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Reseña: Justice League – La luz llega a DC… pero no deslumbra

| 16 de noviembre de 2017
El universo cinematográfico de DC por fin tiene una buena película de acción. Pero nada más.

Ya alguna vez en otro artículo de este ilustre pasquín cibernético relaté que, al igual que millones de niños alrededor del mundo, aprendí a leer gracias a los cómics. Mi abuela atesoraba una colección de viejas revistas que pertenecieron a uno de mis tíos,  entre las que se incluían números de La Pequeña Lulú, Bugs Bunny, Archie, y muchas otras historietas formato “Avestruz” de Editorial Novaro. De vez en cuando, mi abuela me dejaba hojearlas, y particularmente me divertía con las historias de Superman, que eran ilustradas por el gran Curt Swan (a mi gusto el mejor dibujante del Hombre del Acero). Esas historietas me gustaban sobre todo porque relataban aventuras increíbles en las que, invariablemente, Superman enfrentaba situaciones rocambolescas que despertaban mi imaginación. Es probable que por eso, a pesar de ser catalogado por muchos como “un personaje aburrido” (algo que no comparto), le tengo especial cariño a Superman y sus estrambóticas aventuras.

El personaje ha tenido sus más y sus menos en diversos medios. En los mismos cómics, en varios momentos, ha tenido grandes baches. En el cine, incluso el icónico Christopher Reeve protagonizó dos bodrios, sin mencionar que muchas de las adaptaciones televisivas han sido mediocres. No obstante, las mejores versiones de Superman en cualquier medio suelen apelar a un par de elementos claves: su capacidad para inspirar a los demás a sacar lo mejor de sí mismos, incluyendo a sus compañeros de la Liga de la Justicia.

Luego de dos películas del Hombre de Acero, Warner Bros. respaldó nuevamente a Snyder y puso en sus manos la joya de la corona del Universo Extendido de DC Comics (DCEU): la película de la Liga de la Justicia, el grupo más grande de héroes en los cómics. Pero, luego de una terrible tragedia familiar, Snyder tuvo que dejar la cinta poco antes de concluirla. Joss Whedon, la mente creativa detrás de The Avengers, tomó el relevo. Supuestamente Whedon sólo grabó el 20% de la cinta, por eso se negó a aparecer en los créditos como director. Sin embargo, Whedon sí estuvo involucrado en su edición, y al ver el resultado se nota mucho su toque en la versión final de la película que llegó a los cines.

¿Esto es bueno o malo? Depende. Si esperabas una lluvia de referencias a las historias de DC (que aquí son contadas con los dedos de una mano) te sentirás decepcionado; si lo que buscas es una película de acción más a tono con Transformers o a la segunda hora de The Avengers y Age of Ultron, estarás contento.

No son nuestros héroes

En los años noventa, cuando DC decidió renovar la Liga de la Justicia y colocar como miembros activos a sus héroes más representativos, Grant Morrison acertó al negarse a profundizar en las historias de los héroes –que se desarrollaban en sus títulos individuales– y usar al grupo para enfrentar amenazas que sólo juntos podían resolver. Morrison se dio cuenta de que los personajes están tan bien delineados, es decir, son arquetipos, que para contar historias con ellos no es necesario dedicar mucho tiempo a desarrollarlos. Los lectores ya saben quiénes son los héroes y qué esperar de ellos, así que lo verdaderamente importante es colocarlos en situaciones interesantes, que signifiquen un reto para ellos y sean interesantes para sus particulares personalidades.

Así, la mente analítica de Batman, la capacidad de Superman para inspirar lo mejor de los demás, o la nobleza de Wonder Woman, se magnificaban en estas aventuras. Además, las historias hacían necesaria la colaboración de todos para lograr vencer a un villano o superar un reto específico. Desde entonces, con mayor o menor éxito, ese ha sido el estilo de las historias de la Liga. Nunca sabremos si ese era el enfoque de Snyder, pero es obvio que Whedon intentó entregarnos una Liga cercana a esa.

Los héroes que vemos en pantalla se alejan mucho de su versión de los cómics.

A pesar de que la cinta recuerda a Origin, el primer arco argumental de los cómics de Justice League de la era New 52, los héroes que vemos en pantalla se alejan mucho de su versión de los cómics.

Batman, que siempre ha sido un líder indiscutible, se presenta como un emo que todo el tiempo duda de sus capacidades de mando; Wonder Woman, una mujer fuerte y símbolo del feminismo, deja entrever que no quiere aparecer en público por el rencor que aún siente con el mundo por la muerte de Steve Trevor; Flash, un valiente criminólogo forense y científico (que en los cómics viejos siempre solía sorprendernos con sus Flash facts), ahora es un cobarde con déficit de atención que suelta chistes a diestra y siniestra; Aquaman, el indiscutible rey de la Atlántida, es presentado como un malhumorado y borrachín forzudo, más cercano al estereotipo de un marinero mal encarado que a un soberano. Sólo Cyborg nos remite a su versión de las viñetas, y se presenta como un atleta que, a pesar de lograr sobrevivir a un accidente mortal, cree que perdió su humanidad por culpa de la tecnología que le permite vivir. Snyder decidió cambiar las motivaciones de los personajes, supongo que para darles personalidades más contrastantes y frescura a sus relaciones. El problema aquí es que no lo consigue.

Y el caso de Batman es el más dramático de todos. Mientras que en los cómics todos lo respetan –e incluso temen– a pesar de ser el único que no tiene poderes, en Justice League Batman es humillado una y otra vez por el resto de los miembros de la Liga. En lo personal suponía que la película intentaba reafirmar la idea de que Batman es un humano entre dioses (un gancho usado en muchas ocasiones en los cómics), para en algún punto de la trama mostrar que el Caballero Oscuro es en realidad el ser humano más peligroso del mundo (de forma similar a la historia de los marcianos blancos de Morrison)… pero no, Batman es humillado y puesto en ridículo nada más porque sí. La película nunca termina de justificar claramente por qué Batman forma parte de un equipo de semidioses –más allá de ser el personaje que los recluta–, ni siquiera en la parte final, cuando intenta desviar la atención de los Parademonios, poniéndose en un peligro innecesario.

La película nunca termina de justificar claramente por qué Batman forma parte de un equipo de semidioses.

Entiendo la búsqueda por alejarse de las fuentes originales en pos de contar una buena historia, pero aquí eso no termina de funcionar, sobre todo porque la historia es exageradamente sencilla: un villano ancestral regresa para buscar tres objetos “mágicos” que le permitirán tomar control de la Tierra, así que los héroes deben detenerlo. Sin embargo, nuestros héroes son derrotados una y otra vez por un villano que tampoco termina de convencer.

Un villano para el olvido

Históricamente los villanos de DC han terminado por ser lo más memorable de sus adaptaciones a otros medios. Pero desde la llegada del DCEU eso ha ido perdiendo fuerza, basta recordar a Enchantress en Suicide Squad, Ares en Wonder Woman, o Doomsday en Batman v Superman: Dawn of Justice. Y la tendencia no cambia en Justice League. Steppenwolf, tal vez por influencia de Whedon, recibe el mismo tratamiento superficial que han tenido la mayoría de los villanos de Marvel Studios es sus cintas: aparece, explican rápidamente su motivación, es un malo muy maloso, y muere al final prácticamente sin ningún matiz ni profundidad.

Steppenwolf, tal vez por influencia de Whedon, recibe el mismo tratamiento superficial que han tenido la mayoría de los villanos de Marvel Studios es sus cinta.

Si bien Steppenwolf no es el villano más memorable de DC, tenía el potencial de ser el primer personaje que podría dar coherencia a la enorme mitología de los Nuevos Dioses y el Fourth World, que se dejó entrever en las locas palabras de Lex Luthor en Batman v Superman. Pero aquí se desperdicia la oportunidad de marcar la llegada de Darkseid, y en la escena postcréditos final vemos que DC se olvida del Fourth World y anuncia una amenaza diferente que tendrán que superar los miembros de la Liga en la inevitable secuela. Ok, aceptó que me emocionó esa referencia, pero dan a entender que de golpe y porrazo se olvidan de toda la historia que, en apariencia, querían contar dando pistas sobre los Nuevos Dioses y Darkseid desde la cinta anterior.

Sólo queda suponer que, con el retiro de Snyder de las películas de DC, Whedon quiere dar marcha atrás al arribo del Dios Oscuro para evitar cualquier comparación con lo que se avecina en Marvel.

Una sencilla película de acción

A lo largo de su carrera, a todos nos ha quedado claro que el fuerte de Snyder son las escenas de acción, y está película está llena de ellas. Así, en lugar de seguir el esquema de sus dos películas anteriores, en las que intentaba contenerse y dejar el grueso de la acción para las escenas finales, ahora sigue una fórmula diferente: por cada escena de transición que hace evolucionar la trama, nos regala una escena de acción. Por eso tenemos una escena tranquila y una de puros madrazos, intercaladas entre sí.

Lamentablemente las escenas de acción, que habrían podido ser impactantes, no lucen tanto por un mediano trabajo en el apartado de los efectos especiales.

Si bien esto no ayuda para tener ante nosotros una película profunda (como había intentado y fallado miserablemente Snyder en sus cintas anteriores), sí la vuelve mucho más disfrutable. Justice League deja de lado todo el intento por intelectualizar a los personajes, y nos deja una sencilla película de acción, sin ninguna vuelta de tuerca, sin una trama profunda, sin un metadiscurso. ¿Eso es necesariamente malo? Para nada. Algo sencillo no es necesariamente malo, pero contrasta mucho con la forzada grandilocuencia de Man of SteelDawn of Justice. Esto se agradece, pero también da la impresión de que el potencial que tienen los personajes de DC no se explota del todo, y sólo nos están ofreciendo un episodio largo de una caricatura genérica de la Liga de la Justicia.

Lamentablemente las escenas de acción, que habrían podido ser impactantes, no lucen tanto por un mediano trabajo en el apartado de los efectos especiales. Es increíble que Justice League, la película más importante del año para Warner, palidezca en el apartado de efectos especiales ante, por ejemplo, Thor: Ragnarok. En la película de DC los Parademonios y el mismo Steppenwolf gritan todo el tiempo “¡Esto es CGI!”… y para una película como esta es algo imperdonable. Finalmente, es increíble que Snyder, en su afán por volver “reales” a los superhéroes, omita usar los diseños de Jack Kirby, sobre todo porque un par de semanas antes vimos que lucían increíblemente bien en pantalla en la ya mencionada Thor: Ragnarok.

Lo bueno
  • Superman finalmente es tratado con respeto.
  • Es una película de acción de inicio a fin.
  • Se olvidan de la grandilocuencia forzada.
  • Gal Gadot demuestra que nació para ser Wonder Woman.
  • Es una película palomera en toda la extensión de la palabra.
Lo malo
  • Batman es un inútil.
  • Steppenwolf es tan mediocre como los peores villanos de Marvel.
  • El CGI no está a la altura de la película más importante del año del universo DC.
  • Flash es una patada en los huevos.
  • DC pasó de la grandilocuencia forzada a algo que a veces peca de sencillo.
Veredicto

Si bien la dupla Snyder/Whedon es como el agua y el aceite, el extraño menjurje que crearon entre ambos no es del todo despreciable. Whedon logró contener los afanes de profundidad de Snyder, recató su afinado ojo para las escenas de acción, y eliminó de la edición final todas las referencias intrascendentes para dejar una cinta exageradamente sencilla, pero, eso sí, muy entretenida.

Estamos ante una película 100% palomera, y eso no es necesariamente malo. Pero lo cierto es Justice League que tampoco trascenderá como un clásico del cine de superhéroes. Por lo pronto, le queda el consuelo de ser, junto con Wonder Woman, las dos mejores películas del DCEU… lo cual tampoco es un gran consuelo.

Título: Justice League.

Duración: 110 minutos.

Director: Zack Snyder y Joss Whedon.

Elenco: Ben Affleck, Henry Cavill, Amy Adams, Gal Gadot, Ezra Miller, Jason Mamoa, Ray Fisher, Jeremy Irons, Diane Lane, Connie Nielsen, Amber Heard.

País: Estados Unidos.

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