Los emotivos discursos de Guillermo del Toro en los Oscar

La ceremonia número 90 de los Oscar estuvo llena de momentos memorables, pero sin duda lo más impresionante fue ver a Guillermo del Toro ganar la estatuilla a Mejor Director y que The Shape of Water conquistara Hollywood ganando en la categoría de Mejor Película.

Si bien no se trata de una película netamente mexicana, su director sí lo es y las dos veces que Del Toro se paró en el escenario nos conmovió apelando al poder de la magia del cine.

La primera vez que tomó el micrófono, el director mexicano habló de lo que es vivi como inmigrante y nos recordó que el cine sirve para borrar fronteras:

“Soy un inmigrante, como Alfonso y Alejandro: mis compadres. Como Gael, Salma, y como mucho de ustedes. (…) Porque creo que lo mejor que hace nuestro arte y nuestra industria es ayudar a borrar las líneas en la arena, debemos seguir haciéndolo cuando el mundo intente hacerlas más profundas”.

El camino de Guillermo del Toro ha sido largo y virtuoso. The Shape of Water significa de alguna forma una suma con lo mejor del peculiar estilo del mexicano, que utiliza la fantasía para tocar temas temas profundos y desgarradores de los individuos, la historia y la sociedad.

The Shape of Water es un homenaje al amor en sus más extrañas y entrañables presentaciones. Por eso resulta igualmente conmovedoras sus palabras al recibir la estatuilla a Mejor Película, donde apeló a su infancia y las posibilidades que el cine fantástico le puede deparar a todos los jóvenes cineastas que piensan que llegar tan alto es imposible:

“Quiero dedicar esto a cada joven cineasta, a los jóvenes que nos muestran cómo se hacen las cosas. En todos los países del mundo. Yo era un niño enamorado de las películas, creciendo en México, pensé que esto nunca podría pasar. Pero sí pasa. Y quiero decirles que todos los que sueñan con usar la fantasía para contar historias sobre las cosas que son reales en el mundo de hoy, pueden hacerlo. Esta es la puerta, patéenla y entren”.

El director de películas geniales como El Laberinto del Fauno, Cronos o el Espinazo del Diablo es un ejemplo a seguir para todos aquellos que consideran que siempre existe una forma diferente de contar las cosas.