El dentista canadiense Michael Zuk guarda una curiosa colección de dientes que pertenecieron a las celebridades. En una subasta pagó 32 mil dólares por la muela de John Lennon, la cual se ha convertido en el objeto más valioso de su colección. Recientemente Zuk declaró que se encuentra colaborando con científicos norteamericanos para extraer de la muela las células necesarias para clonar al que fuera miembro de los Beatles.
El dentista comentó:
“Si los científicos creen que se puede clonar a mamuts, John Lennon podría ser el siguiente”
Michael Zuk está dispuesto a hacer una fuerte inversión para darle vida a un clon de Lennon, porque según él:
“Estoy muy emocionado cuando pienso en que puedo devolver a la humanidad a una de las estrellas más grandes del rock”
Hay varios problemas con la idea de este dentista. Además de los evidentes, podemos mencionar dos muy importantes: 1. la clonación de un mamut se calcula que se llevará a cabo en 50 años; y 2. los seres humanos no somos sacos de genes.
En realidad, los retos para clonar a un mamut son muy diferentes a los que se enfrentarían los científicos si quisieran clonar al músico británico. En primer lugar porque los mamuts desaparecieron hace 3,700 años, por lo que encontrar células viables para la clonación y métodos efectivos para aprovechar esas células es una tarea titánica. En cambio, Lennon desapareció hace poco más de treinta años, las células de sus restos han sufrido un proceso totalmente distinto al que han llevado las células de mamut.
Por otro lado, la esperanza de ver a un John Lennon de 15 años tocando junto a un Paul McCartney de 86 es poco menos que un sueño loco. En realidad, los seres humanos no somos sacos de genes que sirven para transportarlos de generación en generación. El complejo social, emocional y psíquico que era John Lennon no puede replicarse tan sólo con su código genético.
Todos nosotros nacemos con genes que determinan aspectos importantes de nuestra vida, pero no todos ellos. La experiencia también delimita lo que somos y lo que llegaremos a ser. En otras palabras, pueden clonar a un niño con el mismo código genético de Lennon, pero ese niño puede convertirse en algo completamente distinto. Depende de su experiencia y su horizonte de vida, elementos que no pueden replicarse en un laboratorio.
Finalmente, algo debemos decir acerca de las implicaciones morales de este proyecto. Si la intención de Michael Zuk se cumple, tendrá una vida completamente nueva a la que él y el mundo tratarán como un objeto de colección. La persona con los genes de Lennon no será sino un juguete de museo, un ser humano cuyo destino está marcado de antemano. Sobra decir que a ninguno de nosotros nos hubiera gustado nacer así.