Aunque sabemos que al menos desde el Renacimiento ya se solía pintar sobre pinturas propias o ajenas, la idea de over-painting va un poco más allá. Muchas veces usa el humor o la ironía para plantear problemas filosóficos o estéticos sobre obras ya consagradas.
Pintar sobre pintado no es exactamente un movimiento gráfico. Más bien podríamos decir que es una técnica usada con diferentes motivos y que se ha potenciado con el uso de herramientas digitales. Aunque es común que el over-painting tenga rasgos humorísticos, no siempre es así; y hay tanto trabajos dedicados únicamente a ser disruptivos, como otros que plantean miradas novedosas sobre lo que se considera artístico.
Como sea, el resultado de esto es variable y muchas veces apasionante. Muchos preferirían guardar las pinturas clásicas y hacerlas intocables, mientras que otros están convencidos de que la tradición puede resignificarse y convertirse en algo más.