Con un estilo muy particular, este ilustrador regresa una y otra vez sobre sus obsesiones: el sacrilegio y la anatomía.
Si el cuerpo es un templo, entonces no hay nada más sacrílego que el trabajo de Alfonso Elola. El ilustrador avecindado en Madrid, constantemente acecha el sacrilegio como forma de deformar la anatomía y replantear los símbolos cristianos y romanos. Sus trazos parecen tendones que se entretejen cuidadosamente hasta formar rostros y deformar cuerpos.
Cada trabajo de Elola es una conjunción de elementos que se entrelazan de manera precisa. Cada línea está cuidadosamente colocada, y cada detalle encaja perfectamente con la composición.
Para el ilustrador, los dioses romanos renacen bajo su potente y preciso trazo y el cuerpo se descompone en músculos, huesos y órganos deformados. Te presentamos una breve muestra del fascinante trabajo de Elola.