En la década de 1700 era claro para los eruditos europeos que ciertas lenguas se relacionaban entre sí. Pero no fue hasta 1786 que la gente empezó a considerar que todas estas lenguas podrían estar relacionadas en un nivel más profundo.
Padre en español viene del latín patre , forma de pater: padre.
Sir William Jones, un lingüista e investigador sugirió que el sánscrito tenía fuertes similitudes con el latín clásico y griego. Las similitudes se podían ver al comparar el sánscrito con varias palabras en latín y griego, pero resultó más evidente cuando los tres idiomas se superponen, como ocurre con la palabra padre:
Expuesto de esta manera, las similitudes de otras lenguas europeas salieron a relucir, a este tipo de comparaciones se le llaman cognados:
Los filólogos comenzaron a buscar explicaciones que dieran luz sobre el parentesco detectado entre estas palabras. La persona que finalmente encontró una respuesta satisfactoria fue Jacob Ludwig Karl Grimm (sí de los hermanos Grimm), quien formuló lo que hoy se conoce como la Ley de Grimm, basada en el cambio de los fonemas.
La primera parte de la ley de Grimm dice que en las lenguas germánicas, la p se transformó en f. El fortalecimiento de su teoría se debe a que un conjunto de cientos de palabras mostró la misma alternancia, un buen argumento para demostrar la conexión genética entre las lenguas.
Así fue como la palabra padre / pater / pitar ayudó a facilitar la comprensión del desarrollo del árbol de la familia indoeuropea.