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Otto Stern, una vida dedicada a la ciencia de lo diminuto

Una de las mentes científicas más importantes del siglo XX.
Otto Stern Ciencia Física
Otto Stern fue galardonado con el el Nobel de física en 1943 | Foto: Peter Toschek

Otto Stern es una de las figuras científicas más importantes del siglo XX, pues sus descubrimientos ayudaron a cimentar el bizarro y fascinante edificio de conocimientos de la física cuántica. Profesor, teórico y sobre todo investigador pionero en algunas técnicas que revolucionarían la investigación en el mundo atómico, Stern es una mente imprescindible para entender cómo la ciencia puso su mirada en el universo de lo diminuto.

Científico una vez, científico para siempre

Otto Stern nació el 17 de febrero de 1888 en Sorau (ahora territorio de Polonia) en el seno de una familia alemana de clase media. Su infancia y adolescencia transcurrieron sin muchos percances, excepto que su familia decidió mudarse a la ciudad de Breslavia en 1892, ciudad donde estudiaría el bachillerato. Stern descubrió a temprana edad su pasión por la ciencia, pues a los 18 años comentó sus estudios de fisicoquímica en la Universidad de Breslavia, institución donde también obtendría su doctorado en 1912. Un año después ya se encontraba dando clases en la prestigiosa Universidad de Zúrich donde se convirtió en uno de los tantos seguidores y admiradores de Albert Einstein.

Los siguientes años Otto Stern consolidaría su currículum dando clases en distintas universidades de Alemania hasta que logró asentarse en la Universidad de Hamburgo a principios de la década de 1920. Ahí permanecería hasta 1933 cuando los nazis subieron al poder y tuvo que partir hacia América donde pasaría el resto de su vida. Curiosamente aquello por lo que Otto Stern es reconocido fue producto de su trabajo en Hamburgo donde llegó a colaborar con Walter Gerlach (1889-1979) en el famoso experimento que lleva el nombre de ambos científicos.

El descubrimiento de una vida

Aunque al inicio de su carrera Stern tenía mayor interés en la teoría, a partir de su época en Hamburgo su curiosidad y esfuerzo se vertieron en el mundo de la física experimental, el magnetismo y las partículas atómicas. Ahí fue donde nació el experimento Stern-Berlach: un mecanismo diseñado para estudiar el comportamiento de las partículas subatómicas en un campo magnético. El experimento funciona lanzando un rayo de átomos de plata entre dos rendijas y a través de un campo magnético no uniforme, es decir, un campo donde la intensidad varía en diferentes puntos. Los átomos se estrellan en una placa de vidrio, pero lo que nos interesa es lo que sucede con el rayo de átomos.

Stern y Gerlach descubrieron que cuando se aplica un campo magnético no uniforme el rayo de átomos se divide en dos, confirmando que las partículas no se distribuyen de manera aleatoria en el campo magnético, sino con un orden predeterminado que había sido previsto por la teoría de la cuantización espacial. En el caso de los átomos de plata, solo se distribuyen en dos rayos. Otro descubrimiento que le valió el Nobel de física  de 1943 fue haber encontrado el momento magnético (la intensidad del magnetismo) del protón, confirmando que era más de dos veces mayor de lo que la teoría había previsto.

Experimento Otto-Gerlach

Un nuevo hogar

Al igual que Einstein y otros científicos e intelectuales alemanes, Otto Stern se vio obligado a abandonar el viejo continente por la persecución de los nazis. Una vez asentado en la ciudad de Pittsburg, Estados Unidos, comenzó a dar clases en el Carnegie Institute of Technology, donde permanecería hasta su retiro en 1945. Posteriormente Otto Stern se mudó a Berkeley, California donde falleció en 1969 de un ataque al corazón.

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