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El kilogramo ha muerto tal y como lo conocíamos hasta hoy

Tranquilo, esto no significa que un kilo de aguacates dejará de ser un kilo de aguacates.
Antiguo Kilogramo-Kilo
La pesa del antiguo kilogramo de Saint Cloud. (Japs 88)

Hace 130 años, en 1889, se definió el kilogramo como la masa del Gran K, un cilindro fabricado de una aleación de platino e iridio y que está almacenado en Saint Cloud, París. Este acto fue una consecuencia del Tratado del Metro firmado en 1875, unos años antes, por 17 países con la finalidad de elaborar un sistema de referencia internacional de Longitud.

La pesa de Saint Cloud, ha sido desde entonces el referente para la defición oficial de un kilogramo, la unidad básica de masa aceptada de forma internacional. Sin embargo, esto ha cambiado definitivamente este 20 de mayo de 2019, día histórico para la ciencia, pues finalmente todas las unidades básicas de medición pasan a ser oficialmente definidas en términos de propiedades atómicas y constantes de la física fundamental.

¿Qué quiere decir esto?

Antes, todas las unidades básicas de medida fueron definidas por objetos específicos elaborados por el genio humano. Con el paso del tiempo, estos objetos como el metro estándar –que representaba “una fracción de la distancia entre el Polo Norte y el Ecuador”– fueron reemplazados. Por ejemplo, ahora el mismo metro estándar se define como “la distancia que recorre la luz en el vacío durante un intervalo de 1/299.792.458 de segundo”.

La historia con el kilogramo fue distinta, los científicos no conseguían calibrar otros en otras partes del mundo, por lo que era imposible evitar que algunos átomos se desprendieran y por tanto la masa cambiara moderadamente. Es más se considera que durante su vida útil el cilindro de Saint Cloud ha perdido 50 miligramos, más o menos.

Pero ahora, los físicos encontraron la forma de fijar el kilogramo para que en todo el mundo se pueda estandarizar esta medida. Un kilo, a partir de hoy, se define fijando el valor numérico de una constante fundamental de la naturaleza conocida como constante de Planck (6,62607015*10-34 Kg*m2*s). Esta constante relaciona la energía de un fotón con su frecuencia, y se representa con la letra h. De este modo se definirá al kilogramo en términos del segundo y del metro, unidades del sistema internacional ya definidas en términos de constantes físicas fundamentales.

Ya sé, parece que estamos hablando en un idioma inentendible, pero Wolfgang Ketterle, ganador del premio Nobel y profesor de Física del MIT, lo explica de una manera más sencilla para National Geographic:

“La nueva definición de kilogramo corresponde a la masa de un número exacto de partíoculas; un número muy grande de partículas”.

Esto no significa que vayas a la verdulería y cuenten con un sistema para darte un kilo de limones exacto, todo se seguirá pesando igual, pero en términos de física e ingeniería, el hecho de definir en términos de constantes físicas el kilogramo, permitirá realizar estudios universales con mucha mayor exactitud. ¡Qué viva el nuevo kilogramo!

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