Esta semana varios países expresaron su compromiso de prohibir la pesca comercial en vastas zonas del Pacífico y el Caribe. Los anuncios son fundamentales para la conservación de la vida marina en el mundo. Entrarán en vigor al final de este año.
Hace algunos días, el presidente de los EEUU, Barack Obama, propuso la expansión de las áreas protegidas en el Pacífico Central. La idea que expuso ante la comunidad científica y la prensa, es hacer crecer la reserva de 225 mil kilómetros cuadrados a 2 millones de kilómetros cuadrados. Sin duda, la extensión que se propone es bastante considerable.
Adicionalmente, Palaos (país localizado en el mar de Filipinas) anunció que su Santuario Marino Nacional crecerá a 500 mil kilómetros cuadrados, lo que representa el 80% de las áreas marinas comerciales exclusivas de ese país. Asimismo, el gobierno de las Islas Cook (al norte de Nueva Zelanda) aseguró que expandirán sus áreas protegidas de 19 kilómetros alrededor de cada isla, a 80 kilómetros.
Finalmente, el ministro del medio ambiente de Bahamas declaró que su país se ha comprometido proteger el 20% de su territorio marino para el 2020. Actualmente, sólo se encuentra protegido el 3%. El dato es significativo si tomamos en cuenta que se trata de un país en donde el territorio marino representa el 94% de su extensión total.
Estas iniciativas podrían desatar un efecto en cadena que provoqué que un mayor número de países en el Pacífico y el Caribe opten por extender sus territorios protegidos. Elizabeth Wright-Koteka, vocera de la oficina del Primer Ministro de las Islas Cook, aseguró:
“La gente en las islas del norte vio los beneficios de la reserva y dijeron ‘también queremos eso'”
Las reservas marinas no atentan contra la pesca industrial. Al contrario, refrenan su depredación, garantizan la conservación de los ecosistemas y permiten la recuperación de los recursos marinos. La pesca indiscriminada erradica especies y termina irresponsablemente con los peces, reservas como ésta garantizan la existencia de un lugar para la reproducción de la vida marina lejos de los peligros de la pesca sin ley.
Por supuesto, todavía queda mucho por hacer. Además es fundamental observar que estos decretos se cumplan y las áreas protegidas verdaderamente se encuentren cerradas a la pesca industrial. Como sea, no cabe duda de que el camino trazado por estas iniciativas nos lleva a pensar en un futuro más promisorio en lo que se refiere a la protección de la vida marina.