Reseña: Pokémon Let’s Go Pikachu/Eevee — El pequeño remake que triunfó
Hagamos una reseña-retrospectiva-reflexión sobre los hace-rato-lanzados Pokémon Let’s Go Pikachu y Pokémon Let’s Go Eevee.
Poco antes de la liberación de su trailer debut, los leakers nos advirtieron: los siguientes títulos de Pokémon –y el debut de la franquicia obscenamente billonaria en la flagrante Nintendo Switch– serán divisivos. Y, oh, cómo han sido divisivos.

(Nintendo) Game Freaks después de los primeros lloriqueos de los fans.
Pokémon Let’s Go Pikachu y Let’s Go Eevee son remakes de Pokémon Yellow, pero técnicamente son un spin-off dentro de la 7ª Generación de juegos, pero que sólo incluye pokémon de la 1ª Generación (más variaciones regionales de Alola), bueno, además de un pokémon mítico recién revelado que seguramente pertenece a la 8ª Generación. Pero, a pesar de ser juegos de la 7ª Generación, excluyen muchas mecánicas (como habilidades, crianza u objetos equipables) que no existían en la 1ª Generación. En fin, ese chorizo de oración ejemplifica la rara identidad de estos juegos y por qué la anticipación de los fans fue tan polarizada (y el gusto de sosegar nuestro escepticismo y haber disfrutado como mocosos estos juegos).

(Nintendo) CUTE. AS. F***.
El eterno retorno de lo mismo
En tanto remakes, Pokémon Let’s Go Pikachu y Let’s go Eevee empiezan donde inició todo: Pueblo Paleta. Como en los primeros juegos, eres un o una púber a punto de echar el rol cual indigente, mientras sustraes flora y fauna (y flora-fauna) salvaje de su hábitat para usarlas en peleas de gallos institucionalizadas. Es decir, iniciarte como entrenador o entrenadora pokémon.
Es la misma estructura que conocemos y amamos-odiamos: captura, entrena, recorre la región por encargo de un investigador que te trata peor que a un becario, enfrenta a 8 líderes de gimnasio, desmantela al crimen organizado, priva de su libertad a semidioses en la Tierra, enfrenta al Alto Mando, y todo esto antes de la edad de la punzada.

(Nintendo) Como todo lo bueno en la vida, Pokémon inicia con niños peleando en laboratorios.
Es lo mismo y no. Regresar a Kanto tantos años después, en una bella e híbrida Nintendo Switch, con nuevos gráficos, nuevo estilo de arte, nuevas mecánicas, modelos de Pokémon en tamaño real y demás dulzuras modernas hacen de esta vieja aventura algo simultánea y gozosamente nuevo y nostálgico.

(Nintendo) Anda, échate esa lagrimita de nostalgia, te lo mereces, no le diremos a nadie.
Hay que atraparlos a todos
El primer y más polémico punto de escisión de los fans fue la nueva mecánica de encuentros con pokémon salvajes. Los encuentros aleatorios son cosa del pasado, pues ahora podemos ver a todos los pokémon en su hábitat natural. Aunque sus comportamientos no sean particularmente complejos (no lo son), su presencia en el mundo es una bocanada de aire fresco y de vida, además de una característica que, espero, exista y se expanda de ahora en adelante en la franquicia.

(Nintendo) Los pokémon rondan dentro y fuera de la hierba alta, y a Manuel el Oddish eso le relaja.
Sin embargo, a la hora de aproximarse a un pokémon salvaje, en vez de iniciar una clásica batalla para debilitar a golpes a la criatura hasta meterla en una pequeña esfera, tendremos que aventarle pokébolas en un mini juego similar a la captura en Pokémon Go. Esta mecánica tiene de dos sopas: en modo TV y sobremesa, se usa el giroscopio del Joy-Con (porque sólo uno es necesario para jugar) para emular el lanzamiento de una pokébola. En modo portátil, se puede apuntar girando toda la consola o usando los sticks y lanzar la pokébola apretando un botón, es decir, nada de andar aventando consolas.

(Nintendo) Si crees en ti mismo, no te verás ridículo, te verás buena onda y no soltero.
Personalmente, me gusta esta nueva mecánica; es lo suficientemente adictiva y además logra mantenerte al borde de tu asiento. Lanzar la pokébola tiene una curiosa curva de aprendizaje; no sólo en cuanto a la velocidad y dirección para lanzar la pokébola (que una vez dominada, es muy gratificante y te hace sentir como el genuino maestro pokémon que eres, ¡sí lo eres!), sino también en la administración de recursos (en este juego lanzarás y comprarás más pokébolas que en toda tu carrera pokémon).

(Nintendo) Entre privarlos de su estado de naturaleza y privarlos de su estado de naturaleza después de darles una golpiza, prefiero la primera.
Pokéball Plus
Y hablando de sentirse como un maestro pokémon, es imposible no hablar de la Pokéball Plus, la hermosa Pokéball Plus. Básicamente es un Joy-Con que sólo sirve para jugar Pokémon Let’s Go, sale en un ojo de la cara, también funciona como un Pokémon Go Plus y es la cosa más hermosa y bebé de luz que he comprado en mucho tiempo. Su tamaño, peso y textura la hacen sentir como un accesorio premium. Cuando lo saqué de su caja, me inundaron las alegrías del pequeño niño de 11 años que vive en mi corazón y que siempre soñó con vivir en el mundo pokémon y tener una pokébola real. Y aún como un adulto, fue más la alegría que la vergüenza, así que no me importa pasear con mi pokébola a la cintura, aún en ambientes laborales o velorios.

(Nintendo) ¿Acaso sabes tú, cómo limpiar tus bolas en el mundo Pokémon?
Como control es menos cómodo que un Joy-Con y tiene menos botones, pero ya que aprendes a relajar la mano y a presionar la palanca/botón A sin mover el cursor, es LA experiencia de juego y mi predilección. El segundo punto significativo de escisión de la comunidad fue la aparente –y efectiva, pero no tanto– simplificación de la saga. Cuando vimos que no se nos permitiría la entrada al primer gimnasio sin tener un pokémon de tipo planta o agua en nuestro equipo (además de que tu Pikachu o Eevee aprenden un ataque tipo pelea –súper efectivo contra el primer gimnasio– a nivel temprano), medio mundo enloqueció. Yo no enloquecí, pero sí me decepcioné un poco.

(Nintendo) No se estresen (tanto), el juego sólo te guía de la manita al principio.
Ignorando que cuando muchos empezamos a jugar Pokémon éramos tontos niños tontos (así, doble) y la programación no estaba particularmente bien debuggueada, ¿Pokémon era o ha sido un juego difícil?
Yo no termino de tener la respuesta, pero algo es seguro; como buen RPG, sabiendo las reglas del juego, le puedes restar dificultad, y sabiendo explotar el sistema, puedes romper el juego. O dicho de otra manera, la dificultad radica en descifrar esas reglas y optimizarlas. Después de tantos años, es complicado que un juego de Pokémon nos rete en este sentido. Así que, tenemos que preguntarnos por el balance de juego: Pokémon Let’s Go Pikachu/Eevee puede ser cruel como lo recordábamos o un paseo en el parque.

(Nintendo) Como buen juego de Pokémon, se pueden poner condiciones para hacerlo más difícil.
Aspectos que hacen de Let’s Go un juego fácil es que tu Pikachu o Eevee inicial tienen IV perfectos y fuerza, velocidad, defensa, etc. superiores a otros especímenes, y pueden aprender ataques muy poderosos de varios tipos. También la experiencia de batalla y de captura se reparte en todo tu equipo, sin poder apagar esta opción (aunque, siendo sinceros, esto no resta dificultad, sólo ahorra horas de entrenamiento mecánico y repetitivo). Además, abusar del sistema de esteroides caramelos que aumentan las estadísticas de tus pokémon o de las rachas de captura te pueden otorgar un equipo demasiado poderoso.
Por otro lado, a mí me tomó por sorpresa la, digámosle, “administración” de la experiencia de tus pokémon. Capturando sólo los pokémon que quieres, haciendo cambios habituales a tu equipo y, aun, peleando con todos los entrenadores que te topes, eventualmente te encontrarás bajo de nivel para los retos frente a ti (sobre todo si, como yo, su primera partida la jugaron a modo Nuzlocke).

(Nintendo) Para proteger al mundo de la devastación. Para unir a los pueblos dentro de nuestra nación. Para denunciar los males de la verdad y el amor. Para extender nuestro reino hasta las estrellas.
Además, los requisitos para ingresar a los gimnasios varían considerablemente. Varios piden tener un pokémon de mínimo cierto nivel, pero eso no garantiza que tengas los medios para derrotar al líder (*se acuerda del teniente Surge… le da escalofríos, un calambre en las tripas y se le ponen llorosos los ojos…).
Vale la pena mencionar brevemente la integración de los juegos con Pokémon Go, otro punto que los más puritanos de los puritanos odian porque “no es Pokémon de verdad”. Pero pueden estar tranquilos, la integración no es ni necesaria ni extensiva, pero es coqueta, y quienes jueguen ambos juegos la agradecerán. Ulteriormente, la existencia de Let’s Go es comprensible desde el punto de vista del mercado, y el producto final lo justifica; es un buen punto de entrada a la serie y un fresco paseo para los veteranos.

(Nintendo) Spoiler alert: ya no hay abuelitos sedientos de “café” bloqueando las calles.
Vivimos en un mundo pokémon
Quizá en el aspecto visual y de arte, el salto de Sun y Moon no sea tan drástico, pero algo es innegable: Pokémon se ve mejor que nunca. Ok, quizá no sea mucho decir, pues esta serie nunca ha destacado por sus gráficos, pero regresar a un Kanto con esa resolución y ese brillo da un no sé qué que qué se yo. Es comprensible que a muchos no les fascine el diseño de arte, pues parece un retroceso/regreso al estilo chibi después de los modelos humanos más proporcionados de Sun y Moon, pero eso no quita que sea una opción completamente ad hoc con la no-apocalíptica y ligera historia de Let’s Go.

(Nintendo) Realista, no, pero se ve muy bien en la TV y en la Switch.
Aunque las texturas tienen una cierta sensación “plasticosa”, el mundo da la impresión de ser lo suficientemente profundo y detallado como para garantizar un buen grado de inmersión. La 1ª Generación no es recordada por sus momentos dramáticos, pero el uso de momentos cinemáticos, que tu ávatar es un poco más expresivo que los entrenadores ojos-vacíos-viendo-al-abismo de Sun y Moon, y hasta la adición de una pequeña secuencia de sigilo protagonizada por tu compañero pokémon, le dan una vida necesaria y que se agradece a la aventura pokémon por excelencia.

(Nintendo) :O
Dos detalles me saltan mucho a la vista, uno para mal y otro para bien. Por un lado, que los modelos de los pokémon ahora existan tanto en el mundo como en batalla en sus proporciones reales es una cosa esplendorosa y me aventaré de una ventana si Game Freaks, en su habitual dar un paso adelante y otro atrás, no repite esto en los juegos futuros. Pokémon en una serie curiosa porque mezcla suficientes elementos coherentes como para creer que sí hay verosimilitud dentro de sus exageraciones y contradicciones. Reconocer que un Onix es una cosa colosal frente a un Caterpie bonito sirve para pintar a este mundo de manera más tangible, más creíble, más verosímil (en tanto respeta sus propias reglas internas).

(Nintendo) No importa el grado de fantasía; si un mundo no respeta su orden interno, destruye el pacto de ficción y la inmersión.
Por otro lado, un “detalle” que desde hace varias generaciones me está pesando es la velocidad y las animaciones de batalla. Aunque estos aspectos mejoraron ligeramente de Sun y Moon a Let’s Go, sigue siendo fastidioso la lentitud con la que turno por turno el juego nos dice con mensajes y animaciones desfasadas si un pokémon está envenenado, si le robaron la energía con drenadoras y es inevitablemente antiinmersivo ver a un Magikarp ser golpeado por un trueno, seguir saltando feliz de lo lindo para segundos después desvanecer y regresar a su pokébola, y sólo después de que el juego nos dijo con texto algo que ya sabíamos gracias a la barra de salud, algo que no tendría que decirnos con texto si vinculara exitosamente una animación con la otra. Curiosa, y tristemente, desde el primer Pokémon Stadium (para occidente) no he vuelto a ver un esfuerzo en tener animaciones, y por lo tanto, batallas fluidas en los juegos de Pokémon.
Fuera de eso, no hay mucho que criticarle al juego en su departamento visual, fuera de que en modo portátil algunas zonas altamente pobladas por pokémon, como el Bosque Verde/Viridian Forest, se pueden apreciar una baja en los frames.

(Nintendo) Y además tu “rival” es amistoso y buena onda…¡ABURRIDO!
Un PokéRap para mis oídos
Teniendo una formula ganadora, visuales brillantes y chorros de buenos recuerdos, lo único que falta para sepultar en dicha nuestra nostalgia es la música, y déjenme decirles que Game Freaks se ha lucido. Los arreglos de las piezas clásicas son un deleite y un ejemplo de arreglos hechos con amor y respeto no sólo a la obra original, sino a la emoción original.

(Nintendo) Apuesto a que puedes escuchar esta imagen (y es glorioso).
Por otro lado, quizá sentir que Kanto está más vivo que nunca no tiene tanto que ver con pokémon andando y corriendo en sus hábitats, sino con escucharlos. Ir caminando por una cueva, escuchar un rugido que no habías escuchado aún y correr para buscar de dónde vino y qué pokémon lo hizo, es un deleite emocionante que espero Game Freaks siga cultivando. Piensen en el Wanderlust que Breath of the Wild inspiraba en sus paisajes y horizontes, en la emoción de escuchar la maraquitas de los koroks y saber que tu exploración valió la pena; esta sensación de descubrimiento existe también en Let’s Go, aunque en un grado muy, muy, mucho menor (pero esperamos que Game Freaks siga explorando este sentimiento).

(Nintendo) El pokémon que te sigue puede encontrar objetos por ti.
Algo que no mencioné hablando de la Pokéball Plus, es que su centro se ilumina y emite sonidos. Esta función es mitad emocionante mitad estresante (pero en rico) cuando se lanza una pokébola y el accesorio vibra y suena según los intentos del pokémon para liberarse. De ser exitosa la captura, la Pokéball Plus brillará con el color principal del pokémon mientras emite su rugido. Aunque en principio pueda parecer una sosa distracción, el nivel de alerta y concentración que invocan el sentir y esperar la siguiente vibración y sonido es adictiva y excitante cuando exitosa.
Este uso de luces y vibraciones se usa también en la función de la PokéBall Plus para sacar un pokémon capturado de paseo en el mundo real (acción que da experiencia y caramelos a la hora de regresarlo al juego).

(Nintendo) Este Clefairy se llama Pepe, como nuestro redactor poeta de pizpiretos ojos.
Bañarse dos veces en el mismo río
En conclusión, aunque lo intentemos, uno no se puede bañar dos veces en el mismo río, y eso está bien. Pokémon es y no es lo que conocíamos. Cada nueva entrega es una paradoja, una contradicción entre el hastío de siempre lo mismo y el regreso a un lugar feliz, entre grandes progresos e inexplicables retrocesos, entre un metajuego vertiginosamente complejo y un juego pensado para niños pequeños.
Pokémon Let’s Go Pikachu y Let’s Go Eevee es una contradicción ejemplar, y una muy feliz. Pues a pesar del escepticismo, del hate, de las constantes críticas contra Junichi Masuda, el director del juego, una vez que se tiene el juego en las manos, una vez que escuchas esa música y esos gruñidos en el bosque, en las rutas y las cavernas, una vez que te das cuenta que ya tienes la mano entumida por lo fuerte que estás apretando tu PokéBall Plus cada que lanzas una pokébola, cada que le dices a tu compañero pokémon de cosas bonitas porque te está haciendo berrinche, te acuerdas por qué esta franquicia es tan exitosa, tan carismática y nos vacía la cartera cada que sale un nuevo juego.

(Nintendo) Este es un nuevo mundo, tururú tururu.
Lo bueno
- Regresar a lo básico nos recuerda por qué amamos la fórmula.
- Pokémon paseando en el mundo y contigo 4 ever <3
- Los arreglos son bellos y dignos de nuestros recuerdos.
- La nueva mecánica de captura funciona.
- Tu compañero Pikachu o Eevee están rechulos de bonitos.
Lo malo
- Rival amigable… ¡aburrido!
- Las animaciones y el ritmo de batalla siguen siendo perezosas y trabadas.
- Es demasiado fácil hacerlo un juego fácil.
- El post juego quizá sólo le interese a los más obsesivos-compulsivos.
Veredicto
¿Vale la pena jugar Pokémon Let’s Go Pikachu Let’s Go Eevee? Si tu único interés en Pokémon es la crianza y el metajuego, plausiblemente no. Pero si te gusta Pokémon por ser un RPG, una aventura de descubrimiento, crecimiento y apego con criaturas pateatraseros, entonces sí, sí, sí. Estos juegos son un pequeño y no pretencioso deleite, un recuerdo de por qué la carisma de esta franquicia nos tiene a niños y adultos queriendo más y más y un excelente pasatiempo en lo que la tan esperada 8ª Generación llega a nuestras portátiles Switch.

Pokémon Let’s Go Pikachu, Pokémon Let’s Go Eevee
Desarrollador: GAME FREAK Inc.
Distribuidor: Nintendo
Género: RPG, Aventura
Plataformas: Switch
Modos de juegos: Portátil, Sobremesa, T.V.
Guardado en la nube: Incompatible
Fecha de lanzamiento: 16 de noviembre de 2018
Precio: MX$1,399.00
Espacio en disco: 4.2 GB
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