A tan solo tres días de que la NASA lograra obtener muestras del asteroide Bennu con la sonda OSIRIS-REx, se reportó que agarró tantas que hasta las viene regando por el camino. El objetivo de la misión era obtener tan solo 60 gramos de muestras del asteroide, pero el descenso de la sonda fue tan rápido que logró juntar muchas más de las necesarias. Lamentablemente esto no es necesariamente bueno.
Dante Lauretta de la Universidad de Arizona quien estuvo al mando de la misión, dijo que la sonda juntó muchas más muestras de las necesarias, quizá cientos de gramos del asteroide. El descenso de la nave en Bennu fue más violento de lo anticipado, por lo que el contenedor de muestras instalado en el brazo robótico penetró de más en la superficie, y con tanta fuerza, que algunos restos quedaron estancados en la tapa.
Los científicos de la NASA estiman que el contenedor de OSIRIS REx se insertó hasta 48 centímetros en el suelo rocoso y oscuro de Bennu. “Casi fuimos víctimas de nuestro propio éxito” comentó Lauretta.
En realidad no había nada que los controladores de vuelo pudieran hacer para quitar los restos del asteroide de la tapa del contenedor. Lo único viable era que se apresuraran lo más posible para colocar el contenedor en su cápsula de regreso. Originalmente se había planeado que esto sucediera después, pero al ver la situación los científicos de la NASA tuvieron que hacer malabares para terminar con esta parte de la operación el martes.
Al principio se había reportado un completo éxito en la recuperación de las muestras, pero la noticia no duró mucho cuando los científicos observaron las primeras imágenes de la sonda. En ellas se notaba una estela de partículas de Bennu siendo dejadas atrás por el contenedor. La situación mejoró cuando el brazo de OSIRIS-REx volvió a su lugar. Sin embargo no sabemos cuánto se perdió por este incidente.
Se tiene previsto que la sonda regrese a la Tierra con las muestras de Bennu en 2023.