Hayabusa 2 es una nave espacial robótica de la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA) logró su objetivo de viajar 300 millones de kilómetros lejos de la superficie de nuestro planeta para posarse unos segundos sobre el asteroide Ryugu.
“Estoy realmente aliviado. El tiempo pasó muy despacio hasta el aterrizaje. Fue bien, estamos muy contentos”, dijo Makoto Yoshikawa, unos de los responsables de la misión, en una primera conferencia de prensa.
La sonda estuvo sólo tuvo un breve contacto con el asteroide, que tiene unos 900 metros de diámetro, pero eso le bastó para arrojar su brazo hacia el terreno del asteroide, generar una nube de polvo y recoger una muestra con la cual los investigadores esperan conocer un poco más sobre nuestro sistema solar, ya que se piensa que el asteroide cuenta con grandes cantidades de materia orgánica y agua de hace unos 4.6 mil millones de años, cuando se creó el sistema solar.
“La mano de la humanidad ha alcanzado un nuevo y pequeño objeto celeste. Teniendo en cuenta los diferentes escenarios, ha aterrizado en las mejores condiciones posibles”, ha dicho sobre el aterrizaje Yuichi Tsuda, el director del proyecto.
La JAXA dijo que la sonda regresará a la Tierra con pequeñas muestras del asteroide Ryugu en su interior y otras más que tomará próximamente, a finales del año 2020.
Sombra de la sonda espacial Hayabusa2 (arriba en el centro) tras su aterrizaje en el asteroide Ryugu, a 340 millones de kilómetros de distancia de la Tierra. (Kyodo News via AP / Gtres)
La aventura de Hayabusa2, de un costo de alrededor de 30 mil millones de yenes (270 millones de dólares), comenzó el 3 de diciembre de 2014, cuando la sonda inició un largo periplo de 3.200 millones de kilómetros para llegar a Ryugu, que se encuentra a 340 millones de kilómetros de la Tierra, ya que es imposible ir en línea recta.
La sonda necesitó exactamente tres años y 10 meses para llegar a su destino: en junio de 2018 se estabilizó a 20 kilómetros de Ryugu, un asteroide muy antiguo en forma de diamante.