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Reseña – La nave: una desenfadada comedia que nos habla sobre cáncer

| 10 de mayo de 2022
De la mano de Pablo Cruz Guerrero y Batán Silva, La nave se convierte en una cinta bastante intimista, capaz de conmover y divertir por igual.

Con un guion de Pablo Cruz Guerrero y dirigida por Batán Silva, La nave se ha instalado en las carteleras de los cines mexicanos para ofrecer al espectador una comedia intimista, tan noble como poco ambiciosa. Nosotros ya la vimos, por lo que a continuación te diremos cuáles fueron nuestras impresiones de esta cinta producida por Sin Sentido Films.

El interior de La nave

Lo cierto es que La nave es una película con una narrativa bastante lineal, sin recursos como analepsis o prolepsis que distraigan al espectador. Su historia comienza y termina con Mike: un joven de mediana edad que, tras haber sufrido un par de pérdidas bastante dolorosas, se ve inmerso en una crisis que lo ha paralizado a nivel emocional. Tampoco es que ayude mucho su rutina cotidiana, pues su vida transcurre entre un trabajo al que por lo visto detesta, y un enorme casón en el que no puede evitar sentirse invadido por la soledad.

Imagen: Sin Sentido Films

Conforme avanza la trama iremos conociendo a una serie de secundarios que lograrán con su presencia dotar de color a la gris existencia de Mike, y aunque el protagonista se aferra, de alguna manera, a alejar de su vida a estos vínculos, los enredos protagonizados por dichos personajes lograrán dejar una impresión en el espectador capaz de regalar aunque sea un par de sonrisas. A estas alturas vale la pena destacar la presencia del otro protagonista de La nave: Gerardo, un pequeño con cáncer terminal que terminará por ponerse en contacto con Mike para trastocar por completo su realidad.

A grandes rasgos, es agradable conocer a estos personajes y presenciar la manera en la que interactúan, sin embargo, las interpretaciones dejan al final qué desear, y es que aunque tanto Pablo Cruz Guerrero, como Rodrigo Murray y Maya Zapata son actores con mucha escuela (tan dueños de sí mismos como poseedores de grandes capacidades actorales), el ímpetu que estos y otros artistas llegan a imprimir en sus papeles se ve opacado por la inverosimilitud de las motivaciones de los personajes a los que dan vida.

Una comedia que no arriesga

Aunque La nave se presenta como una comedia bastante desenfadada, lo cierto es que no siempre destaca por su humor. Creo que este es un problema esencialmente de guion: las situaciones y los diálogos, por muy bien que sean tratados e interpretados en pantalla, no alcanzan a desplegar todo su potencial porque no fueron enteramente definidos desde un principio. Esto se deja sentir sobre todo con el personaje de Pablo Cruz, quien a pesar de ser muy buen actor, en esta cinta no es capaz de enganchar emocionalmente a su espectador debido a que su personaje no se siente real.

Imagen: Sin Sentido Films

Por otro lado, aunque considero bellísimas muchas de las secuencias de esta película debido a los paisajes que presenta (Pátzcuaro pocas veces se ha visto tan bello en pantalla), en ocasiones pude llegar a sentir estas escenas más como comerciales de turismo en Michoacán, lo que evidentemente las vuelve forzadas.

Finalmente, encuentro artificiosa la emotividad que maneja La nave: no sentí mucha empatía por la situación del Gerardo que me presentaron en la película (sí, su situación es penosa, pero la ficción no es para nada inspiradora), y ciertamente no me reí de muchos de los gags que pude presenciar en pantalla. Pero no puedo negar que me lo pasé bien, y es que tengo que admitir que ver esta película fue para mí una actividad de poco más de hora y media en la que, frente a la pantalla, dejé de preocuparme por los eventos de la realidad exterior.

Imagen: Sin Sentido Films

Lo bueno
  • Posee mensaje bastante esperanzador.
  • Los paisajes que muestra son bellísimos.
  • Está inspirada en una historia real.
Lo malo
  • Personajes que necesitan una mayor definición.
  • Un humor que no arriesga.
  • Un soundtrack bastante olvidable.
Veredicto

La película nos recuerda que somos capaces de convertirnos en las decisiones que tomamos. Aunque la naturaleza sea ingobernable, pues lo que vive solo puede morir y no hay manera de trastocar esta regla, La nave nos recuerda que podemos afrontar la misma muerte con esperanza y valentía. Es un crimen que un niño tan pequeño sea arrebatado de la existencia por una enfermedad, pero más terrible es que este pequeño humano se despida de la vida sin antes haberse dado la oportunidad de sonreír dichoso por haber vivido un momento aquí. En conclusión, La nave es una comedia hecha con el corazón: no será precisamente ambiciosa, pero puede hacerle pasar un muy buen rato al espectador.

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