Esta momia fue desenterrada en el siglo XIX en la ciudad de Lúxor (Egipto). Aunque se trata de una momificación bastante tardía, las condiciones en las que se encontró contradicen poderosamente algunas de las nociones más establecidas sobre este proceso en la cultura egipcia. Con cerebro, pero sin corazón, así fue encontrada.
La actual ciudad de Lúxor, localizada a orillas del Nilo en Egipto, no es una de las más conocidas, ni visitadas; a pesar de que se encuentra construida sobre las ruinas de una ciudad milenaria. Pero en la antigüedad no sólo era una de las ciudades más importantes, también era célebre. Los egipcios la llamaban Uaset, los griegos Tebas y los árabes Al-Uqsur. El poeta Homero la inmortalizó como “la ciudad de las cien puertas”, y fue escenario de algunas de las más importantes tragedias griegas, como Edipo Rey de Sófocles o Los siete contra Tebas de Esquilo.
Ahí fue donde encontraron este cuerpo momificado. Según los datos obtenidos por el análisis, se trata de una mujer que murió cuando tenía entre 30 y 50 años, como casi todos los egipcios tenía serios problemas dentales y fue momificada hace aproximadamente 1,700 años, época en la que el Imperio Romano entraba en declive y los cristianos se extendían por el mundo. En su época la momificación no era tan común como solía serlo, e incluso era mal vista por algunos de sus coterráneos que siglos atrás habían cambiado de religión. Pero al parecer esta mujer pertenecía a una familia extremadamente tradicional.

Antigua ciudad de Lúxor
La momia fue descubierta hace más de un siglo, y poco se sabe del lugar en el que fue hallada. Ni siquiera existe la certeza de que el féretro en que se encontró haya sido originalmente suyo, pues la práctica de cambiar de cajas mortuorias era común en la antigüedad y entre los vendedores modernos de objetos egipcios. Estos últimos suelen hacerlo como una forma de promoción y para sacar más dinero de una momia.
En términos estrictamente científicos, el hallazgo proyecta ciertas irregularidades que llaman la atención. Los órganos internos fueron extraídos del cuerpo por un agujero practicado en el perineo, incluido el corazón, pero el cerebro permanece intacto. El hecho de que el corazón haya desaparecido no deja de ser curioso, pues se cree que para los antiguos egipcios este órgano tenía una importancia religiosa especial. Se supone que al morir el corazón de los humanos era pesado con la “Pluma de Ma’at”, la cual representaba una especie de concepto de la verdad y la justicia en aquella cultura.
Adicionalmente, dos placas de cartonaje fueron encontradas dentro de la momia. El cartonaje es un material hecho con capas de telas como el lino o papiro que eran pegadas sucesivamente con goma de resino (algo parecido al papel maché). Se usaba en varios ritos funerarios e incluso llegaba a estar decorado con oro. En este caso, las placas se encuentran en el lugar del corazón y en el abdomen. Los investigadores detrás de este análisis especulan que quizá fueron colocadas en esa posición como parte de un rito de “sanación” para que el cuerpo pase al otro mundo en mejores condiciones, por decirlo de alguna manera.

Tomografía de la momia con las placas de cartonaje
Este hallazgo abre un campo de nuevas especulaciones en torno a las momias y el proceso de momificación. No deja de ser excepcional y tardío, en tiempos en que las viejas religiones estaban en peligro de extinción, pero aún así resulta sumamente interesante.