Ya es un lugar común decir que la tecnología ha cambiado nuestras vidas; y los dispositivos móviles, y el internet, y los juegos, y las compras, y etc., etc., etc… Pero más allá de las esperanzas desenfrenadas de algunas personas que sostienen que le tecnología siempre es positiva, no hay duda que en algunas cosas nuestra vida ha cambiado para mal.
Sin ir más lejos: existen al menos ocho nuevos padecimientos psicológicos relacionados con la tecnología que afectan a los habitantes del siglo XXI. Algunos de ellos son actualizaciones de viejas enfermedades que ahora aprovechan nuevas plataformas, y otros son fenómenos totalmente nuevos que surgieron con los productos recién estrenados.
1. El síndrome de la vibración fantasma: El 70% de los usuarios de la telefonía móvil han sentido “la vibración fantasma”. Se trata, ni más ni menos, de que el usuario cree que entró una llamada cuando en realidad no ha pasado nada. Esto sucede generalmente cuando esperamos que nos llamen, nos acordamos de nuestro teléfono o estamos muy estresados.
2. Nomofobia: también conocida como no-mobile phobia, lo cual indica el miedo a no tener el celular a la mano. Según el Dr. Rosen, quien ha estudiado este fenómeno, muchos usuarios de celulares estamos programados como el “perro de Pavlov”. En otras palabras, respondemos automáticamente al estímulo condicionado del teléfono. Si ese estímulo no se encuentra presente, algunos usuarios comienzan a sentir ansiedad.
3. Cibermareo: Era común que cuando jugábamos un shooter en primera persona por primera vez nos daban ganas de vomitar, pero después de unas cuantas horas lo superábamos. Este fenómeno se llama “cibermareo” y se asemeja a las náuseas que tenemos cuando vamos en el transporte público, aunque estemos inmóviles en la sala de nuestra casa. Esto se ha extendido tanto, que hubo muchas personas que se marearon con los movimientos del iOS 7.
4. Depresión de Facebook: Los humanos somos seres sociables, y si nos aislamos siempre tendremos una tendencia a la depresión. Cualquiera diría que las redes sociales como Facebook ayudan a evitar esta depresión, pero en realidad ocurre exactamente lo contrario. Hay dos razones para esto: 1) la gente suele publicar post felices en Facebook, que se refieren a su vida amorosa, vacaciones, fiestas, etc.; una exposición extrema a estos post puede crear la sensación de “todos-son-felices-menos-yo”. 2) Facebook no es un sustituto de la vida social “real”, por el contrario, se ha demostrado que las personas que tienen más amigos en esta red suelen tener menos vida social, lo cual conduce evidentemente a la depresión.
5. Adicción a internet: El término es discutido por la comunidad científica, pues para algunos no se trata de una adicción a internet, sino a ciertas cosas que se encuentran en línea o más bien se trata de un síntoma de una enfermedad más general. Incluso existen centros de ayuda a distintas adicciones relacionadas con internet, como apuestas en línea, juegos en línea o sexo en línea.
6. Adicción a los juegos en línea: Muchas personas se han quedado atoradas en los videojuegos en línea, sobre todo del tipo MMORPG. La adicción a estos juegos se ha extendido tanto, que en países como Corea del Sur se ha impulsado la llamada “Ley Cenicienta”, que bloquea los servicios de videojuegos en línea entre la medianoche y las seis de la mañana a los usuarios menores de 16 años. En Estados Unidos, por su parte, se han multiplicado los grupos de apoyo para los adictos a estos juegos, incluso siguen un modelo de 12 pasos.
7. Cibercondría: También llamada “hipocondría cibernética”. Entre las maravillas de nuestro cerebro, está la capacidad de convertir una enfermedad imaginaria en una enfermedad real. Este padecimiento ya existía, pero con los servicios de “diagnóstico” en línea, el problema se ha hecho más intenso. Muchas personas meten síntomas como “dolor de cabeza”, “dolor de vientre” y “comezón en la cabeza” a estos servicios y les sale que tienen un tumor cerebral o el síndrome de la Guerra del Golfo. Lo peligroso es que en algunos casos las personas se convencen que realmente tienen estos padecimientos, y en ocasiones esto provoca que se enfermen realmente.
8. El efecto Google: Estamos tan acostumbrados a usar Google, que nuestro cerebro puede llegar a pensar: “¿para qué memorizo esto o aquello, si puedo buscarlo en Google?”. En suma, se trata de la pereza mental para memorizar, provocada porque en internet la información siempre está disponible. Esto no necesariamente es algo malo, por el contrario, si la información está siempre disponible nuestro cerebro se puede ocupar de tareas más complejas e importantes como analizar, imaginar y criticar. No obstante, tampoco podemos prescindir de la memoria, si el efecto Google se hace crónico puede traer consecuencias nefastas para las personas, sobre todo para los que están en edad escolar.
Si no caíste en pánico y saliste corriendo lejos de tu computadora antes de terminar de leer, recuerda que los padecimientos psicológicos de este tipo no son directamente “causados” por la tecnología; sino que tienen que ver con desórdenes en nuestra vida cotidiana. En otras palabras, se puede llevar una vida sana y disfrutar de la tecnología sin ningún problema. Así que… ¡vuelve aquí y termina de leer esta nota!