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La UNAM descubrió por qué no ha ocurrido un terremoto en la CDMX proveniente de la Brecha de Guerrero

Se esperaba un gran sismo de esa zona.
Mapa de México partido en dos por sismo

De acuerdo con los expertos, se espera desde hace por lo menos 30 años que un sismo de enorme magnitud, proveniente de la Brecha de Guerrero, afecte a la Ciudad de México, que afectaría sobre todo a la zona sur de la capital. Sin embargo, los últimos sismos de gran magnitud que han afectado a la capital se han originado en Chiapas y Oaxaca. Hasta ahora ese gran sismo no ha ocurrido, y los científicos de la UNAM parecen haber encontrado la razón.

De acuerdo con los especialistas del Centro de Geociencias (CGeo) y del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM, sus últimos estudios indican que una capa de agua que no debería alcanzar las placas de la Brecha de Guerrero podría estar ayudando a evitar que ocurra el esperado sismo.

Así lo explicaron:

“La capa de gabro (roca ígnea) en la base de la placa Norteamericana es poco permeable y no permite el paso constante de agua. Entonces, cuando la placa de Cocos entra por debajo de ella libera fluidos que quedan atrapados, lo que genera menor fricción y evita la acumulación de energía.”

Los expertos, gracias a los registros oficiales, descubrieron que no se ha presentado un sismo fuerte proveniente de la Brecha de Guerrero, que va de Acapulco a Zihuatanejo, desde 1911, por eso decidieron estudiarla.

Luca Ferrari, investigador del CGeo, indicó que descubrieron que la zona que abarca la Brecha de Guerrero perteneció a una antigua zona volcánica. Por eso, se acumularon rocas volcánicas en la placa, hasta formar una placa, misma que incrementa la presión de fluidos, permitiendo atrapar agua que no debería alcanzar la capa de gabro, evitando que se acumule la suficiente energía como para que haya un terremoto.

“El agua es un conductor de electricidad; una roca seca no conduce, pero si tiene agua lo hace. Lo que vimos en el perfil de la Brecha de Guerrero fue un conductor por debajo de la placa, justo en la interfaz de la de Cocos y la Norteamericana, como pensábamos. Es decir, ahí hay fluidos atrapados”, indicó Ferrari.

Los científicos de la UNAM creen que esa sería una razón para que en la zona se generen ‘sismos lentos’, es decir, en lugar de moverse las dos placas en decenas de segundos, el desplazamiento dura de uno a seis meses.

La investigación completa de la UNAM se publicó en la revista científica Geology. En sus conclusiones indican que, si bien es muy difícil que un gran sismo proveniente de la Brecha de Guerrero afecte a la Ciudad de México, uno de una magnitud enorme sí podría venir de Oaxaca, Michoacán o de una zona fuera de la Brecha.

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