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Reseña – Horizon Forbidden West, una aventura imperdible para los jugadores de PlayStation

| 14 de febrero de 2022
Aloy regresa para dejar en claro que puede ser la gran representante de PlayStation.

Guerrila Games nunca pudo ponerse a la altura de Bungie y Halo, pero en su primer intento consiguió hacerle frente a uno de los Zelda más celebrados de la historia. Sigo pensando que Horizon: Zero Dawn se vio opacado por la “innovación” de Breath of the Wild, quedando relegado a un segundo plano, y, hasta cierto punto, olvidado por sus similitudes con la obra de Nintendo. 5 años después de aquel sorprendente debut, puedo confirmar que lo de Aloy y compañía no fueron un simple golpe de suerte, y que Guerrilla Games es uno de los estudios más importantes de la actualidad.

Horizon Forbidden West llega a PS4 y PS5 para sumergirnos en una experiencia tan terriblemente familiar, como hermosamente esperanzadora. Una travesía que se apodera de nosotros para sumergirnos por completo en su universo a través de visuales increíbles, una poderosa historia y una protagonista que nos importa desde la primera vez que ponemos el control en nuestras manos. De la misma forma que ya lo hizo en 2017, Horizon se perfila como uno de los mejores juegos del año… y no importa que este sea el inicio de la reseña, pues lo verdaderamente importante es que le des una oportunidad, sin importar la consola que tengas en casa.

Redentora de Meridian

Tras la aparente salvación del mundo a través de la ejecución del Zero Dawn, Aloy descubre que su última misión solo frenó la aniquilación de su mundo, y que un viejo aliado la traicionó para intentar controlar el conocimiento de los antiguos pobladores de la Tierra. Esta revelación provoca que Aloy emprenda un nuevo viaje en busca de respuestas, pero sobre todo de un plan B: una copia de GAIA, la Inteligencia Artificial encargada del sistema de terraformación que le dará nueva vida al mundo que los antiguos perdieron en la guerra con las máquinas. Dicha búsqueda parece imposible de completar, hasta que los vestigios de un antiguo complejo revelan nuevos secretos a la Redentora de Meridian.

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Impaciente por encontrar la copia de GAIA, Aloy regresa a Meridian para oficializar su viaje al oeste prohibido, tierras que no han sido exploradas por los Oseram o los Carja; cientos de kilómetros dominados por tribus salvajes que, según las leyendas, beben litros de sangre humana y asesinan por diversión. Claro que lo terminamos encontrando es bastante distinto a las historias, al punto en que descubrimos tribus y ciudades completas que han dominado el conocimiento de los antiguos de forma en que jamás se había visto. Además, los edificios y complejos que se ocultan bajo las montañas del oeste expanden de forma considerable los secretos de la humanidad, conocimientos que revelan más sobre el rescate que planeó Elisabet Sobeck y las razones por las que la humanidad pereció mil años atrás.

Por si lo anterior no fuera suficiente, toda amenaza se traduce en bestias salvajes más poderosas y con una ira desatada, así como una plaga que acaba con la vida poco a poco. Y sí, al final todos los habitantes de este mundo han entrado en pánico, se han desatado guerras y la paz parece inalcanzable. Aloy parece enfrentar un reto completamente nuevo que sale de su base. Pero eso apenas es el comienzo.

Horizon Forbidden West es una secuela a todas luces de Horizon: Zero Dawn, y más allá de ser algo obvio, me refiero a que en todos sentidos se siente como algo mucho más grande. A nivel narrativo nos encontramos con una Aloy que ha dejado de ser una marginada, por lo que su presencia infunde admiración y respeto por parte de todos los que la rodean. Sin embargo, nuestra protagonista sigue prefiriendo la soledad, en especial tras descubrir que el peligro que la amenazó en el pasado no ha desaparecido, y que ella sigue siendo la única capaz de ponerle fin a la extinción de todo el planeta.

A través de la historia principal podemos observar un desarrollo de personaje más sólido, lo que nos permite estrechar lazos con otros personajes, descubrir las nuevas zonas disponibles a través de una visión bastante particular y, nuevamente, comprometernos por completo con Aloy y su cruzada. Eso sí, al inicio el pretexto de la secuela no parece tener la misma fuerza que los eventos finales del juego anterior, lo que nos regresa un poco a la falta de contundencia que tenía la historia del juego original, pero después de unas cuantas horas y una que otra revelación, Forbidden West consigue presentar una trama interesante y una narrativa más elaborada.

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Tanto Aloy como el mundo que ha construido Guerrilla Games dejan ver la experiencia del estudio en relación al desarrollo del mundo abierto. Podrá parecer sencillo, pero tal y como nos ha enseñado Grand Theft Auto, la magia del sandbox está en hacer que los lugares que recorremos se sientan vivos, no solo con gente, sino con fauna y flora, y con una historia que nos permita conectar con la cotidianidad y la rutina de cada NPC. Dentro de Horizon encontramos respuesta a los mitos y creencias de las tribus y sus líderes, explicaciones contundentes al porqué ciertas bestias son consideradas dioses o cómo es que algunos artilugios se han convertido en poderosas fuentes de inspiración para una comunidad.

Guerrilla Games abre el mito de los antiguos a prácticamente todos los personajes que encontramos, cada uno con una perspectiva diferente sobre la forma de pensar y actuar de sus antepasados. Por ejemplo, una ciudad completa que rige su vida en honor a 10 soldados que lucharon contra las máquinas en el pasado; los Tenakth adoran a estos antiguos tras haber conocido su historia a través de los hologramas de un viejo museo. Estos detalles permiten una experiencia más empática con el mundo, y cuando el juego consigue establecer dicho compromiso, pocas cosas lograrán separarte del control. Este toque futurista apela a nuestro mundo real y lo conecta con las civilizaciones ficticias. Pero lo mejor es cuando algunas de esas lecciones nos pegan en la cara sin medir intensidad, como los pasajes sobre excéntricos millonarios que condenaron la Tierra y después se buscaron presentar como salvadores.

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Mientras que explorar el mundo nos conecta como jugadores con el escenario y sus NPC, para Aloy también hay cambios importantes que llegan a partir de este punto: compañeros que se van sumando a la misión de salvación que encabeza la guerrera. Estos personajes no son gráficos de apoyo que solo están ahí para señalar el camino o estorbar en una pelea, todos ellos son aliados que ayudan a crecer a la protagonista, incondicionales en su lucha y un refugio para los momentos más oscuros. Aunque pocos, estos personajes ayudan a cambiar la dinámica del primer juego, una apuesta que mejora la campaña, pero que también deja en evidencia que el estudio tiene mucho por aprender a la hora de contar una historia.

Casi todos los personajes que vamos conociendo a lo largo de la historia despliegan enormes líneas de diálogo que bien podrían haberse condensado en una bonita cinemática, pero que en vez de eso se presentan con entre 10 y 20 minutos de conversación alrededor de un tema que se exprime hasta quedar totalmente seco. Estas conversaciones dan contexto a la historia y nos permiten conocer detalles sobre las misiones, nuestros enemigos, aliados, lugares o tribus, y aunque en la mayoría de los casos se muestran como datos interesantes, el formato es cansado, con animaciones en un ciclo repetitivo y en ocasiones frenan en seco las ganas que tenemos de seguir jugando… o sea moviendo nosotros al personaje. Claro, siempre tenemos la opción de ignorar y seguir jugando, pero, repito, la mayoría de los casos exponen ideas que vale la pena conocer, sobre todo cuando ya te clavaste en el mundo.

Si bien la mayor parte del tiempo encontramos un mundo más elaborado y con una mejor historia, está claro que todavía hay mucho que mejorar por parte de Guerrilla para mantener el ritmo y el interés de los jugadores. Por otro lado, es grato encontrar un juego que rige muchas de sus dinámicas como una consecuencia de la historia, tanto en la presentación de las bestias robóticas, como en el desarrollo de sus civilizaciones y la forma en que debemos entrar en contacto con ellas. Horizon Forbidden West creció de forma considerable su mitología, y aunque se puede pulir la presentación, el concepto es sólido y entrañable… con una duración más que aceptable para los estándares actuales de la industria.

Hasta donde las luces tocan la tierra

De la misma forma en que Guerrila mejoró los elementos narrativos, el gameplay de Horizon Forbidden West también presenta cambios importantes. De entrada, el mundo abierto se percibe como algo más sustancioso e interesante, a pesar de perder el efecto sorpresa que generaba cada máquina que encontramos en la primera parte. Mientras que las actividades disponibles se ampliaron para no dejar que el jugador se mueva sin rumbo y siempre tenga algo que hacer. Si estás buscando un juego para una larga temporada, puede que Forbidden West tenga lo que necesites.

Ya entrados en lo que podemos controlar, es importante señalar que Horizon nunca nos deja sin pistas, pues sobre nosotros tenemos una brújula que nos indica el camino que debemos seguir, así como los puntos clave que tenemos cerca: campamentos, misiones secundarias, manadas de bestias o fogatas para guardar la partida. Al avanzar con un camino tan claro puede que las sorpresas disminuyan, pero de vez en cuando hay eventos aleatorios que nos invitan a ayudar a un grupo de cazadores o rescatar personas de su inminente muerte. Nada nuevo bajo el sol, pero si comenzamos a profundizar en las misiones secundarias podemos llegar a situaciones más complejas y emocionantes, como el nieto traidor de una vieja sabia o la interminable búsqueda de instrucciones para controlar bestias salvajes.

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Cada misión que tomemos se llevará, cuando menos, unos 20 o 30 minutos de nuestro tiempo. Entre conversaciones interminables, caminatas y peleas con bestias o salvajes, hay mucho que hacer, además tenemos un reto considerable que podría extender aún más la travesía. De vez en cuando es imposible negarse a una petición, ya sea por la conexión que tenemos con los personajes o por lo interesante que suena ir al otro lado del mapa a buscar una bestia que pocos han logrado derrotar. Justo como mencioné más arriba, la mitología del juego y los secretos alrededor de los antepasados de Aloy son suficientes para engancharse a descubrir cualquier cosa disponible, sobre todo cuando surgen a través de conversaciones que inician con un “cuando tengas tiempo ven y habla conmigo sobre algo importante”.

Puede que las misiones no reinventen los mundos abiertos, pero hay elementos suficientes para sacarles provecho. Por ejemplo, los combates con las bestias apelan a su dificultad para mostrarse como algo entretenido, mientras que los rescates o búsquedas del tesoro generalmente guardan secretos o curiosidades sobre los antiguos y sus costumbres, así como algunos pequeños acertijos para darle variedad. Acompañando a ambas ideas, tenemos una enorme cantidad de coleccionables y una gran cantidad de ramas en el árbol de habilidades para mejorar aspectos clave de Aloy como el uso de armas, combate cuerpo a cuerpo o la posibilidad de crear más rápido nuestras municiones en una pelea.

Mantenerse actualizado en temas de combate y armas es esencial para no ser tomados por sorpresa por las bestias que encontramos en la exploración y la historia, así que vale la pena revisar constantemente las posibilidades de mejorar armas y habilidades, e incluso el carcaj para llevar más flechas o la bolsa para nuestras pociones o plantas curativas. Si descuidamos alguno de estos elementos podríamos caer en una lucha imposible que nos obligará a regresar a un guardado anterior para llevar lo necesario. Incluso en la dificultad normal el juego exige bastante de nuestras habilidades.

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Teniendo en cuenta lo anterior, las mecánicas de combate juegan un papel clave en nuestra experiencia de juego. En Horizon tenemos dos rubros importantes: armas de larga distancia como ballestas, resorteras y el arco, y el combate cuerpo a cuerpo con nuestra lanza. Ambos rubros se pueden mejorar con el árbol de habilidades, pero también podemos apoyarnos del foco de Aloy, el aparato que usa en la sien para visualizar el mundo en Realidad Aumentada. Este pequeño dispositivo es indispensable para identificar las zonas vulnerables y las debilidades de nuestros enemigos, principalmente las bestias.

Antes de cada pelea es casi obligatorio analizar a la bestia, esto despliega un pequeño menú que, justo como Pokémon, nos muestra la debilidad del enemigo en cuestión… después de un rato te das cuenta que hay una especie de bujías que siempre son marcadas como puntos débiles, así como partes de las máquinas en extremidades que se desprenden con facilidad o pequeños recipientes de fuego o ácido que explotan. Sin embargo, si ves que el enemigo es débil al fuego puedes recurrir a usar flechas explosivas para causar un daño mayor y acabar más rápido con la pelea. Independientemente de la estrategia, lo interesante de estas secciones de juego es la dinámica del combate, donde hay que rodear la bestia y esquivar hasta explotar sus debilidades.

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Aloy debe ser rápida para moverse en el escenario, esquivar ataques y, sobre todo, crear la munición necesaria. A través de una rueda de selección, creada por nuestro foco, podemos elegir el arma, activar ataques especiales (desbloqueables en el árbol de habilidades), indicar el tipo de munición y hasta crear flechas por si nos quedamos sin nada en el carcaj. Podría leerse como demasiado, pero la forma en que todo se ejecuta es sencilla y no causa interrupciones al frenetismo de la batalla. Incluso con todo lo que puedes hacer, los combates siguen siendo complejos y con un grado de dificultad elevado.

Todo el tema del combate no cambia mucho respecto a la primera entrega, lo que cambian son las bestias disponibles y la forma en que podemos atacarlas. Sin importar que podamos ubicar sus debilidades, a través del foco o la experiencia, los escenarios y las bestias nos invitan a experimentar. Por ejemplo, si estamos cerca del agua podemos perder una gran parte del terreno y quedar indefensos o podemos luchar contra una bestia grande que se apoya de dos más pequeñas, así que debemos seleccionar bien a nuestra primera victima. Teniendo en cuenta que hay bestias voladoras, acuáticas y terrestres, las posibilidades aumentan, así como la dificultad y la estrategia.

Al luchar contra las tribus el combate puede ser más calmado, al punto en que podemos colocar trampas o ir directamente contra el enemigo acompañados únicamente por nuestra lanza. Aquí no hay un análisis del rival, pero nuestros ataques van develando los puntos débiles y podemos intensificar el ataque en dicha zona para una baja más rápida. Por otro lado, si al explorar andamos en una bestia y encontramos enemigos, humanos o animales, podemos atacar junto con nuestro compañero metálico y jugar con sus movimientos característicos, ya sean patadas de caballo o ataques más directos y dirigidos con la cola o la cabeza. Pelear mano a mano o en una bestia es divertido, pero pocos juegos tienen la gracia de Horizon con el arco y la flecha, así como la variedad de municiones y la sencillez en el uso de esta arma.

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Si avanzamos únicamente por la historia del juego nuestro nivel irá a la par, quizá un poco abajo, de lo que nos ofrecen las misiones, por lo tanto, vale la pena que de vez en cuando te pierdas por algunas regiones y explores un poco más allá de los lineamientos que marca la misión principal. De hecho, Aloy siempre nos invita a investigar puntos clave después de una misión secundaria, mientras que el menú del juego nos despliega una enorme variedad de misiones disponibles, marcando el lugar al que debemos llegar para no perdernos y enfocar nuestra atención. Por otro lado, si te tomas tu tiempo habrá momentos en los que explorar es más divertido, como cuando descubres un objeto para bucear sin que el aire se agote o cuando tienes la posibilidad de surcar los cielos con una montura. No es que el juego se haga más sencillo de inmediato, pero sí te puedes ahorrar mucha exploración a pie o en bestia, al mismo tiempo que se hacen más atractivos lugares que parecían imposibles.

Eso sí, por contenido nunca te vas a ver limitado. Sin importar las armas, habilidades y monturas, hay secretos que se toman su tiempo para ser desentrañados y bestias que hacen todo lo posible por destruir nuestras esperanzas de seguir invictos. También encontramos zonas especiales dentro del juego para luchar contra los nativos en desafíos de combate que nunca dejan de subir de nivel y la posibilidad de enfrentar a las bestias más temibles del juego sin ir de exploación. Todo esto con sus respectivas recompensas, lo que hace más interesante llegar a un nuevo punto de la historia, pero, casi nunca, más sencillo. Particularmente recomiendo conocer un poco más del último lugar o personaje que conocemos antes de seguir con la trama, tanto para subir de nivel, como para encontrar más personajes y misiones.

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Así como en la historia, Guerrilla Games tiene algunas cosas que pulir respecto a su mundo abierto, sobre todo en lo relacionado a la experiencia orgánica. Si hacen falta eventos que se sientan más naturales dentro del mundo y no como una desangelada llamada de atención para salvar a un par de exploradores. Tanto los menús, como la evolución de Aloy a través de habilidades y algunas tomas de decisiones presentan esporádicos tintes de RPG, pero el siguiente paso es llevar esas ideas a situaciones tipo Red Dead Redemption; usar el mundo para perfeccionar ideas que no han amarrado, y terminar de profundizar en el protagonista o en el mundo de forma más orgánica. Horizon Forbidden West puede mejorar y Guerrilla tiene el talento para una expansión agresiva en términos de mundo abierto.

¡VIVAN LAS VEGAS!

En 2017 Horizon: Zero Dawn casi me hace comprar un PS4 PRO, y en 2022 agradezco mucho haber hecho el gasto de mi pantalla 4K para poder disfrutar de la experiencia completa de Horizon Forbidden West. Los ya clásicos modo de Rendimiento y Calidad nos dejan jugar con las bondades de los 60 FPS y la definición en 4K, respectivamente, pero es el estilo de arte y la concepción de los escenarios, personajes y bestias lo que termina por encantar a nuestros ojos.

Más arriba mencioné que este juego perdía un poco la sorpresa de Zero Dawn, donde cada pequeña bestia nos robaba un poco el aliento, en especial cuando la veíamos por primera vez actuar como un animal normal, pero en un tamaño colosal y con un esqueleto robótico. Dentro de Forbidden West regresan muchas de las criaturas y siguen siendo asombrosas, pero el juego nos presenta bestias un poco más míticas, con una clara influencia de Jurassic Park y una extraordinaria combinación entre el ecosistema y la bestia, así como una gran base narrativa que le da profundidad a la criatura contra la que vamos a luchar.

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Ya sea que la bestia sea creada por una Inteligencia Artificial o que sea considerada el dios de una tribu, encontrar estos animales gigantescos y poderosos le suma puntos a todo la travesía. Repito, no es tan sorprendente como la primera vez, y después de un rato es claro que estas bestias fueron programadas para formar parte de la historia principal o las misiones secundarias, dejando el mundo abierto con criaturas menos imponentes, pero igual de peligrosas. Pero tranquilo, al final el combate es memorable y la recompensa es un hermoso grito interior de satisfacción por haber derrotado al monstruo en turno. Tanto en diseño como en gameplay, enfrentar bestias robóticas es toda una odisea a la que vale la pena dedicarle varias horas de nuestra vida.

Junto a las bestias, nuestros recorridos nos invitan a conocer ecosistemas increíbles que van desde agotadores desiertos a hermosas playas y ciudades bajo el agua llenas de luces y seducción. Recurriendo nuevamente al planteamiento narrativo, la sorpresa detrás de estas ciudades se consigue al empatar los mitos de la antigua civilización, con el temible paso del tiempo y la interpretación que los nuevos habitantes le han dado a lugares como Las Vegas o San Francisco. Adentrarse a estos biomas, encontrar sus secretos y disfrutar del paisaje constituye una grata parte de la experiencia final del juego, un viaje sin pausas que puede invitarnos a reflexionar sobre el fin del mundo, e intrigarnos sobre cómo se ven otras ciudades más allá de la costa oeste de Estados Unidos.

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Obviamente, lo anterior se combina perfecto con un diseño sonoro impecable. En compañía de un buen equipo de sonido o de los Pulse 3D, logramos adentrarnos en la ambientación con animales de fondo, el caudal de un río o el sonido de las bestias. Todo se escucha con una definición intachable, y un diseño extraordinario. Por momentos la tenue banda sonora se eleva para marcar la pauta de las acciones, pero generalmente es un sonido muy suave que solo ameniza un poco más el viaje. Y claro, el trabajo de voces en español latino e inglés cumple a la perfección con el enorme esfuerzo técnico y narrativo que deseaba Guerrila; aunque en ocasiones los soliloquios de Aloy se pierden y hay que recurrir a los subtítulos.

Generalmente a estas alturas ya mencioné qué onda con el uso del DualSense de PS5, pero (extrañamente) Forbidden West no recurre a explotar sus características. Si bien hay que meterle un poco de presión a la ballesta o de repente las cinemáticas nos ponen a vibrar las manos, son pocas las ocasiones en que se percibe el uso de los gatillos o la vibración desde el control, sin importar la amplia variedad de armas. No es una queja, pero es raro que Guerrilla Games lo haya dejado pasar, sobre todo cuando Ratchet & Clank, Uncharted y hasta Resident Evil Village lo habían impulsado de forma muy evidente. Definitivamente es una oportunidad desperdiciada para el arco… pero no es indispensable.

No estamos precisamente en quejas, pero hay algunos detalles que debo apuntar. La cámara puede jugarnos grandes problemas en lugares cerrados, colocándose detrás de estructuras o árboles, al punto en qué nos perdemos en combates. También podemos llegar a lugares que no deberíamos y nos quedamos atorados; en una ocasión regresé a un cuarto que ya había explorado y por cuestiones de la historia quedé atrapado y tuve que volver a cargar partida. La primera semana jugué con una versión que tenía extrañas animaciones en los ojos de los personajes, como que se iban para arriba en las conversaciones, y el cabello de Aloy se movía de forma extraña; eso último no se resolvió del todo, pero los ojos cambiaron tras un update. PlayStation lanzará un parche de día uno para estos y más problemas, como las pantallas de carga que salen de la nada con un flashazo negro, así que te recomiendo actualizar antes de iniciar la partida.

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Lo bueno
  • Aloy es una gran protagonista
  • Toda la idea de ciencia ficción detrás de la historia y el mundo de Horizon
  • Todas las máquinas que sirven como jefe de nivel o de misiones secundarias
  • Hay muchas sorpresas a la hora de explorar el mundo
  • Personajes de apoyo que importan y aportan al desarrollo de Aloy
  • Visuales increíbles y sonido impecable
  • Destrozar bestias con puro arco y flecha
  • Bucear y descubrir Las Vegas
Lo malo
  • Al inicio la historia se siente hueca y sin grandes ideas
  • Conversaciones eternas, pero importantes
  • La cámara en batallas, sobre todo al inicio
  • Que ya viene Zelda y le puede volver a robar el foco de atención
  • No hubo gatillos adaptativos para el arco
Veredicto

Horizon Forbidden West es el mejor juego de PlayStation 5 que podemos encontrar actualmente en el mercado. Una combinación extraordinaria de historia y gameplay que nos invita a disfrutar de un mundo lleno de secretos, surgido de la devastación, pero impulsado a través de la esperanza de un nuevo amanecer. A la cabeza de la experiencia nos encontramos con Aloy, una personaje entrañable, poderosa y con un futuro prometedor; si me lo preguntan, es la Samus de PlayStation. Todos los elementos que presenta Guerrilla Games se combinan para una aventura que puede durarte meses, y que vale por completo tu dinero.

A diferencia de muchos grandes juegos que llegan a las tiendas cada semana, Horizon Forbidden West emana una vibra de cariño bastante particular, sin que se sienta como esa aventura épica hecha por algoritmos o estudios de mercado… y si hay algo de eso, los desarrolladores lo disfrazan muy bien, pues se siente genuinamente encantador y emocionante. Sin duda, nuestro primer candidato a Juego del Año.

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