En uno de los puntos álgidos de The Dark Knigth Returns, cuando Superman va a cazar a Batman por órdenes presidenciales, el hombre de acero recuerda el momento en el que todo su estilo de vida falló. Cuando los héroes se vieron obligados a portar correa y el gobierno la jalaba a voluntad.
“Fue a ti a quien usaron en nuestra contra Bruce, Eras tú quien jugaba duro, cuando empezó el barullo con la asociación de padres americanos, y el subcomité nos llamó para que compareciéramos. Tú fuiste el que rió, con esa risa que asusta, ‘Claro que somos criminales’ dijiste. ‘Siempre hemos sido criminales, tenemos que serlo”, se dice a si mismo Clark Kent para convencerse de lo correcto de su misión.
Lo cierto es que Batman tiene razón: es un criminal y necesita hacerlo para realizar su trabajo correctamente. Un hombre que hace justicia por encima de la ley, que no tiene códigos legales que le impidan ejercer su persecución al crimen y juzga bajo sus propios parámetros a los criminales. Batman es libre de ataduras externas a su propia moral.
Pero esto es una hipocresía, porque debajo de la máscara Batman es un esclavo del estatus quo, que defiende el orden y lo correcto en la sociedad y ataca a todo lo que atente contra él, incluso a la sociedad misma. Y para esta defensa dispone del arma más poderosa inventada por el hombre: El dinero.
Batman y la hipocresía
Es de sobra conocido el origen de Batman. Los padres del pequeño Bruce Wayne fueron asesinados frente a sus ojos por un criminal de poca monta que intentaba robar a sus progenitores en un callejón llamado “Callejón del crimen”. El trauma provocó en el joven Wayne el deseo de que nadie sufriera lo que él sufrió a manos del crimen y, apoyado por su tutor y mayordomo Alfred Pennyworth, un ex militar y médico inglés, se va a entrenar su cuerpo y mente con los mejores maestros del mundo, en los lugares más recónditos y exuberantes. A su regreso a Ciudad Gótica, el joven Bruce ya es un ninja, detective, científico, ingeniero y experto en arte secreta existente.
(DC Comics)
Para proteger el apellido y por ende su fortuna, Bruce Wayne esconde su identidad tras la máscara de un murciélago (como el Zorro) y protegido por ella sale a golpear brutalmente a los endebles criminales, con nula educación y pocas posibilidades económicas. El criminal arriesga mucho por poco dinero (la vida y la libertad, por ejemplo) y nunca quedan claros los motivos del por qué delinque y al lector tampoco le importa mucho, por eso la violencia ejercida en su contra fuera de los marcos legislativos queda aprobada. Batman, por el contrario, no arriesga mucho. Es educado, entrenado, tiene a su disposición un arsenal de la más alta tecnología y es un golpeador brutal, pues la máscara lo protege de la justicia que tiene que romper en harás del bien común. Sus millones de dólares lo protegen de cualquier efecto secundario que pudieran derivar de sus aventuras nocturnas.
“Batman es, posiblemente, el superhéroe famoso más de derecha que tenemos hoy. Su poder es ser rico e impartir justicia (…) Batman es la derecha, y pertenece a un establishment que no tiene ninguna intención de cambiar el modelo del sistema, ni de crear una sociedad más justa. Lo único que quiere es trincar a los malos”, dijo en una entrevista Julio Embid, autor de Con capa y antifaz.
Batman es un líder paramilitar cuya milicia está conformada por huérfanos que adopta y entrena para que sean sus soldados. Es evidente que sus compañeros “Robin” son, hasta cierto punto, objeto de abusos psicológicos graves por parte de Batman y su deseo de venganza eterna (como lo deja ver Frank Miller en All Star Batman & Robin). No es que Batman busque al asesino de sus padres, es que todo criminal es el ente que jaló el gatillo, así que todos deben pagar.
(DC Comics)
Batman sabe a la perfección que podría resolver más problemas invirtiendo sus millones en programas públicos que fomentando la violencia y comprando equipo paramilitar para combatir el crimen, así que, usando su fachada diurna, Bruce Wayne crea fundaciones que ayudan a los desposeídos, y ofrece ayuda psicológica a los criminales que Batman, su alter ego, combate. Esto lo hace tremendamente popular entre el pueblo, al cual combate cuando nadie lo ve.
Estamos hablando de un millonario sobre entrenado física, mental y filosóficamente, que de día se junta con la élite económica del mundo y por la noche se viste con un disfraz de Drácula para atemorizar el “corazón de los criminales”, a los cuales ajusticia a puñetazos, en los casos donde las autoridades oficiales no pueden o quieren hacerlo. Y en ocasiones involucra a un menor de edad.
Batman rehuye el compromiso sentimental, las novias de Bruce Wayne casi siempre son modelos acompañantes, pura fachada para seguir realizando sus actividades nocturnas. Lo que sí hay son muchos hijos adoptados, a los cuales pasea siempre causando sensación entre la alta alcurnia de su ciudad.
Una persona común y corriente en el universo en el que Batman habita, que sufra el mismo trauma infantil que sufrió Bruce Wayne, pero sin los recursos de éste ¿qué opciones tiene para superar el trauma y obtener justicia? Ninguna. Batman es Batman porque puede, porque su dinero se lo permite, porque nadie lo detiene ¿quién va a querer meterse con Batman? Claramente es una persona que, si no te deja invalido a golpes, te demanda y terminas en la cárcel. Sólo los locos se meterían con él. Esta es la razón por la que su galería de villanos se encuentra encerrada en el Asilo Arkham.
(DC Comics)
Es sabido que Batman no mata, pero es una mentira. En su concepción original, ideada por Kane y Finger, mataba y era súper violento contra los criminales.
En la enciclopedia original de los héroes del cómic, Michael Fleisher describe el primer año de historias de la Edad de oro de Batman como una “brutalidad brutal” en la que “fácilmente una veintena de criminales mueren de su mano”. Esto se debe a que su co-creador, Bob Kane, concebía la figura del héroe como alguien que no deja a sus enemigos vivos. Eran otras épocas, como dice la excusa más socorrida.
En aquella época, Batman andaba con una pistola, pero no es que la necesitara para hacer justicia, bastaba con que los arrojará en ácido, los desnucara con una patada por la espalda, los aventara a una espada ensartada en una puerta (por la espalda), disparara a sus enemigos con un rifle o una metralleta desde las sombras o incluso cosas peores. En una aventura Batman lazo a un hombre por el cuello desde su Bati-avion y lo llevó, ahorcado, durante varios kilómetros hasta que lo remata dejándolo caer desde las alturas.
Si era necesario, apoyaba al ejército en la guerra. Siempre apoyando a la derecha, Batman se dedicó durante un buen tiempo a matar comunistas y vampiros por igual. Aunque dejó de usar pistolas en algún punto, no dejó de matar. En su versión moderna también asesinó en varias ocasiones.
(DC Comics)
Él es la ley, por debajo de él nadie. Si Batman pudiera arrasaba con toda persona que no perteneciera a su idea de cómo debe ser la sociedad, un pobre caminando por los barrios ricos, un ser natural atentando contra la modernidad, un moreno exigiendo sus derechos laborales al patrón blanco, bien pueden ser víctimas de la venganza eterna de Batman. No hay razones del porque deberíamos pensar lo contrario. El millonario se justifica en su trauma para ejercer sus acciones, para oprimir a quien a su parecer deba ser oprimido, para matar a los que atenten contra las bases de la sociedad, para llevar a la guerra a los niños huérfanos, para usar su poder para espiar a sus competidores corporativos y sacarlos del mercado antes de que atenten contra la justicia.
Batman tiene todo el poder y lo ejerce a su antojo porque puede, y las leyes le importan poco o nada. Batman es un pinche facho adinerado y representa lo peor de la humanidad.
Muerte a los ricos. Muerte a Batman.
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