En 1911 se encontró un cementerio de 5 mil años de antigüedad en el-Gerzeh, al norte de Egipto. Una de las tumbas sobresalía por el lujo y la ostentación de los objetos que guardaba. Investigadores dirigidos por Thilo Rehren descubrieron que algunos de los objetos de esa tumba están hechos de hierro de meteorito.
Los científicos hicieron pasar nueve cuentas por haces de neutrones y rayos gamas, lo que demostró que materiales tenían una alta concentración de níquel, cobalto, fósforo y germanio. Sobre todo éste último elemento prueba que las piezas se forjaron con hierro de meteorito. Por otro lado, los métodos que usaron son una interesante herramienta para el futuro, no sólo por los datos que producen, sino porque no son para nada invasivos.
Estas pequeñas cuentas, de apenas dos centímetros de longitud y 1.3 de diámetro, son los artefactos forjados con hierro más antiguos que se conocen. El descubrimiento es grandioso, no sólo por el tipo de material usado, sino porque prueban que 2 mil años antes de la forja del hierro común, los artesanos egipcios ya trabajan el hierro de meteorito. De acuerdo al artículo, el conocimiento para la manufactura del hierro de meteorito “fue esencial para el desarrollo del trabajo con hierro”.
El hecho de que estas cuentas se hayan encontrado junto a piezas de materiales exóticos como el oro, el lapislázuli y ágata; sugiere que el hierro de meteorito era una materia prima de lujo, usada para el ornato antes que para crear herramientas. Las cuentas están hechas con pequeñas hojas de hierro enrolladas, de 2 o 1 milímetros de ancho, y demuestran que los artesanos tuvieron que trabajar cuidadosamente el material para crear estas delgadas hojas.