Reseña – Total War: Warhammer III, estrategia y acción casi en armonía
Total War: Warhammer 3 es uno de los juegos más anticipados de PC de estos primeros meses del año. Perteneciente al añejo nicho de los juegos de rol por turnos envuelto en un mundo de fantasía, esta tercera parte profundiza y explota las mecánicas del género, sin dejar por ello de prestar atención a sus mitos que lo vuelven tan memorable y adictivo. La parte técnica, por otra parte, ha quedado bastante a deber, aunque esta parece ser la norma hoy en día para nuestra mala suerte.
Mitologías y mecánicas
Total War: Warhammer 3 es una potente combinación de estrategia y construcción de mundo. Los dos polos en los que se desarrolla este ambicioso juego son la profundidad de sus mecánicas y una ambientación mitológica con un lujo de detalle exuberante.
Imagen: SEGA
El juego ofrece un excelente Prólogo que puedes pasar en tres o cuatro horas, y que te enseña lo necesario para echarte a andar en el juego. Es una gran herramienta para jugadores novatos en la serie, aunque si ya tienes experiencia en el género podría servirte para profundizar en los sistemas presentados. Además puede que no sea una gran idea saltártelo, pues incluye un interesante vistazo al contexto de la historia en que se desarrolla Warhammer 3 y en cierta medida todo el mundo de Warhammer. Si lo tuyo lo tuyo es conocer todos los detalles del lore, entonces tienes que jugarlo. Narrativamente tiene más carnita que la campaña, pues se desenvuelve con unas preciosas ilustraciones que muestran el viaje del legendario héroe Yuri en su jornada para encontrar al dios oso perdido: Ursun.
En tiempos inmemoriales…
El prólogo también tiene la bondad de mostrar el mundo de Warhammer tan épico como es posible. La historia arranca en medio de una tormenta de nieve en la que los guerreros del pueblo de Kislev se han adentrado con tal de llegar al despiadado norte que podría ocultar lo que buscan. Entre hombres caídos, escasas provisiones y el sentimiento de que Ursun te ha abandonado, no hay mucho que hacer. Pocos juegos que he tocado en los últimos tiempos han logrado fascinarme con sus mitos, y esta es una de las impresiones más fuertes que me dejó Warhammer 3. En el fondo es el viejo lugar común del viaje del héroe que ha sido trabajado hasta la náusea en el videojuego, pero Warhammer 3 es un ejemplo arquetípico, y por ello memorable.
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Además este capítulo introductorio es la oportunidad perfecta para adentrarte en las complejas mecánicas del juego. Aunque someramente, la diplomacia, la administración de las ciudades, el desarrollo de la técnica, casi todo recibe un pequeño tratamiento. Al menos lo suficiente para guiarte en el sofocante mundo de Warhammer Fantasy.
Elige tu camino
Una vez pasado el Prólogo tienes que escoger una clase para iniciar su campaña. Ahí es cuando todos los sistemas del título, tan numerosos como profundos, empiezan a interconectarse de maneras interesantes y a veces inesperadas. La diplomacia está años luz por encima de aquella ofrecida en Humankind, con más sutilezas y formas de negociar que resultan clave para no perecer en el intento. Conforme pasan los turnos, los reinos y las tribus van floreciendo mientras otras desaparecen. Tu propósito es no desaparecer tan pronto, pero no solo eso.
Cada ciertos turnos se siente el soplo de Ursun en tus tierras y se abren las Grietas que dan con el Reino del Caos. Luego de establecer un imperio firme tu otra misión será adentrarte en las profundidades de este oscuro reino por medio de las Grietas, mandando a tus más legendarios guerreros para recuperar al dios que ha sido encarcelado en aquellas profundidades.
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El juego se desarrolla entre mantener balance de tus asentamientos y adentrarte en el Reino del Caos. Cuidarte de las invasiones externas, hacer pactos con tus vecinos, comerciar con naciones lejanas… todo ello forma parte de la experiencia. Pero también luchar contra las oscuras fuerzas que aprisionan a Ursun. Total War: Warhammer 3 logra un gran balance entre estos dos extremos, exprimiendo su fórmula de juego al máximo.
Ejércitos del mundo
El combate de Warhammer 3 es un ejemplo de la cantidad de cosas que están sucediendo dentro del reducido espacio del juego. Sin duda es una de sus partes más trabajadas, esculpida sobre los lugares comunes de los RPGs de estrategia y renovadas cada cierto tiempo con la adición de unidades, guerreros y nuevas mecánicas.
El combate se desarrolla en tiempo real, aunque antes de iniciar una batalla tienes suficiente tiempo para acomodar tus unidades en el mapa. Casi todos los combates se desarrollan en un gran mapa en el que cada bando está en el extremo opuesto. Luego de un rato esta estructura deja ver lo trivial que resultan algunos combates, pero afortunadamente se ha incluido la opción de “autor resolución” para terminar la pelea rápidamente. Los que siempre resultan distintos y con sus pequeñas adiciones son las batallas importantes contra jefes o en momentos de la historia importantes.
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Sin embargo no me puedo quitar de encima la sensación de que a pesar de su aparente naturaleza estratégica, las batallas casi siempre las decide la fuerza bruta de tu ejército. El juego mide uno a uno la fuerza para decidir quién será el vencedor , por lo que las otras sutilezas del combate son eliminadas en favor de una experiencia más lineal y a veces plana. Con esa mentalidad es fácil saltarse el combate siempre que tengas un par de ejércitos poderosos, pues ya no parece haber mucha necesidad de pelear cuando un solo botón puede hacer todo.
¿Lento pero seguro?
Total War: Warhammer 3 se encuentra plagado de una de las maldiciones de los videojuegos en la era del internet: el de poder ser arreglado en cualquier momento, menos en su lanzamiento. El juego palidece frente a los problemas de rendimiento que impiden nuestro disfrute, y lamentablemente se encuentran igual de repartidos en todos lados: el combate, el traslado en el mapa, el cambio de turno, es casi imposible omitir el encuentro con una de estas dificultades.
Es probable que se deba a sus estrictas medidas antipiratería (es decir, el DRM), así que no importa mucho la configuración que adopte tu computadora. Aunque no se trata de un juego precisamente demandante en términos gráficos, mi pobre GTX 1660 S difícilmente alcanzaba los 60 fps en gráficos Altos, número que podía disminuir hasta 30 o 35 fps durante algunas escenas. Algo doloroso, la verdad.
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El combate puede tornarse difícil de transitar con este cúmulo de dificultades técnicas. A diferencia de la administración de tus Asentamientos en su lentitud estratégica, el combate tiene una mayor rapidez que se ve más afectada por los problemas de rendimiento.
Lo bueno
- Es un buen punto de partida para jugadores novatos
- Impecable construcción de mundo
- Así se hace un prólogo (y tutorial)
- Perfecto balance entre estrategia y acción
- Decenas de opciones de personalización
Lo malo
- Pésima optimización
- El combate se siente plano a veces
- Los gráficos no son espectaculares
Veredicto
Total War: Warhammer 3 es un ejemplo del potencial que encierran hoy en día los RPGs de estrategia en el espacio de los ordenadores personales. Con una impecable construcción de mundo en torno a sus mitos, el juego logra engancharte con su pulida jugabilidad, aunque quizá tengamos que esperar otro rato para que podamos jugarlo sin problemas externos a la experiencia.