller y su Fuerza Especial X.
Christopher Smith, aka Peacemaker, vuelve a ser reclutado por Waller para dar apoyo en la misión de acabar con los Butterflies. En esta ocasión, Peacemaker es el único con habilidades especiales, mientras que el resto de sus compañeros son los agentes de oficina que vimos en The Suicide Squad, más un par de misteriosos aliados que parecen saber más de lo que aparentan. Por culpa de Smith, la misión secreta rápidamente se convierte en un show de fuegos artificiales y desmembramientos, con un rastro de sangre que termina en la puerta de un inesperado, pero temible personaje de DC Comics: el padre de Peacemaker.
Lo que al inicio parece una serie de acción con superhéroes bastante normalita, se va transformando en una trama llena de introspecciones bastante densas sobre las acciones y conflictos personales de cada protagonista. John Cena pasa de ser un enorme fortachón libre de emociones, a un entrañable superhéroe que tuvo que adaptarse a las peores circunstancias durante toda su vida. Atormentado por la muerte de su hermano y bajo el yugo de un supremacista blanco con acceso a tecnología imposible, Peacemaker se debate entre la búsqueda de la paz a toda costa y la necesidad de encontrar una familia de verdad.
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En menor medida, pero con suficiente impacto, vemos como todos los involucrados han sufrido durante años una pelea interna por culpa de su trabajo. Todos los miembros de esta fuerza especial se debaten entre un bien mayor y acabar con la vida de toda una familia con un rifle de francotirador. Entrar en detalles arruinaría la experiencia, por lo que vale mucho la pena experimentar de primera mano cómo es que estos personajes revelan sus verdaderas intenciones a través de historias maduras y emocionantes. En ningún momento Peacemaker se siente como un montón de charlatanería barata para empatizar con un antihéroe, solo es un crecimiento natural de los personajes, con fuerza suficiente para mantener las expectativas por encima de los madrazos y los chistes de mal gusto.
Peacemaker apuesta por una trama madura, que no depende de filtros en blanco y negro o tramas intrincadas para justificar que Batman y Superman tengan una pelea. A nivel superficial, Peacemaker es una comedia con superhéroes, sin intenciones pretenciosas o mensajes confusos. James Gunn lleva un ritmo perfecto durante toda la serie, combinando el drama con la acción, sin que, en primera instancia, nos demos cuenta de la enorme agenda y crítica social con la que cada episodio carga. En esta misma línea, el director aprovecha para jugar con todo el DCEU, apuntando a personajes que no hemos visto en otras series y señalando cuestiones incómodas como la vida de Aquaman bajo el océano o las reglas de Batman.
A nivel visual también encontramos una idea mucho más madura y funcional para estos héroes en el mundo real. Hay cabezas que explotan, un par de niños asesinados, escenas de sexo, desnudos parciales, litros y litros de sangre y un oso cercenado con una sierra eléctrica. Ahí está el shock value que tanto presume The Boys, pero en el mismo universo que Wonder Woman o la próxima The Flash. Al final puede que estas secuencias sean lo que la mayoría de los espectadores recuerde, pero la realidad es que están ahí y existen para relajarnos un poco, sobre todo después de que Peacemaker y compañía pasaron por un momento (emocionalmente) difícil.
Jugando entre la comedia, el drama y lo que pueda interpretar la audiencia, Peacemaker presenta a su mejor personaje: Vigilante. Un chamaco flacucho pero bien entrenado que ha crecido idolatrando a Smith. Con un traje hecho en casa y cero habilidades sociales, Vigilante se suma al equipo para ensuciarse las manos como pocos lo han hecho alguna vez, con una lealtad inquebrantable y una enorme habilidad para soportar golpes, balas y bombas en la cara. Vigilante nos mantiene conectados con la parte inverosímil de esta historia, pero también sirve para que podamos entender cómo los “superhéroes” han causado un daño irreparable en la sociedad (y no solo en la ficticia).
Sin embargo, la combinación de un egocéntrico aspirante a héroe con la “inocencia” de un niño de 10 años, permiten que, en el momento más álgido, Vigilante genere más emociones en la audiencia que todo lo que hemos visto del Superman de Henry Cavill en 4 películas. Y esa es la principal característica que podemos destacar de Peacemaker, pues ha logrado que la audiencia en general (no solo los fans de DC Comics) pueda sentir algo por estos personajes desconocidos. Igual que cuando muere Groot o cuando desaparecen los Guardianes en Infinity War. Todo esto en una serie donde John Cena, luchador de WWE, da vida a un personaje que hace 5 años pocos hubieran reconocido.
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Lo bueno
- James Gunn y sus ideas para el DCEU
- Todas las referencias a los cómics y personajes de DC Comics
- John Cena como Peacemaker
- Vigilante y los 11th Street Kids
- Mucho más madura y emocionante que Justice League de Zack Snyder
- Todo el soundtrack
- ¡LA INTRO!
Lo malo
- No sabemos muy bien donde encaja en la continuidad del DCEU
- Ya no podemos ver con los mismos ojos a los Guardianes de la Galaxia
Veredicto
Peacemaker es la muestra perfecta de que la madurez en historias y personajes no está peleada con el entretenimiento y el carisma de los actores. DC Comics y Warner Bros. intentaron replicar el efecto de Christopher Nolan en Batman, apurando el desarrollo de su universo y dejando a sus personajes en las poco talentosas manos de Zack Snyder. Por primera vez desde 2013, el proyecto del DCEU parece tener sentido o, cuando menos, una idea clara de los eventos que la audiencia podrá ver en el futuro, sin prisas por alcanzar a Marvel Studios y con una personalidad que va más allá de solo ser lo opuesto a Los Vengadores.