Reseña: El diablo entre las piernas – Una película sugerente y por momentos repetitiva
El diablo entre las piernas sucede en una habitación con llave. Es una casa vieja ubicada en alguno de los barrios viejos pero trendy de la Ciudad de México. Las personas salen para encontrarse en otro espacio cerrado a penas unos pasos después. En solo cuatro habitaciones (las conté todas) sucede la mayor parte de la historia. En esas cuatro habitaciones se tocan temas sensibles y poco explorados en el cine. Lamentablemente un diálogo repetitivo hasta el cansancio y una trama que paraliza a los personajes desde el inicio no dejan que la película vaya a otra parte, hacen que se termine de inmediato.
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Cuatro habitaciones, cuatro personajes
Un viejo matrimonio con una sirvienta joven que ocupa el ambiguo papel de la hija que abandonó la casa, un esposo infiel que vive con la miedo de que su esposa se meta con otro, un matrimonio salido de otro siglo que ya no representa nada, que hoy no significa nada; todos esos elementos componen El diablo entre las piernas, pero no la agotan. Todo eso cabe en la casa vieja del matrimonio, pero no todo debería estar ahí.

(Imagen: Alebrije Cine y Video)
Los personajes van de un lado a otro contando pequeñas partes de su historia en momentos a veces acertados y a veces excesivamente melodramáticos. Algunos hilos son retomados a lo largo de la cinta y otros más se desvanecen entre los otros acontecimientos. Personajes como la sirvienta pudieron no haber estado en la película, o más bien, su presencia se siente tan ad hoc que a penas afectan la historia. Por lo menos este personaje trata de volver a la película hasta el final cuando define de una forma torpe y violenta el rumbo que tomarán los acontecimientos. Esto no solo es una forma boba de terminar la película, sino que rompe con todo lo que había tratado de ser hasta ese momento.
Las paredes escuchan
Todos se mueven de una habitación a otra y todas se parecen pero no son la misma. Van de un lugar a otro con una sintaxis específica que los años han esculpido. Las cosas se mueven en una ruta cuidadosamente planeada luego de un matrimonio de ¿cuatro, cinco décadas? Los pequeños artefactos que viven en los espacios cuidadosamente trazados hacen de la casa un gran santuario en el que ya nadie vive más que los recuerdos.

(Imagen: Alebrije Cine y Video)
La caracterización y la escenografía son tan buenas que los lugares siempre se sienten orgánicos. No es cualquier casa en cualquier parte de la ciudad, sino la casa en la que viven ellos. Tanto así que todo en ella ofrece una sensación casi táctil. Por otro lado está estancada en el tiempo. Es claro que esta atmósfera atemporal y opresiva es parte integral de la película. No solo las personas son incapaces de entenderse, sino que desconfían de los otros y de sí mismos. La sensación de que han pasado años de vivir de esa manera es palpable, aunque parece que no logra evolucionar en otra cosa.
Las mismas palabras por muchos años
Una de las cosas que menos me gustó de la película fue la manera en que se reiteraba paso tras paso. Decir que la historia nunca progresa sería una forma superficial de plantearlo, aunque esa sensación nunca se desvanece. Por momentos sucede algo que altera un poco el ritmo de la narrativa y después recae en la monotonía original.
A eso contribuye de la misma manera un diálogo por momentos brillante y por momentos demasiado artificial. Sin embargo en todo momento me sorprendieron las palabras salidas de otro tiempo y de otro lugar que los protagonistas no dejan de decir. Ese signo no solo recuerda que pertenecen a una determinada época y lugar, sino que les añaden una viva y extraña personalidad.

(Imagen: Alebrije Cine y Video)
En general me enfrenté a la sensación de que la película abusó de esas palabras. No sólo los insultos, sino la particular textura y articulación de los regionalismos. Creo que funciona perfectamente durante los dos primeros tercios de la cinta, pero después solo es relleno e incapacidad de concluir con este recurso de manera sólida. Por otro lado la repetición de ciertas líneas y gestos pudo haber funcionado mejor, pero se reiteran hasta el cansancio que terminan por vaciarse de todo significado. Además las repeticiones siempre apuntan al mismo sitio (al tedio de vivir así por varias décadas) y no hay variedad en la sensación que se trata de suscitar en el espectador.
A pesar de esto, el resto de las líneas tienen una buena cantidad de metáforas y recursos literarios que lo hacen muy disfrutable. Hay una que otra comparación un poco forzada o demasiado oportuna, pero nada demasiado grave.
Lo bueno
- Las actuaciones son impecables
- La banda sonora, tango principalmente, queda perfecto con la cinta
- Los escenarios se sienten orgánicos y vivos
Lo malo
- El diálogo se vuelve sumamente repetitivo hacia el final
- La trama puede ser algo moralizadora, sobre todo el final
- La narrativa es presentada de forma algo confusa
Veredicto
Fuera de lo reiterativa que se puede volver la película y fuera del torpe y moralizante final, todos los aspectos de la cinta están muy bien cuidados. Las actuaciones son impecables, la escenografía es extraordinaria aunque por momentos limitada, el diálogo sorprende cuando está en sus mejores momentos con imágenes y términos exóticos y vibrantes, y en general hay un buen trabajo y dedicación puestos en esta película.
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