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El meteorito no vino solo: la actividad volcánica ayudó a la extinción de los dinosaurios

Un nuevo estudio científico revela que el impacto ocurrido en Yucatán no acabó por sí solo con los ancestrales reptiles. Desde que en 1980 el geólogo Walter Álvarez descubrió el...

Un nuevo estudio científico revela que el impacto ocurrido en Yucatán no acabó por sí solo con los ancestrales reptiles.

Desde que en 1980 el geólogo Walter Álvarez descubrió el cráter de un gran meteorito en la península de Yucatán, se ha tomado por cierta la teoría de que el impacto provocado por la enorme roca espacial provocó la extinción masiva de los dinosaurios.

Sin embargo, un nuevo estudio señala que el meteorito por sí mismo no fue el culpable absoluto del fin de los grandes reptiles. Paul Renne, responsable de la investigación y geólogos de la Universidad de Berkeley, sostienen que el impacto del asteroide, ocurrido hace aproximadamente 66 millones de años, modificó abruptamente la actividad volcánica de la Tierra.

Después de el choque del objeto espacial, las erupciones volcánicas se volvieron más potentes, las cámaras de magma se hicieron más grandes y, a pesar de que  necesitaban más tiempo para llenarse, cuando explotaban lo hacían de manera más violenta.

Según los investigadores, los dinosaurios habrían podido sobrevivir a las consecuencias del impacto del meteorito si no se hubieran activado masivamente los volcanes. Los dos factores combinados volvieron imposible de los grandes saurios y explicaría la extinción masiva de estos animales.

“Basándonos en nuestra datación de la actividad volcánica, podemos estar bastante seguros de que ambos [el meteorito y las erupciones] provocaron la extinción masiva de los dinosaurios. Es casi imposible atribuir los efectos atmosféricos a uno u otro hecho. Ambos sucedieron al mismo tiempo”, asegura Paul Renne.

Tanto el meteorito como la actividad de los volcanes habrían cubierto el planeta con vapores tóxicos y sustancias nocivas que cambiaron drásticamente el clima e hicieron que muchas especies desaparecieran. Además, la intensa actividad volcánica desatada hizo que, después de la catástrofe, fueran necesarios más de medio millón de años para que volviera a existir una biodiversidad parecida a la que había antes de la extinción.

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