Un nuevo estudio publicado en exclusiva por National Geographic podría arrojar serias dudas sobre la iglesia del Santo Sepulcro, ese lugar en el que supuestamente fue enterrado el Jesús de Nazaret.
Desde el pasado mes de octubre, un grupo de arqueólogos de la Universidad Politécnica Nacional de Atenas ha estado ejecutando una serie de pruebas sobre los restos de una cueva de piedra caliza que se encuentra en la famosa iglesia ubicada en Jerusalén. Los resultados apuntan que la tumba data del año 345 d.C., lo que significa que ese lugar podría no ser la tumba de Jesús.
Los investigadores analizaron los químicos en los restos utilizando una técnica llamada luminiscencia ópticamente estimulada, la cual les permitió determinar la edad del sedimento en las muestras a partir de su exposición a esta luz especial.
De acuerdo con la creencia católica común, el Nuevo Testamento señala que Jesús murió en el año 33 d.C., pero algunos acontecimientos históricos –y este nuevo estudio– hacen pensar que los romanos consagraron la tumba de la Iglesia del Santo Sepulcro en el año 326 después de Cristo. Esta fecha coincide con la expansión del cristianismo a partir de que el emperador Constantino I declarará la religión oficial del imperio romano.
La supuesta tumba de Cristo fue abierta al público luego de muchos siglos en octubre de 2017, cuando los investigadores iniciaron la restauración del santuario que costó 4 millones de dólares a la fecha.
Lo cierto es que sea como sea los arqueólogos aseguran que no se puede tener completa certeza de que la en la Iglesia del Santo Sepulcro se encuentre la tumba de Jesús, pero como bien señalan, tampoco existe otro sitio que pueda ostentar ser dicha tumba.