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A 30 años del adiós de Isaac Asimov

Conmemoramos tres décadas sin Asimov.
Isaac Asimov 30 Años
Un indispensable de la sci-fi | Foto: Shutterstock

Hace 30 años le dijimos adiós a uno de los escritores de ciencia ficción más prolíficos e importantes del siglo XX: Isaac Asimov. Y decimos prolífico porque quizá no haya una mejor manera de describir el trabajo de Asimov: fue novelista, profesor universitario, divulgador de la ciencia, inventor de palabras (seguro te suena una tal “robótica”) y un largo, largo etcétera. Mejor conocido como autor de clásicos del género como Fundación y Yo, robot, Asimov dedicó su vida por completo a su escritura y su pasión por crear historias y universos.

Una infancia singular

Foto: Frederik Pohl

El apellido lo dice todo. Isaac Asimov nació el 1 de enero de 1920 en Petróvichi, un pueblo del extremo más occidental de lo que entonces era la naciente Unión Soviética. A los tres años sus padres, una pareja de comerciantes de ascendencia judía, tuvieron la oportunidad de migrar a Estados Unidos y lo hicieron. De ahí que Asimov no tuviera casi contacto con el idioma y la cultura rusa, a excepción de sus padres que de vez en cuando hablaban a sus espaldas en ruso para que no los entendiera. “He sido estadounidense por ambiente desde que tenía tres años” explicaba en sus Memorias el autor.

Se ha propagado la leyenda de que la familia Asimov huyó de las tiránicas garras de la URSS por la persecución, pero por aquellos años el bloque soviético no había endurecido sus medidas de represión. La familia simplemente pudo llegar a Estados Unidos gracias a uno de sus conocidos en busca del “sueño americano” como lo siguen haciendo muchas otras personas en todo el mundo:

“No nos perseguía nadie, nos fuimos de manera completamente legal y nuestros únicos problemas fueron los que se pueden esperar de una burocracia cualquiera, incluida la nuestra. Si es decepcionante, que lo sea” relata sobre su salida de Rusia.

Por amor a la ciencia

La literatura no tardó mucho tiempo en encontrar a Asimov. Es famosa la historia en que cuenta cómo descubrió la ciencia ficción gracias a los folletos que se vendían en el negocio de su padre. Al señor Asimov no le gustaba que su hijo leyera esa “basura”, pero el pequeño Isaac no podía evitar la fascinación por la letra escrita, fascinación que lo acompañaría toda su vida. Además convenció a su padre de que el “ciencia” en ciencia ficción significaba que eran historias buenas para su educación.

A loa 19 años empezó a escribir cuentos y pequeños relatos de ciencia ficción, aunque confiesa que sus primeros intentos ocurrieron a los 11 años cuando trataba de imitar las revistas que leía por aquel entonces. Llegando a sus veintes empezó a estudiar zoología en la Universidad de Columbia, pero desertó de la carrera cuando le pidieron disecar un gato callejero. Tal vez no quiso volver a tratar con animales, por lo que decidió cambiarse a química.

A los 29 años Isaac Asimov empezó a dar clases de bioquímica luego de concluir su doctorado, pero al poco tiempo sus textos comenzaron a ganar mayor reconocimiento, y empezaron a dejarle más plata que dar clases. Fue en esta época que Asimov trabajó en algunas de sus novelas más icónicas luego de haberse dedicado en su temprana juventud a textos de naturaleza más corta. Yo, Robot (1950), Fundación (1951), Fundación e Imperio (1952) entre muchos otros datan de estos años.

Luego del éxito de sus novelas de los 50s, durante las siguientes dos décadas se alejó de la ciencia ficción para escribir textos de corte más divulgativo. A esta época le debemos Momentos estelares de la ciencia (1959), Adding a Dimension (1964), La tragedia de la Luna (1973), Cien preguntas básicas sobre la ciencia (1979) para nombrar algunos de los más conocidos. Ya en la década de los ochentas y hasta el final de su vida se dedicaría a retomar las densas y largas novelas de ciencia ficción que lo habían llevado a la fama. Fue entonces cuando escribió Foundation’s Edge (1982) y Foundation and Earth (1986), no sin un poco de presión de parte de los lectores y algunos de sus amigos.

Isaac Asimov para el futuro

Foto: Library of Congress

Isaac Asimov creía que sus contribuciones más importantes a la cultura contemporánea se podían resumir en la serie Foundation y la creación de las Tres Leyes de la Robótica, ya mencionadas en Yo, Robot. Fuera de sus escritos y los vastos universos creados en sus obras, Asimov no se jactaba de haber hecho de su vida una aventura a semejanza de sus héroes. “He llevado una existencia tranquila y no hay demasiadas cosas excitantes que contar” confesaba con modestia en sus Memorias.

Además de un hombre entregado a su oficio y amor a las letras, Asimov fue alguien atravesado más por sus preocupaciones científica y literarias que dado a cuestiones metafísicas o religiosas.

“Nunca, en toda mi vida, ni siquiera por un momento, me he sentido tentado por ninguna religión de ningún tipo. El hecho es que no siento ningún vacío espiritual. Tengo mi filosofía de la vida, que no incluye ningún aspecto sobrenatural y que encuentro totalmente satisfactoria. En resumen, soy un racionalista y sólo creo lo que me dice la razón”.

Con su obra y sus creaciones, Isaac Asimov continúa siendo uno de los puntos de referencia obligados para cualquier curioso en la sci-fi y en la literatura. Y no solo eso, pues el escritor también ha entrado en las puertas de Hollywood con resultados que todavía no están a la altura.

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NANI?, un vlog donde discutiremos los temas centrales de la agenda del entretenimiento audiovisual asiático, principalmente de la industria japonesa. No te lo pierdas en nuestro canal de YouTube.

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