Neon Genesis Evangelion es sin lugar a dudas uno de los mejores animes de la historia y ahora que se ha estrenado en Neflix toda una nueva generación podrá descubrir por qué. Si eres uno o una de esas que no la han visto seguramente piensas que estamos exagerando, pero no es así y para demostrarlo el equipo de Código Espagueti escribió algunas líneas sobre la importancia de esta serie y el por qué debes verla.
Una obra provocativa (José Luis Leguízamo)
Yo llegué a Evangelion como muchos otros: luego de años de escuchar pláticas entre mis amigos sobre por qué era la mejor serie de anime de todos los tiempos. Luego de tanta insistencia, finalmente decidí comprar los DVDs que vendían es esa época para quitarme ese “peso” de encima. Primero fue la serie, las películas, el manga y después los blogs con explicaciones y teorías alrededor de la serie.
Y es que para mí Evangelion es eso: una obra que te provoca, que te deja con hambre de más y que al final te pone sobre la mesa más preguntas que respuestas. No sé si realmente sea la mejor serie de anime que se ha hecho, pero lo de lo que sí estoy seguro es que es imposible quedar indiferente ante ella.
Medianoche en el 22 (Edgar Olivares)
Neon Genesis Evangelion regresa hoy a nuestra vida. Los neófitos dirán que es una exageración, pero para todos los que la cazamos en VHS, la vimos en Locomotion o nos desvelábamos para verla a media noche en Canal 22, esta serie representa mucho más que solo Anime, es el trofeo que recibimos a nuestra constancia.
Evangelion es una serie muy diferente a todo lo que conocemos de Japón y casualmente es la que más se apega a la narrativa tradicional del país del sol naciente. Es contemplativa, introspectiva con un ritmo pausado, que se corta con las grandes peleas. Su trata es complicada y da al espectador nuevas revelaciones a cada nueva vista. Su apertura tiene una de las mejores canciones producidas en la historia de la humanidad, y una versión diferente de Fly me to de moon en cada ending.
Lo que puede decir de esta serie esta sobrado. No es un anime sencillo que sea amable con la gente que quiere entrar a la animación japonesa por primera vez, tampoco lo es para todos los que buscan batallas a lo Dragon Ball. Es una serie que te hace mirar para dentro y pensar sobre lo que eres y podrías ser, allí radica su importancia. Es una clase de filosofía existencialista para intermedios y eso, si no están preparados, es devastador.
Impacto (Alina Escobedo)
“Impacto”. Esa es la palabra que usaría para referirme a Neon Genesis Evangelion. Porque desde el primer capítulo sabes que estás ante algo que no es nada como lo que habías visto antes. Sí, ya habíamos visto antes anime del género mecha, pero los personajes, los Evas y sus enemigos eran algo diferente, algo novedoso, distinto, profundo y perturbador.
Todo el contexto religioso, filosófico, tecnológico y psicológico fue todo un impacto para mi cerebro y para el de muchos otros. Nos hacía buscar, investigar y explorar el contexto para poder comprender mejor lo que se nos presentaba en la pantalla. Lo complejo de sus personajes, que al final nos resultaban tan humanos, hizo que de alguna manera pudiéramos identificarnos con ellos, con sus contradicciones, luchas y conflictos.
Fly Me to the Moon (Sergio Hidalgo)
En el lejano 1995, en medio de una crisis económica que afectaba nuestro país, el anime se volvía a poner de moda en México entre los adolescentes de todas las clases sociales gracias a Saint Seiya y Sailor Moon. En este boom por la cultura japonesa surgieron decenas de revistas especializadas, siendo la más icónica de esos años la desaparecida Domo, de Valente Espinoza.
Gracias a Domo, y a otros fanzines, los mexicanos nos enteramos que, en el otro lado del mundo, los japoneses ya no se interesaban por Seiya y sus amigos, sino que estaban vueltos locos por una nueva serie de robots gigantes con el oscuro nombre de Neon Genesis Evangelion. Así, el primer acercamiento de mi generación con la obra de Hideaki Anno no fue el anime, sino a través de reportajes que explicaban el furor que despertaba en Japón. Poco después, por medio de la piratería friki, comenzaron a llegar a nuestro país VHS con uno o dos episodios de la serie, y poco después videos con insoportables doblajes españoles.
La serie prendió con todo en nuestro país, a pesar de sólo poder verse por medios no oficiales, y de inmediato los fanzines y el incipiente internet se llenó de teorías relacionadas con la serie, algunos sumamente elaboradas. Yo sólo pude terminar de ver la serie en el 2007, más de una década después de su estreno en Japón, cuando un avispado programador de Canal 22 decidió pasar el anime al filo de la medianoche. Ahora la serie regresa, lamentablemente sin Fly Me to the Moon, y nos permitirá volver a emocionarnos y elucubrar teorías.
Ares (Guillermo Todd)
1995, año en que se estrenó Neon Genesis Evangelion, me pasó completamente de largo. Yo estaba inmerso en otras cosas más “para niñitos” como Toy Story y Dragon Ball para preocuparme por lo que Hideaki Anno, Yoshiyuki Sadamoto y Gainax hacían por esos tiempos.
No tuve Locomotion y poseía el vago conocimiento de que la combinación de los términos “Neon”, “Genesis” y “Evangelion”, era el título de un animé que no me interesaba consumir… hasta que llegué a la prepa una década después del lanzamiento de la serie en Japón y ocho años luego del estreno de The End of Evangelion en las salas de cine niponas, y por razones que no explicaré aquí, durante una calurosa madrugada de julio me acerqué a mi computadora, el único fulgor entre la oscuridad de mi habitación, abrí Ares, ese infame programa P2P de intercambio ilegal de contenido digital, y escribí “Evangelion” para descargar lo que fuera que tuviera que ver con la serie.
Horas después, tal vez a las 3 de la madrugada, se descargó el primer material: “End of Evangelion – English Subs“.
Sin temor a desmañanarme porque el regreso a clases aún estaba lejos en mi calendario, me puse a ver esa película que lo acababa todo en la narrativa de la serie, pero que irónicamente, desencadenó una bola de nieve en mí.
Eso fue hace 14 años, hoy con trabajos puedo llegar al capítulo final de la serie en Netflix. Ya no es lo mismo, no soy aquel adolescente que descubría Evangelion en la oscura habitación de la casa de su juventud.