El pasado domingo 16 un asteroide desconocido pasó “rozando” la Tierra a una distancia de tan solo 2,950 kilómetros de la superficie de nuestro planeta. Fue el encuentro con una roca espacial más cercano que se ha registrado, y aunque pudo haber terminado en impacto, la gravedad de la Tierra terminó por desviar la trayectoria del asteroide, salvándonos a todos de una horrible y repentina muerte.
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De acuerdo con un comunicado de la NASA, el asteroide cambió su órbita en unos 45 grados una vez que se fue acercando a la órbita de nuestro planeta. “Es realmente genial ver un pequeño asteroide acercarse tanto, pues así podemos ver cómo la gravedad de la Tierra cambia dramáticamente la trayectoria del asteroide” comentó Paul Chodas, director del Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra (CNEOS) de la NASA.
Newly-discovered asteroid ZTF0DxQ passed less than 1/4 Earth diameter yesterday, making it the closest-known flyby that didn't hit our planet.@renerpho
Simulation: https://t.co/a81R100OwV
Higher-res GIF: https://t.co/4Wxn0YNpVb pic.twitter.com/SMtVRbjYOA— Tony Dunn (@tony873004) August 17, 2020
Estos pequeños cuerpos y asteroides son difíciles de detectar tanto por su tamaño como porque viajan a velocidades relativamente rápidas. De hecho el que pasó junto a nuestro planeta el pasado domingo fue detectado seis horas después de que pasaran junto a nosotros. Si se tratara de un cuerpo más grande hasta podríamos apreciarlo a simple vista, pues mientras más cerca de la atmósfera más brillante luce.
El asteroide, nombrado 2020 QG por la NASA, llegó y se fue como una sorpresa, y tan solo tuvimos noticia de él cuando ya se dirigía a otros tumbos del espacio sideral. El Observatorio Palomar en San Diego, Estados Unidos, dio noticia de él más de seis horas después de su acercamiento a la atmósfera terrestre.
El cuerpo pasó a una velocidad de 44,440 kilómetros por hora y se estima que medía entre 3 y 6 metros de diámetro, más o menos del tamaño de una lavadora o un pequeño refrigerador. Pero no hay de qué preocuparse, pues no representó ningún peligro para la vida en el planeta. Tan solo un cuerpo espacial de más de 150 metros de diámetro que se dirija al planeta y que se encuentre a 7,5 millones de kilómetros podría considerarse una amenaza.